Cuba irrumpe con fuerza en la vida política española. La derecha ha visto en la crisis cubana la oportunidad perfecta para explotar las diferencias que sobre este asunto existen en el seno del Ejecutivo de Pedro Sánchez. De ahí, que lleve horas exigiendo a Moncloa que condene de manera «rotunda» la represión y rompa «con los dictadores». Pero lo que plantea no es tan sencillo. España lleva manteniendo relaciones diplomáticas ininterrumpidas con el país caribeño desde 1902. Ningún Gobierno, hasta el momento, se ha atrevido a cortar con la isla. Ni a derecha ni a izquierda. Cuba es también una fuente de ingresos. Cada vez más empresas españolas hacen negocio en o con la isla. Con más de 900 millones de euros, España es el tercer principal exportador a suelo cubano. Y sus compañías lideran la inversión extranjera en el sector turístico.