
La historia de la reducción de la jornada laboral viene de muy lejos y quizá tiene su hito más importante en el establecimiento de la de ocho horas diarias. Lo quizá poco sabido es que este máximo tiene su origen en la Edad Media, o que se impuso en 1583 por el rey Felipe II a los trabajadores que construían El Escorial y después a los indígenas americanos, por las Leyes de Indias de Carlos II.