¿Porque no renuncia Dina?
Aunque el gobierno de Dina Boluarte es débil por el carácter golpista del mismo, que es rechazado por una mayoría popular y, por tanto, no puede gobernar el país (el estado de sitio en Puno, Madre de Dios, entre otras regiones, no funciona), no está claro todavía que la segunda ronda de rebeliones populares vaya a imponer la caída del gobierno pronto.
Esto se debe a que, por un lado, el golpismo se siente fuerte con la convocatoria del 04/01 con unas 10.000 personas a la marcha “por la paz” llenando casi toda la plaza San Martín. Y por otro, a que las protestas en Lima contra el golpismo son combativas, pero aun débiles, no alcanzando la dimensión de cientos de miles del 2000 y del 2020 cuando fueron derrocados los dictadores Fujimori y Merino respectivamente.
Como si fuera la insurrección obrera y popular boliviana del 2003, las masas en lucha arengan, “ahora sí, guerra civil”. Y en efecto, en el campo, ya existen conatos de guerra civil. De querer imponerse una dictadura militar abierta pasaríamos a un escenario más sangriento.
Este es el impasse que irá resolviéndose en los próximos días. El gobierno golpista de Dina es insostenible. Hasta la centroizquierda, que estaba apoyando a Dina, ha tenido que sacar cuerpo por el escándalo en la cantidad de muertos en la lucha. Colegios profesionales, gobernadores regionales, etc. exigen la renuncia de Dina golpista.
Esta puede ser una de las maniobras políticas a las que termine llegando la burguesía. En el Parlamento ya han sido presentadas mociones para “vacar” (destituir) a la “presidenta” Dina Boluarte haciéndola responsable de una represión “desmedida”. Querrán en ese caso transformarla en un chivo emisario de la responsabilidad de todo el régimen golpista (Congreso, poder judicial, fuerzas policiales y armadas).
Si todavía los grupos de poder económico capitalista sostienen a Dina, no es porque la estimen, sino porque tienen miedo de que el derrumbe de Dina envalentonen más a las masas y éstas vayan luego por más planteando con más fuerza la liberación de Castillo o la Constituyente.
La clase obrera
Como señalamos, la segunda marcha de los 4 Suyos no para y es combativa. En días pasados miles de obreros de la agroindustria del sur (Ica) acaban de enviar 3 buses llenos de obreros a la “Toma de Lima”. Los bloqueos en el norte “conservador” son fuertes y se extienden. Estamos frente a un movimiento obrero y popular en ascenso y con tendencia favorable a la lucha de la clase trabajadora.
Justamente un actor importante en la rebelión popular, pero del cual hasta la centroizquierda calla (por su giro al “elector emprendedor y ciudadano”) es la intervención de clase obrera rural, que se ha convertido en un actor protagónico en la rebelión popular contra el golpismo. Desde la primera ronda de revueltas sociales el proletariado agrícola (uno de los más explotados con jornadas salariales diarias de 29 soles por casi 12 horas de trabajo), paralizó al sur de Ica y también ha intervenido en el norte del país. Hay que recordar que en las jornadas de lucha más importantes después de la caída de Merino fue este mismo sector obrero el que puso su sello con una huelga de 5 días que terminó volteando la fujimorista Ley Climper.
Es así como podríamos decir que estamos ingresando a un periodo de emergencia de la clase obrera (antes hubo importantes marchas de obreros textiles) en perspectiva de su desarrollo como sujeto político. Las tradiciones revolucionarias de Bolivia tienen una influencia directa en las tradiciones revolucionarias peruanas. La honda, el método del paro y el bloqueo de carreteras, asambleas populares, comités de lucha, etc. fueron fortalecidas afirmativamente con la revolución obrera campesina boliviana de 1952 (el corazón de la revolución latinoamericana) y se expresa hoy en la rebelión de Perú…
El movimiento estudiantil
Por otro lado está el movimiento estudiantil universitario. Después del repliegue del movimiento Secundaria Combativa, el movimiento estudiantil está reanimándose con la participación de los estudiantes organizados en la Federación Universitaria de San Marcos (FUSM) y del gremio en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), que han convertido los campus respectivos en albergues de las delegaciones de cientos de trabajadores de las provincias. Pero también los estudiantes de la UNC, Puno, Ayacucho, etc. están interviniendo de forma decisiva.
En este sector hay una tendencia de una parte de la juventud estudiantil combativa a vincularse al movimiento obrero, campesino y popular. No obstante, así como las clases explotadas, el movimiento estudiantil para afirmar su alianza con las mismas, debe sentar posición sobre el “adelanto de elecciones”.
La trampa del adelanto de elecciones
El pueblo trabajador en lucha plantea la renuncia de Dina, Williams, lo cual es correcto, pero a la vez cae en la trampa del adelanto de elecciones. Y es que, ¿si las masas en lucha tienen la fuerza organizada mayoritaria de la sociedad para derrocar a la dictadura golpista porque no va a imponer una Constituyente soberana en vez de convocar a nuevas elecciones con las mismas reglas de juego dictatoriales?
Esta es una contradicción política colosal de fondo de la que ni la connotada prensa alternativa ha podido tomar nota. De no resolverse la misma, pues, iríamos hacia un nuevo callejón sin salida.
Esto lo señalamos porque la convocatoria de nuevas elecciones se daría bajo las reglas de juego del mismo orden de dominación capitalista. Si no es el odiado presidente del Congreso quien podría asumir en lugar de la golpista Boluarte, pues, tendría que formarse un gobierno provisional entre algunas figuras del propio establishment (Congreso, Poder Judicial, sociedad civil, etc.). Pero a la vez sería un gobierno que intentaría maniobrar políticamente para imponer un fraude electoral.
En otras palabras, el adelanto de elecciones es una maniobra funcional al golpismo proyanqui.
Por estas razones se hace imprescindible deliberar al respecto con las posiciones tanto pseudoizquierdistas “democratizantes” (capitalismo con rostro humano) que plantean reformas políticas con la derecha y ultraderecha neofascista (Avanza País, PP, APP, RP, etc.), así como con las posiciones más a la izquierda que, por pragmatismo en la negociación política o por omisión, terminan haciéndole el juego a la reacción proimperialista.
Como ya hemos señalado en anteriores oportunidades, lo que aquí está en juego son los intereses económicos multimillonarios del imperio del Norte en su guerra comercial con China y su guerra militar con Rusia (preparando el terreno para una tercera guerra mundial). Esta cuestión se expresa en la renegociación de los contratos Ley del Estado peruano con decenas de mineras o gasíferas como Camisea (25% de acciones pertenecen al poderoso grupo yanqui Hunt Oil).
Por estas razones es fundamental que el movimiento obrero y popular, organizado en la CGTP y la Asamblea de los Pueblos, planteen la convocatoria de un Comando Unitario de Lucha amplio y democrático, donde estén presentes delegados mandatados de sus respectivas bases por región y provincia, que apruebe un Plan de Lucha, que tome las reivindicaciones populares de los conos de Lima, con el fin de aplastar al golpismo e imponer una Constituyente soberana (sin poderes constituidos paralelos).
César Zelada. Dirigente de la agrupación Vilcapaza.
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