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¿Créditos de Carbono para quién?

Fuentes: Revista Dialogos Del Sur

Cuando tratamos sobre medio ambiente no podemos tratar de ese derecho fundamental como si fuera un producto negociado con base en contratos y reglas determinados entre puertas cerradas. Por el contrario, tales negociaciones deben ocurrir con el colectivo de la sociedad. Si la sociedad no adhiere, no hay proyecto socio-ambiental que se pueda concretar. Analizar […]

Cuando tratamos sobre medio ambiente no podemos tratar de ese derecho fundamental como si fuera un producto negociado con base en contratos y reglas determinados entre puertas cerradas. Por el contrario, tales negociaciones deben ocurrir con el colectivo de la sociedad. Si la sociedad no adhiere, no hay proyecto socio-ambiental que se pueda concretar. Analizar el diseño mercadológico y criticar acuerdos internacionales en su estructura operacional, de la ejecución financiera, no significa condenar las luchas del movimiento ambientalista y de los derechos humanos al fracaso, sino apuntar sus posibles fallas. Pocos son los que pueden criticar ese mecanismo porque, en general, quien conoce ingeniería de proyectos no conoce el mercado financiero, y quien conoce el mercado financiero, siquiera sabe aún qué es gestión ambiental. Para construir una economía socio-ambiental, respetándose las diferencias culturales, multirraciales y religiosas, es necesario una nueva consciencia para un nuevo modelo económico para América Latino-Caribeña que tenga como base el trípode educación, información y comunicación.

«No basta enseñar al ser humano una especialidad, porque se tornará así una máquina utilizable y no una personalidad. Es necesario que adquiera un sentimiento, un sentido práctico de lo que vale la pena ser emprendido, de lo que es bello, de lo que es moralmente correcto».

Albert Einstein

Tratando directamente con las grandes especulaciones internacionales y conociendo ese juego en que tanto se gana como se pierde en millones en un mismo día, pasamos a estudiar la relación directa entre las guerras y el mercado financiero: observe que a cada vez que las cotizaciones del oro, petróleo y moneda oscilan bruscamente, estalla una guerra en algún lugar. Cuando algunos pocos están ganando mucho dinero de un lado, proporcionalmente del otro están muriendo a los cientos de miles. Son cuestiones que envuelven el ambiente político-económico y el desarrollo sustentable. Por lo tanto, sustentabilidad representa nuevos desafíos, entre los cuales el de hacer valer la ética en las macro-relaciones económicas, factor determinante entre guerra y paz.

«¡En largo plazo estaremos todos muertos!»- esta frase de Keynes se ha tornado un mantra entre los operadores de commodities y derivativos (derivado de activos) en los mercados de capitales.

Durante años hemos entrenado a jóvenes para que sus negocios fuesen rápidos, con resultados de cortísimo plazo, ya que, en largo plazo estaremos todos muertos. Ahora proyecto esa frase en el imaginario de esosbrokers para operaciones que necesitan 30, 40 hasta mismo 200 años, puesto que para mitigar (reducir la contaminación) no puede ocurrir de la noche para el día.

Medio ambiente tiene otra lógica. AL final, se necesita preservar para las presente y principalmente para las futuras generaciones. Con todo, esa lógica no bate con la matemática de un sistema que concertó comprar en la mañana y vender por la tarde. Todo es muy rápido. Y el mundo de las finanzas gira billones sin siquiera tener tiempo de compensar los cheques.

Ocurre que «sustentabilidad» tiene infinitas variables que van, desde los cambios climáticos hasta los intereses políticos y financieros para cambio de energías, matrices fabriles y criterios de estandarización (certificación, clasificación, logística, entre otros) de productos agropecuarios e industriales. Transformaciones de posturas y comportamientos de parte de la sociedad que envuelve un profundo debate sobre producción y consumo proactivo, conciencia ecológica y social, que aliados a la discusión en políticas públicas exigen reformas tributarias y fiscales considerables, así como una rigurosa reglamentación del sistema financiero que se adapte a todas esas condiciones.

