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El desarrollo y la dependencia: dos polos opuestos en un mismo proceso histórico

Fuentes: Rebelión

Introducción En el presente texto mi objetivo es describir algunos elementos históricos, así como ciertos rasgos teórico-metodológicos que se produjeron en América Latina, estos últimos fueron necesarios generar algunas teorías propias para abordar la problemática social, política y económica en el que se encontraban los estados nacionales latinoamericanos de la posguerra. De esta manera voy […]

Introducción

En el presente texto mi objetivo es describir algunos elementos históricos, así como ciertos rasgos teórico-metodológicos que se produjeron en América Latina, estos últimos fueron necesarios generar algunas teorías propias para abordar la problemática social, política y económica en el que se encontraban los estados nacionales latinoamericanos de la posguerra. De esta manera voy a enfocarme en dos propuestas teóricas importantes: la teoría del desarrollo y la teoría de la dependencia, que se dieron en un mismo proceso histórico. Quiero mostrar que fue una lucha ideológica inmersa en las contradicciones de la historia latinoamericana de los años cincuenta y sesenta del siglo XX.

América Latina en su historia

El subcontinente latinoamericano ha tenido la desgracia de contar con una historia colmada de acontecimientos desagradables, de ofensas despóticas y de crímenes contra los pueblos nativos y mestizos desde que se tiene memoria; acontecimientos que se han llevado a cabo, por una parte, por los países colonialistas e imperialistas, por otra, por los sectores dominantes de la región, a la vez o siempre en alianza entre los dos sectores. A lo largo de quinientos años de historia los pueblos originarios se han manifestado en contra de su despojo: de sus tierras ancestrales, obligados al empobrecimiento, explotados y excluidos. Inclusive la historia de grupos sociales ha intentado revolucionar las condiciones existentes de cada época. Estas luchas se han visto frustradas en su mayoría, no sin contar con algunos avances y experiencias de luchas revolucionarias o de algunos acontecimientos que modificaron las condiciones existentes, y sobre todo su aportación al pensamiento social latinoamericano que le ha servido para analizar sus condiciones materiales. Por ello vemos expresiones como la teoría del desarrollo o la teoría de la dependencia, aunque estos sean muy diferentes o totalmente opuestos entre ellas.

Lo que hoy llamamos América Latina [1], es un subcontinente rico en recursos naturales, así como recursos culturales propios de la región, ambicionados por sectores dominantes latinoamericanas quienes surgieron en la colonia, así como también por los países colonialistas e imperialistas que se han enriquecido a partir de expropiación y explotación de las fuerzas productivas que están en constante ascenso, por eso la ambición de estas potencias en apoderarse de los recursos materiales y trasladarlos a sus países como parte del proceso de acumulación. No es casual que EU, una vez que tuvieron la posesión y el dominio del subcontinente no titubearan en defenderlo con todos los recursos disponibles al momento en que estuvieron en peligro de perderlo. Mientras que los grupos revolucionarios intentaron recuperar sus pertenencias y reconquistar su libertad y bienes para su subsistencia, poniendo en evidencia la contradicción del régimen establecido, que domina y explota los recursos naturales y de las fuerzas productivas que se hallan en contradicción con las relaciones de producción.

Es en esa posición descrita antes que debemos entender el surgimiento de instituciones como la CEPAL que los sectores dominantes crearon como un medio para analizar y dejar el atraso en América Latina producto del saqueo y explotación de las potencias. Ante el cual también se dio una repuesta radical a ello, no solo con la propuesta teórico-metodológica, sino también con la movilización revolucionaria. De aquí que la teoría de la dependencia surge motivada por un auténtico cambio.

Así, los años en los que surgen, digamos, las propuestas teórico-metodológicas, son las décadas posteriores a la posguerra, los años de la descolonización de algunos países del llamado tercer mundo, como el caso de Argelia en África, pero también la consolidación y construcción de un fuerte Estado nacional en gran parte de los países de América Latina. Aunque los estados nacionales en el subcontinente tuvieron un largo proceso de construcción, como resultado de las independencias de España que se dieron en el siglo XIX, en el que muchas veces los sectores dominantes que habían surgido durante la colonia, habían acumulado riqueza y por la tanto poder, pero de alguna manera dependientes de los sectores dominantes de los países imperialistas, en la que la extracción de riqueza era exportada hacia éstos. Por eso el surgimiento de un mercado nacional crece inserto en el mercado mundial capitalista, y por lo tanto débiles, porque son mucho más que dependientes. En palabras de Marini: «el orden colonial había sido, en última instancia, un episodio en el proceso de constitución del mercado mundial».[2]

