
El reciente ataque suicida del Tehreek-e Taliban-Pakistani, o TTP, contra una mezquita en el interior de la base policial de la ciudad de Peshawar, además de dejar un centenar de muertos y cerca de 250 heridos (Ver: Pakistán, bajo fuego), ha sacudido la estructura de establishment de la nación centroasiática, el mismo que en abril derrocó al Primer Ministro, Imran Khan, ha quedado cara a cara con el Golem que al mejor estilo del rabino Loew han “inventado” y que hace tiempo escapó de su control.