En la América Latino-Caribeña se encuentra la mayor biodiversidad del planeta. Todavía hay agua abundante y tierras fértiles que en otros continentes ya no hay. Con todo, las mismas preocupaciones que los árabes tienen con las guerras en el Medio Oriente, podrán ser las nuestras, justamente por cuenta de la escasez de agua.

En Cochabamba hubo convulsión social por causa del agua. En Uruguay fue necesaria una reforma legislativa para que el agua volviese a las manos del gobierno y de la sociedad, pues había sido privatizada. En Espírito Santo, Brasil, fue registrado uno de los primeros casos de muerte en disputa por agua. Bueno, el agua es un recurso natural de uso público llamado bien difuso; pertenece, pues, a todos y a la nación. La iniciativa privada no puede simplemente cerca una cuenca hidrográfica y creerse dueño de ella. Antes de todo, se debe proveer el agua suficiente para la población, para los seres vivos y para garantizar la seguridad alimentaria (agricultura). Solamente el excedente podría ser comercializado, en hipótesis, si garantida la seguridad hídrica.

Otro problema a enfrentar es el de la cultura de servidumbre al sistema financiero internacional, esa aceptación pasiva de una sumisión que nos tornó siempre víctimas de la usura del capital, que solo hace por fomentar la corrupción endémica que cunde entre nosotros.

No se resume, por lo tanto, en el interés financiero de algunos inversores por aplicar sus recursos en un instrumento económico que les dé compensación, como por ejemplo, la emisión de dióxido de carbono en la atmósfera con la compra y venta de créditos (emission trading). Pasa por una amplia adaptación del conocimiento e información disponibilizada para que todos puedan acompañar esas alteraciones económico-financieras. Hay que comprender que lo que se desea eliminar -los gases del efecto invernadero- no puede generar un mercado exponencial que se competitivo para estimular la producción de más contaminación.

Analizar el diseño mercadológico y criticar acuerdos internacionales, como el Mecanismo de Desarrollo Limpio(2) en su estructura operacional, el de la ejecución financiera, no significa condenar el Protocolo de Kioto (3) al fracaso, sino apuntar sus posibles fallas. Pocos son los que pueden criticar ese mecanismo porque, en general, quien conoce ingeniería de proyectos no conoce el mercado financiero, y quien conoce el mercado financiero, siquiera sabe aún qué es gestión ambiental.

Cuando tratamos con el medio ambiente no se puede tratar de ese derecho fundamental como su fuera un producto empresarial, una mercancía, negociado con base en contratos y reglas determinadas a puertas cerradas en reuniones entre pares. Por el contrario, tales negociaciones deben ocurrir con el colectivo de la sociedad. Si la sociedad no adherir, no hay proyecto socio-ambiental que se pueda concretar.

Cuando se exporta soya, se vende también el suelo, agua, energía, biodiversidad, sangre y sudor de los que producen y sufren con el sol inclemente de las plantaciones. El estudio de la ONG WWF(4) demuestra a Brasil como líder en el ranking de los países importadores de «agua virtual»(5) agrícola: exporta 91 mil millones de metros cúbicos a cada años, pero importa 199 mil millones. El saldo es una importación líquida anual de 108 mil millones. Por otro lado, el WWF afirma que Brasil gasta 5,7 mil millones de metros cúbicos anuales de agua en la producción de mercancías que son consumidas en Alemania, principalmente café, soya y carne. Esa condición no es considerada como un dato formal en los criterios de normalización para la compra y venta de commodity. Ejemplificando, cada tonelada de soya vendida implica la utilización de dos mil toneladas de agua.

La rica diversidad de nuestros varios ecosistemas es el lastró de un nuevo modelo económico para América Latina y el Caribe. Para eso, es necesario actuar junto a las bases, con personas que no tienen acceso a la Internet, que no reciben fácil información, puesto que viven en áreas apartadas o en sitios en que hay exclusión social. Nuestro trabajo consiste en concienciar esas poblaciones para que no sean presas ingenuas en las manos de los especuladores, que las llevan a firmar contratos absurdos de modo a mejor explorar sus riquezas y materias primas.

¿Crímenes o créditos ambientales?