La estructura política económica surge dependiente de las metrópolis cuando se da las llamadas independencias, por eso, las burguesías nacionales de los años de 1940 y 1950, aunque sin dejar de lado todo el proceso que vivió en el resto del siglo XIX, les urgía una manera de impulsar los medios para dejar atraso que supuestamente se encontraban, si bien siempre viendo o teniendo como referencia a los países de Europa y Estados Unidos. Para eso contaban con el apoyo de instituciones de éstos países para impulsar el desarrollo latinoamericano. No obstante, esto no deja de no estar fuera del poder de los países del norte o de EU, pues debemos decir que en la posguerra, la primera potencia, EU, fundó instituciones para mantener un dominio o una estrategia de dominio sobre el mundo. La reconstrucción de Europa por parte de EU posibilitó imponerse en el continente, pero en el caso de América Latina, impulso proyectos para el desarrollo, y en ese sentido, la CEPAL es parte de ese proyecto. No era tanto el desarrollo de los países latinoamericanos, sino también en parte, al fortalecimiento de las empresas y del poder estadounidenses en la región. Si bien el intento de organizar una economía mixta, donde la inversión privada y pública fueran dirigidas por el Estado, había caído en contradicciones, porque había, antes que favorecer al mercado interno, fortalecido a los oligarquías extrajeras y empresas multinacionales. Eso es en términos político-económicos, pero en términos sociales, grandes sectores de la población no se habían visto beneficiado por el crecimiento económico del que tanto se hablaba, dándose una serie de descontentos en los países en donde la CEPAL venía impulsando políticas para el desarrollo.

El triunfo de la revolución cubana que se consolidó en 1959, vino a poner en crisis el orden social existente, y a deslegitimar los proyectos nacionales de desarrollo dirigidos por la CEPAL. La revolución provocó una gran convulsión en los sectores dominantes que se vieron obligados a reformular su propuesta para seguir impulsando su desarrollo, pero por otro lado, también generó una serie de movilizaciones revolucionarias, abriendo un periodo de esperanza. Surgieron cantidad de movimientos revolucionarios guerrilleros en el subcontinente que querían repetir la experiencia de Cuba, pero algo muy importante que tiene que ver con una nueva teoría que vino a cuestionar la que estaba vigente por esos años, la revolución renovó el marxismo, y retomó viejas experiencias que se habían dado en la región ya olvidadas antes de éste momento. De ahí que podemos entender el surgimiento de la teoría de la dependencia que vino a poner en tela de juicio la teoría del desarrollo propuesta por la CEPAL. Fueron dos momentos en un mismo proceso en el que la lucha por las ideas está presente en el subcontinente.

América Latina en su teoría

La teoría social latinoamericana de mediados de siglo XX, está producida desde los sectores de la burguesía nacional, por eso, de acuerdo con Marini, está pensada a partir de cuestiones nacionales.[3] Ésta teoría social tiene mucho del pasado, se desprende de las raíces de Europa, su larga trayectoria se deriva de aquí, de la burguesía euroestadounidense que crea la sociología para mantener su orden social y legitimarlo. En el presente periodo es utilizada para impulsar el desarrollo que tanto anhela la burguesía nacional. Pero no sin la ayuda de la principal potencia de posguerra que era Estados Unidos, que mediante la Organización de las Naciones Unidas, pero a través de un centro para impulsar la economía de la región: Comisión Económica para América Latina (CEPAL), fue su principal instrumento. Los principales exponentes fueron Raúl Prebish de Argentina y quien fuera director del banco central del gobierno de Perón; el brasileño Celso Furtado, quien tenía conocimientos de economía política y Aníbal Pinto, de los cuales se agregan Aldo Ferrer y Víctor Urquidi.[4] Todos estos personajes fueron los principales exponentes de la CEPAL, los cuales fueron como una agencia de difusión de la teoría del desarrollo, surge porque se dieron cuenta de las desigualdades en las que se encontraban los países de la región, frente a las potencias, y por la necesidad de construir un discurso que diera legitimidad al proyecto. De esa manera se tratará de crear un concepto desarrollo en base a algunos aspectos, de los cuales voy a mencionar, por ejemplo, que el desarrollo implicaba una política de modernización de las condiciones políticas, económicas, institucionales e inclusive ideológicas del país,[5] pues de esa manera se podría superar el subdesarrollo, pero el desarrollo que tanto anhelaba el sector dominante latinoamericano. Su proyecto metodológico era precisamente la teoría del desarrollo, que siempre se vio en términos cuantitativos. Para dejar el subdesarrollo se veía a partir de las características cuantitativas, por ejemplo, los índices de alfabetización y escolaridad o la esperanza de vida, fueron, entre otros, los indicadores para ver qué grado de subdesarrollo se encontraba cada país latinoamericano. Pero estos estudios dejaron de ser vigentes en la medida que la realidad los rebasaba. Pues fueron deslegitimados cuando empezaba la crisis económica, política y social a partir de los años sesenta.

