Uruguay es un país de «origen, tránsito y destino» de víctimas de trata con fines de explotación sexual. Las mujeres jóvenes, provenientes de hogares pobres, que son reclutadas por organizaciones del crimen organizado y llevadas a otro sitio en condiciones de esclavitud, son las más vulnerables a esta aberrante práctica. Tales son algunas de las […]
Uruguay es un país de «origen, tránsito y destino» de víctimas de trata con fines de explotación sexual. Las mujeres jóvenes, provenientes de hogares pobres, que son reclutadas por organizaciones del crimen organizado y llevadas a otro sitio en condiciones de esclavitud, son las más vulnerables a esta aberrante práctica.
Tales son algunas de las características que el país presenta en cuanto a esta compleja problemática que fueron presentadas en el Día Contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, el pasado 23 de septiembre.
Desde 2008 una mesa interinstitucional, conformada por organizaciones de la sociedad civil, los ministerios de Desarrollo Social, Interior, Relaciones Exteriores, el Poder Judicial y la Organización Internacional para las Migraciones, trabaja en la unificación de criterios contra esta violación a los derechos de las humanas.
La misma tiene por objeto generar políticas unificadas para la prevención, atención y reparación de las víctimas de la trata con fines de explotación sexual.
Lo que no se ve, no existe
«Con un engaño te pueden hacer esclava», es la consigna de la campaña iniciada por el Instituto Nacional de las Mujeres contra esta violación de los derechos.
Según Beatriz Ramírez, directora del organismo, bajo promesas de mejoras económicas para ellas y sus familias, las víctimas son convencidas de trasladarse y quedan luego en condiciones de esclavitud. Lo importante, destacó, es que sepan que en estos casos «quienes llevan la mejor parte son las redes» de crimen organizado.
Señaló que en el último año hubo un incremento significativo del número de casos conocidos de trata de mujeres, de más de 50 por ciento. Atribuye dicho aumento al funcionamiento de servicios de atención como proyectos piloto y al mejor conocimiento por parte de la sociedad de la existencia de los mismos.
Actualmente Uruguay cuenta con dos leyes que abordan la temática: la ley de migración, que cuenta con un capítulo específico sobre el delito de trata, y la ley contra la explotación sexual comercial a niños, niñas y adolescentes.
Por medio de la última, ingresaron más de 20 denuncias al juzgado de crimen organizado en 2010.
A su vez, una nota del diario La República, de septiembre de este año, destaca que fueron siete el total de mujeres que pudieron retornar al país, luego de conseguir salir de una situación de trata en la que se encontraban.
Según Ramírez, se trata de un problema que hasta hace poco se encontraba oculto en el país. Ahora, relató, son familiares los que realizan la denuncia o se acercan a los servicios para trasladar su preocupación porque sus hijas se encuentran desaparecidas o no se comunican hace ya mucho tiempo.
Algunas de las recomendaciones del Instituto son: mantener consigo la documentación personal, intentar contar con un pasaje de regreso y, en caso de encontrarse en otro país, dirigirse a los consulados respectivos donde se les brindarán vías de retorno.
Adelantó además que se viene trabajando desde la mesa interinstitucional Contra el Tráfico de Mujeres en el diagnóstico, la atención y el diseño de protocolos de actuación frente al tema.
La intención es generar salidas integrales, explicó la directora del Instituto, pues una vez logrado el regreso hay que dar respuestas laborales, de inserción educativa, sociales, y no sólo garantizar el retorno, detalló.
Perspectiva de género
La perspectiva de género es sustancial en la interpretación del problema, según las expertas que trabajan en la temática.
Diana González, abogada especializada en temas de género y generaciones y consultora del Instituto de las Mujeres, explicó que «cuando hablamos de la utilización de seres humanos como esclavos hablamos de la perspectiva de género».
Ello implica que todas aquellas personas que son vistas desde la visión patriarcal como identidades subalternas: niños, niñas, adolescentes, varones con identidad homosexual, y, por supuesto, mujeres, son más vulnerables al tráfico y la trata.
Por ello, explicitó, es fundamental entenderla como una de las formas más terribles de la violencia basada en el género.
Actores de la sociedad civil, por su parte, destacaron «ese instante de duda» de la víctima que parece ser sustancial al momento de ser captadas.
Según las organizaciones que trabajan en la temática, la decisión «no es inmediata» y podría prevenirse de haber un entorno afectivo y con capacidad de cuidado.
Según los datos con los que cuentan las organizaciones que llevan adelante los servicios pilotos de atención a las víctimas y familiares en convenio con el estado, (ONGs El Faro y Casabierta), estas se encontraban muy solas al momento de ser captadas.