El mecanismo de compensación fundamentado en el principio contaminador-pagador, rediscutido en la 15ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas – Copenhague 2009 (COP15)(6), conocido por la sigla REDD (7), establecería, a principio, la reglamentación de un mercado para los créditos relativos a la preservación y recuperación forestal, ya que las matas absorben gases del efecto invernadero cuando están vivas, y liberan carbono cuando tumbadas. La COOP-15 no logró llegar a un acuerdo sobre las metas de emisiones, resultando apenas en una polémica «Carta de Intenciones»(8) que delineó la formación de un fondo de US$ 100 mil millones propuesto por EUA, para ser hecho con recursos públicos y privados, repercutiendo la posición de los países desarrollados de que esos mecanismos de mercado deben ser considerados en el financiamiento de las metas que sean establecidas. Este es uno de los puntos de divergencia con los países en desarrollo que no quieren una parcela significativa de los recursos del mercado que, por naturaleza, es volátil e inestable, como lo evidenció la última crisis financiera (9).

Según el agente de la Interpol, Peter Younger en declaraciones a la Reuters, durante la 13ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas – Bali 2007 (COP-13), las posibles fraudes incluirían la reivindicación de créditos por forestas inexistentes o desprotegidas.

Si usted va a comercializar cualquier commodity en el mercado abierto, está creando una situación de lucro y perdida. Habrá un comercio fraudulento de créditos de carbono. En el futuro, si usted está administrando una fábrica y necesita desesperadamente de créditos para compensar sus emisiones, habrá alguien que podrá hacer que eso ocurra para usted. Absolutamente, el crimen organizado estará involucrado… Comienza con el soborno e intimidación de autoridades que puedan impedir el negocio. Ahí, si hay nativos envueltos, hay amenazas y violencia contra esas personas. Hay documentos forjados. (Peter Younger, experto en crímenes ambientales de la Interpol – Policía Internacional).

Una periodista de la Associated Press de Australia, viajó por el interior de Papúa Nueva Guinea y descubrió que más de 500 campesinos compraron certificados falsos con la promesa de gran retorno financiero. Otros fueron convencidos vender sus derechos de explotación de créditos de carbono forestal.

Los escándalos en torno de la REDD en el país tuvieron inicio cuando el sobrino del premier Michael Somare fue acusado de forzar pequeños propietarios a vender sus derechos sobre los bosques.

Una investigación del Financial Times en 2007 reveló grandes fallas en estos mecanismos, denunciando que las organizaciones pagaban por reducciones de emisiones que no acontecían. Mientras tanto, otros obtenían grandes lucros con el comercio de carbono de forma sospechosa. El Financial Times encontró:

  • Muchos casos de personas y organizaciones comprando créditos sin valor que no producen ninguna reducción de emisiones de carbono;
  • Industrias lucrando a pesar de hacer muy poco – o ganando créditos de carbono con base en ganancia por eficiencia con los que ya se beneficiaron sustancialmente;
  • Corredores suministrando servicios de valor cuestionable o sin valor;
  • Una escasez de auditoria, lo que dificulta para los compradores evaluar el verdadero valor de los créditos de carbono;
  • Empresas e individuos que arcan con el gasto de la compra privada de permisos de carbono de la Unión Europea, que despeñaron de valor porque no resultó en reducción de emisiones.

Agentes aduaneros arrestaron a nueve personas en la región de Londres bajo sospecha de un fraude de varios millones de dólares en el comercio de autorizaciones para emisión de carbono. El fraude carrusel, también conocido como el esquema del corredor desaparecido, explotaba el comercio, exento de algunos impuestos, entre países. Estafadores importaban bienes exentos y los vendían con el impuesto embutido en el precio a otra empresa que, entonces, los reexportaba. En vez de repasar el impuesto al gobierno, los vendedores metían en el bolsillo el valor y desaparecían.

Las prisiones confirmaron los temores de que los estafadores -operando en los pregones de Europa y en las forestas tropicales- eran atraídos para un mercado que ya movía más de US$ 100 mil millones.

