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¡En ruta hacia la cumbre de los pueblos en Madrid!

Fuentes: Rebelión

La cumbre alternativa de los pueblos «Enlazando Alternativas 4» que se celebrará del 14 al 18 de mayo de 2010, servirá para fortalecer nuevas convergencias solidarias entre nuestros pueblos, las resistencias populares emergentes y para construir un espacio político y de movilización birregional. Hace ya más de un decenio que América Latina aparece como una […]

La cumbre alternativa de los pueblos «Enlazando Alternativas 4» que se celebrará del 14 al 18 de mayo de 2010, servirá para fortalecer nuevas convergencias solidarias entre nuestros pueblos, las resistencias populares emergentes y para construir un espacio político y de movilización birregional.

Hace ya más de un decenio que América Latina aparece como una zona de tempestad para la dominación neoliberal planetaria. Esta región ha conocido las movilizaciones colectivas más importantes contra las consecuencias sociales, políticas e ideológicas del capitalismo saqueador en los países del Sur con, en ciertos casos, reacciones en cadena que desembocaron en la renuncia de gobiernos conservadores, el cuestionamiento de importantes privatizaciones y el regreso a primer plano de las izquierdas y de la cuestión social. Mucho más que en otras partes existe en el subcontinente una crisis de hegemonía de la burguesía y del sistema neoliberal.

El cambio de las relaciones de fuerza en A.L., y antes que nada el nacimiento de movimientos sociales ofensivos, radicales y transnacionales han combinado reivindicaciones democráticas (asambleas constituyentes, reconocimiento del Estado plurinacional) con una orientación antineoliberal, antiimperialista e internacionalista. La realidad de la lucha de clases es evidentemente distinta según los países: luchas indígenas en Perú, Bolivia y Ecuador; de los desempleados en Argentina; de los sin tierra en Brasil y en Bolivia; movilizaciones sindicales en México; sindicales y estudiantiles en Chile; feministas en América Central.

Un continente de resistencias populares

En un continente que ha sufrido el terrorismo de Estado, la explosión de la deuda externa y los dictámenes del FMI, estas resistencias se traducen, igualmente, en el terreno político en la instauración de gobiernos a menudo social-liberales pero igualmente antiimperialistas. Y, frente al proyecto de expansión de los Estados Unidos, se afirman con fuerza otras opciones de integración regional.

Es el caso de Brasil, que se muestra cada vez más como un país «subimperialista», que defiende su autonomía parcial frente al gigante del Norte, pero también frente a la «Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América» (ALBA) la cual, bajo el impulso de la Venezuela bolivariana y de Cuba, intenta mostrar que una alternativa de integración de los pueblos es posible.

Si Ecuador, Bolivia y Venezuela plantean claramente la cuestión de una alternativa antiimperialista al neoliberalismo, ninguno de estos procesos colectivos se ha comprometido, hasta ahora, en la vía de ruptura anticapitalista y de enfrentamiento global con las élites locales. Las contradicciones de esta estrategia aparecen claramente relacionadas con el tema de la propiedad o, aún más, frente al tema del modelo de desarrollo: problemas claves del siglo XXI. Mas allá del discurso sobre el «buen vivir» y la ecología, la perspectiva, a menudo defendida por los gobiernos, permanece centrada en el productivismo y dirigida hacia un modelo intensamente extractivo de materias primas para la exportación, con una izquierda impregnada de una mentalidad industrial neodesarrollista que viene en parte del nacionalismo popular de los años 1950-1960.

Así se explican los proyectos de «capitalismo andino-amazónico» del gobierno boliviano o el apoyo bolivariano al proyecto continental de infraestructuras: carreteras y megas-gasoductos del IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana). Frente a tales proyectos, muchos movimientos sociales e indígenas llaman a una visión mundial radicalmente diferente, la cual no debe sacrificar el desarrollo del bien común y de los servicios públicos, preservando al mismo tiempo al planeta. Estas ideas y estos combates avanzan, además, a instancias del llamado a «dejar el petróleo en la tierra» en el parque Yasuní en Ecuador.

¿El regreso de las derechas?

