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El movimiento indígena en el contexto latinoamericano

Fuentes: Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI)

El análisis del contexto político es una preocupación constante de la CAOI, que el año pasado solicitó a dos intelectuales amigos que escribieran textos que nos ayudaran en esta tarea. Son los artículos de Boaventura de Sousa Santos y Edgardo Lander, que adjuntamos a esta nota. El III Congreso de la CAOI, que se inaugura […]

El análisis del contexto político es una preocupación constante de la CAOI, que el año pasado solicitó a dos intelectuales amigos que escribieran textos que nos ayudaran en esta tarea. Son los artículos de Boaventura de Sousa Santos y Edgardo Lander, que adjuntamos a esta nota.

El III Congreso de la CAOI, que se inaugura en Bogotá, Colombia, tendrá el análisis del contexto regional, continental y global, como uno de los temas de debate. Entregamos en las siguientes líneas un breve resumen de adelanto.

Suramérica y en particular la Región Andina atraviesan por un momento político particular, con gobiernos abiertamente derechistas (Colombia), dos llamados progresistas (Ecuador y Perú) y aquel presidido por un indígena (Bolivia).

En este contexto, el movimiento indígena tiene claro quiénes son sus enemigos: los gobiernos derechistas, pero debe definir una postura clara y firme frente a las administraciones de Rafael Correa y Ollanta Humala, que contradicen su discurso manteniendo la esencia del liberalismo extractivista y reprimen al movimiento indígena, y la de Evo Morales, un hombre llevado al gobierno por el movimiento indígena y que también conserva fuertes rasgos del mismo modelo (exportador de materias primas con la industrias extractivas), habiendo admitido que tiene el gobierno pero no el poder.

Fuera de la Región Andina tenemos el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, que tiende a la polarización y facilita su estigmatización como radical, pero que tampoco rompe con el extractivismo y también reprime al movimiento indígena, al punto de encarcelar a sus dirigentes y provocar que un sacerdote se declare en huelga de hambre.

Asimismo, está el gobierno de Brasil, autoproclamado de izquierda, pero que propicia el avance de ese país como el subimperialismo suramericano, en especial a través de su actitud protagónica en la ejecución de los megaproyectos de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA).

¿Cuál es entonces el desafío del movimiento indígena? Primero, identificar nítidamente quién es nuestro enemigo común: el imperio, principalmente norteamericano, pero también de la Unión Europea y de países emergentes como China.

Lo anterior implica la firme voluntad y decisión de forjar la unidad continental del movimiento indígena que proclamamos, superando con el debate y la acción conjunta todo tipo de enfrentamiento. Y también no abrirnos nuevos frentes de lucha con los gobiernos, teniendo claro que esto no significa renunciar a nuestro deber y derecho de fiscalizar y demandar participación en la toma de decisiones políticas.

Hay que insistir: no abrir nuevos frentes sino construir propuestas políticas y hacer política en lo local, lo nacional y luego en lo internacional.

Nuestro objetivo es claro: el Buen Vivir y la transformación de los Estados en Estados Plurinacionales. Porque el Buen Vivir y la verdadera Plurinacionalidad se materializan en políticas públicas interculturales. Para lograrlo no basta con la movilización, necesitamos hacer incidencia, formar alianzas políticas y participar en todos los espacios: debatiendo, proponiendo y convenciendo.

El nivel de participación en los Estados depende de los avances logrados en cada país. En aquellos donde se ha avanzado, Bolivia y Ecuador, hay que defender las conquistas exigiendo su materialización. En los otros, Colombia y Perú, hay que apresurar el paso para acortar el camino.

Estos son los elementos esenciales para definir nuestra postura política como movimiento indígena, teniendo como ejes el Buen Vivir y la Plurinacionalidad para terminar con todo tipo de exclusión, ejercer plenamente nuestros derechos, defender los bienes naturales y la Madre Tierra. Con esta postura debemos llegar al Bicentenario levantando nuestra propuesta de respuesta a la crisis climática y la crisis de la civilización occidental capitalista. Y así lograr la verdadera independencia.

Acceda a los siguientes documentos:

Fuente: servindi.org/actualidad/68371