Cuando la Unión Europea (UE) lanzó el esquema de comercio de emisiones para combatir los cambios climáticos, el bloque seguramente no consideró la hipótesis de que podría eventualmente suministrar un incentivo para contaminar. Un exceso de permisiones (créditos de carbono) ha sido hecho y los bajos precios han derrotado el propósito original del esquema. El resultado fue el crecimiento de las importaciones de carbón para Europa, con Inglaterra llegando a importar volúmenes récord en 2007.

El precio era mucho más barato para las plantas quemar carbón y comprar las permisiones para contaminar, de que comprar combustible más limpio como el gas natural. Estimase que una planta podría comprar carbón a E$ 10 por megawatt/hora más barato que el gas. Pero el mecanismo fue desarrollado para incentivar a las grandes industrias y plantas de energía a sustituir sus fuentes de energía altamente contaminadoras como el carbón por combustibles más limpios, como el gas.

Para la geógrafa italiana Teresa Isenburg, profesora del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad de Milán, que hace décadas estudia las relaciones internacionales que envuelven el medio ambiente, el Protocolo de Kyoto ha sido inocuo para detener el calentamiento global. Teresa afirma que el documento firmado en 1997 en la ciudad japonesa atendió solamente a los intereses del mercado financiero, lo que se puede dar cuenta en la Unión Europea, donde los impactos del tratado más se debería sentir.

Hay que comprender que sin un debate abierto y participación de la sociedad para que ocurran decisiones democráticamente «sustentables» no es posible construir alternativas a la economía de mercado y nuevos modelos de gestión financiera.

Cuando llegamos a las comunidades y mostramos al individuo común, con el sentido de mejor orientarlo, poco a poco se inhibe la acción predadora de los grandes especuladores, oportunistas y estafadores. La única forma de cambiar ese modelo económico deteriorado y diseminado por el mundo es con movilización. Pero para eso se necesita una nueva conciencia que tenga como base el trípode educación, información y comunicación. Se necesita tornarla aún más didáctica para que la sociedad pueda pensar mejor esos hechos.

Para acabar con la autofagia financiera, con la degradación ambiental e injusticias sociales se necesita llevar a los ciudadanos comunes orientación transparente e exenta, par que cada cual sepa defenderse y decidir por los caminos verdaderamente sustentables.

Notas:

    1. Publicado anteriormente en la revista ESPM
    2. Créditos de Carbono son Certificados de Reducción de Emisiones (CERs) que autorizan el derecho de contaminar. El principio es simples. Las agencias de protección ambiental reglamentadoras emiten certificados autorizando emisiones de toneladas de dióxido de azufre, monóxido de carbono y otros gases contaminantes. Inicialmente se selecciona industrias que más contaminan en el país y, partir de ahí se establece metas para reducción de las emisiones. Las empresas reciben bonos negociables en la proporción de sus responsabilidades. Cada bono, cotizado en dólares o euros, equivale a una tonelada de contaminantes. Quien no cumple las metas de reducción progresiva establecida por ley, debe comprar certificados de las empresas más bien sucedidas.
    3. Protocolo de un tratado internacional con compromisos más rígidos para la reducción de la emisión de los gases que agravan el efecto invernadero, considerados, de acuerdo con la mayoría de las investigaciones científicas, como causa antropogénica del calentamiento global. Discutido y negociado en Kioto en Japón en 1997, fue abierto para suscripciones en 11 de diciembre de 1997 y ratificado en 15 de marzo de 1999. Para este entrar en vigor fue necesario que 55% de los países, que juntos producen 55% de las emisiones, lo ratificaran. Así entró en vigor en 16 de febrero de 2005, después que Rusia lo ratificó en noviembre de 2004.
    4. WWF (World Wildlife Fund).
    5. El concepto ‘agua virtual» ha sido creado en 1990 por el científico inglés John Anthony Allan. El término lleva en consideración el volumen de agua utilizado, cuanto del agua evapora o queda contaminado en los procesos de producción. La confección de un par de zapatos de coro, por ejemplo, consume 8 mil litros de agua. La producción de un hamburgués, 2,4 mil litros. El cultivo de algodón suficiente para fabricar una camiseta consume 4 mil litros del recurso. Cada kilogramo de azúcar contiene cerca de 1,5 mil litros de agua virtual.
    6. Conferencia de las Partes – Más de 150 Estados firmaron la Convención Cuadro de Naciones Unidas sobre Cambio del Clima en junio de 1992, en la Cumbre de la Tierra, en Rio de Janeiro. Reconocieron así el cambio de clima como «una preocupación común de la humanidad». Ellos se han propuesto a elaborar una estrategia global «para proteger el sistema climático para generaciones presentes y futuras». Los gobiernos que se han tornado Partes de la Convención intentarán alcanzar el objetivo final de estabilizar «las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera en un nivel que impida una interferencia antrópica (provocada por el hombre) peligrosa en el sistema climático». La Convención ofrece un «cuadro» dentro del cual los gobiernos pueden trabajar juntos para desarrollar nuevas políticas y programas que tendrán grande implicación en la forma como las personas viven y trabajan. Es un texto pormenorizado, negociado con cuidado, que reconoce las preocupaciones especiales de distintos grupos de países. A se tornar parte de la Convención, tanto los países desarrollados como los en desarrollo asumieron cierto número de compromisos. El llamado «Acuerdo de Copenhague» fue aprobado en 18 de diciembre de 2009 con resistencia y sin unanimidad, como exige el procedimiento de Naciones Unidas. Sepa más en: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/49272.html.
    7. Mecanismos de Compensación para la Reducción de Emisiones de Deforestación y Degradación de Florestas (REDD)
    8. Ver los principales puntos del acuerdo de Copenhague: http://www.bbc.co.uk/portuguese/noticias/2009/12/091219_acordoanalise.shtml.