Pese a que la coyuntura actual es arriesgada, las derechas siempre tienen la capacidad de recuperar una parte de la influencia pérdida. La victoria electoral de un empresario multimillonario en Chile, así como el golpe de Estado en Honduras, las amenazas de un golpe de Estado «legal» en Paraguay o incluso la invasión militar yanqui en Haití (que después del terremoto se sumó a la ocupación militar de las Naciones Unidas) nos permiten vislumbrar un marco de restauración conservadora en muchos países, junto a México, Colombia, Perú o Panamá. Este riesgo se alimenta a causa de las frustraciones de las clases populares frente al social-liberalismo o por las políticas contradictorias conducidas por Hugo Chávez, Evo Morales o Rafael Correa. Este riesgo es facilitado por el gran poder mediático y económico de los sectores oligárquicos que se encuentran a la ofensiva en Brasil, Argentina y Venezuela, esperando ganar más espacio en las próximas elecciones.

Entonces es urgente y necesario traducir nuestra solidaridad internacionalista con los pueblos latinoamericanos en lucha, realizando campañas comunes con ellos. Es también indispensable comprender y denunciar «nuestro» propio imperialismo cuando la Unión Europea y sus multinacionales avanzan a a toda vela en la conquista económica de América Latina y el Caribe.

Las nuevas carabelas coloniales

La relación que propone la Unión Europea (UE) a los países de América Latina y el Caribe (ALC), y que ha sido aceptada por la mayoría de los países de la ALC, será un obstáculo ante cualquier posibilidad de desarrollo soberano de los pueblos de esta región. Al mismo tiempo, esta relación exacerba los ataques contra las conquistas sociales. Más libre cambio, más desregulación, más privatizaciones, más competencia desleal: es el modelo que defienden los socialistas y la derecha en Francia, en el Parlamento europeo y en la Comisión europea. Este modelo se concretizó con la firma del Tratado de Lisboa en el AÑO 2000. Este tratado se dio como objetivo, con la Estrategia de Lisboa, hacer de Europa un mercado competitivo, una potencia mundial y crear una «zona euro-latino-americana de asociación global integral» para 2012.

Al no lograrlo, la UE propuso acuerdos bilaterales con cada país; tratados de libre comercio (TLC) que sojuzgan, durante largo un período, a las poblaciones que ya sufren esto desde hace varios decenios. Se han firmado acuerdos con México y Chile, al mismo tiempo que se finiquitan el mismo tipo de negociaciones con Perú y Colombia. En relación con los países del MERCOSUR, con Brasil a la cabeza, parece confirmarse la voluntad de relanzar las negociaciones de TLC. No obstante, en América Central estas negociaciones están bloqueadas, por el momento, a causa de la oposición de Nicaragua, que no las rechaza en tanto que tales pero que niega el reconocimiento y la presencia del gobierno hondureño resultante del golpe militar.

Estos acuerdos no tienen otro objetivo que reforzar los capitales europeos y sus transnacionales, los cuales vehiculan el curso de las exportaciones que conducen a la sobreexplotación de los recursos naturales, a la destrucción del medio ambiente, a la invasión de territorios de poblaciones autóctonas y a la desaparición del pequeño campesinado. Ello explica la existencia de los OGM, de la apropiación de la biodiversidad por parte de las firmas privadas y de la biopiratería. Ellos bloquean el acceso a los medicamentos esenciales a millones de personas que mueren por falta de atención médica. Sin estos acuerdos, la salud no dependería de las multinacionales farmacológicas. La UE se empecina, además, en imponer y ampliar los acuerdos sobre los derechos de propiedad intelectual que implican la captura de toda la cadena de lo vivo y en particular de la cadena alimenticia por el agrobusiness.

Hay que combatir estos acuerdos, éste es el sentido de nuestra presencia en Madrid. Y esta batalla debe apoyarse al interior de la UE en el combate contra la privatización del servicio público, la defensa de las conquistas sociales y la conquista de nuevos derechos, y contra la mascarada del capitalismo maquillado de «verde». Sólo la solidaridad concreta de las luchas en Europa con las de América Latina y del Caribe permitirá que construyamos juntos el «Socialismo del siglo XXI».

Consultar el sitio Web de la Cumbre: http://www.enlazandoalternativas.org/

Articulo inicialmente publicado en la revista mensual «Tout est nous !» del Nuevo partido anticapitalista – NPA, Francia. Ver el Blog del grupo de trabajo «Américas latinas» del NPA: http://ameriquelatineenlutte.blogspot.com

rCR

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de las autoras mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.