La teoría de la dependencia surge, como vimos arriba, en reacción a la teoría del desarrollo, pero más que nada a las condiciones sociales de la época. La revolución cubana trajo nuevas formas de análisis desde una posición radical y revolucionaria. El marxismo surge masivamente en las universidades latinoamericanas y genera varios enfoques como la sociología, la ciencia política, la historia y economía política que critican la ciencia social estadounidense y sus imitadores a través de las concepciones desarrollistas de la CEPAL.[6] Una de las primeras críticas será a través de trabajos producidos, por ejemplo, del sociólogo mexicano Rodolfo Stavenhagen, en su trabajo Siete tesis erróneas de América Latina de 1965, después vendrían otros. Entre otras críticas relacionadas con respecto a la teoría del desarrollo, esta «la imposibilidad de una vía ´democrático-nacional´ (burguesa) para el desarrollo económico y social de América Latina y la necesidad de la revolución socialista como única respuesta realista y coherente al subdesarrollo y a la dependencia».[7]La teoría de la dependencia generó una fuerte pugna contra la ciencia social euroestadounidense de la CEPAL implementada en América Latina.

Conclusión

La teoría del desarrollo y la teoría de la dependencia obedecen a contextos diferentes pero en un mismo proceso histórico del capitalismo mundial y su expresión particular en América Latina. Fue una lucha de las ideas de sectores sociales que vivieron por las décadas de los cincuentas y sesentas. Las burguesías latinoamericanas de los años de 1940 y 1950 les urgía una manera de impulsar su desarrollo y dejar el atraso mediante la creación de un mercado interno, entre otros cosas, si bien siempre viendo o teniendo como referencia a los países de Europa y Estados Unidos. Contaron con el apoyo de instituciones de éstos países. Pero las mismas contradicciones del desarrollo, impulsado a través de la CEPAL y sus ideólogos, mostraron sus límites al llegar los años sesenta, por un lado, debido a los beneficios que obtuvieron las multinacionales, por el otro, al descontento de sectores sociales que no se había beneficiado del supuesto desarrollo, dejando interrumpido el proyecto hasta que se reformulara. La revolución cubana fue expresión también de ésta crisis, la cual intentaba impulsar un cambio real, generando movimientos revolucionarios y, sobre todo, intelectuales revolucionarios que renovaron el marxismo del cual se sirvieron para cuestionar el proyecto de la burguesía latinoamericana a través de la CEPAL.

BIBLIOGRAFIA UTILIZADA

Löwy, Michael, El Marxismo en América Latina, ERA, México, 1982.

Marini, Ruy Mauro y Márgara Millán (coords) La teoría social latinoamericana. Los orígenes, Tomo I, EL Caballito, México, 1998.

Marini, Ruy Mauro y Márgara Millán (Coords.) La teoría social latinoamericana. Subdesarrollo y dependencia, Tomo II, El Caballito, México, 1999.

Notas:

[1] Concepto que surgió en el siglo XIX para diferenciar la región de países americanos colonizados por España y Portugal de los colonizados por Inglaterra.

[2] Ruy Mauro Marini, «Introducción: las raíces del pensamiento latinoamericano», en Ruy Mauro Marini y Márgara Millán (coords) La teoría social latinoamericana. Los orígenes, Tomo I, EL Caballito, México, 1998, p. 20.

[3] Ruy Mauro Marini, «La crisis del desarrollismo», En Ruy Mauro Marini y Márgara Millán (Coords.) La teoría social latinoamericana. Subdesarrollo y dependencia, Tomo II, El Caballito, México, 1999, p. 135.

[4] Ibíd., p. 136.

[5] Ibíd., p. 138.

[6] Michael Löwy, El Marxismo en América Latina, ERA, México, 1982, p. 52.

[7] Ibíd., p. 53.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.