Referencias:

ÁVILA, Fabiano. Fraude com REDD é investigada em Papúa Nova Guiné. CarbonoBrasil, 14 set. 2009.

CREAGH, Sunanda. Créditos florestais podem atrair crime organizado, diz Interpol. Reuters do Brasil, 29 maio 2009.

EL KHALILI, Amyra. Commodities ambientais em missão de paz: novo modelo econômico para América Latina e o Caribe. São Paulo: Nova Consciência, 2009. 271 p. .

EL KHALILI, Amyra. Mecanismo de desenvolvimento limpo: uma análise econômico-jurídica da questão ambiental. In: Congresso de Direito e Engenharia Ambiental: Meio Ambiente, um direito fundamental, 1., 2007, Vitória. Fórum de Direito Urbano e Ambiental FDUA, Belo Horizonte, ano 7, n. 37, jan./fev. 2008.

HARVEY, Fiona; FIDLER, Stephen. Esquema de comércio de carbono freqüentemente não é tão verde. Financial Times, 26 abr. 2007.

MANGINI, Daniela. Relatório do WWF aponta o Brasil como maior importador de água virtual do mundo. Revista Online, São Paulo, set. 2008.

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MORRISON, Kevin. Próxima fase do mercado de carbono promete ser livre de anomalias. Financial Times, 13 fev. 2007.

PALMEIRA, Vivian. Colaboração e entrevista de Léia Tavares. Todos podem fazer a diferença. Revista Universo Espírita, n. 57, set. 2007.

PONTES, Nádia. Brasil é o maior exportador de «água virtual» para a Alemanha. Disponível em: <http://www.dw-world.de/dw/article/0,,4539260,00.html>, 04 ago. 2009.

REYNOL, Fábio. Carbono como commodity. Agência FAPESP, 23 jul. 2008.

TAVARES, Léia. A estratégia é mudar o sistema. Revista Nova Consciência, n. 3. dez. 2007.

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Amyra El Khalili es colaboradora de Diálogos del Sur, profesora de economía socio ambiental y editora de las redes Movimento Mulheres pela P@Z! y Aliança RECOs – Redes de Cooperação Comunitária Sem Fronteiras. Autora del e-book Commodities ambientais em missão de paz: novo modelo econômico para América Latina e o Caribe. São Paulo: Nova Consciência, 2009. 271 p.

Fuente: http://operamundi.uol.com.br/dialogosdelsur/creditos-de-carbono-para-quien/19082017

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.