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Entrevista con Roberto Regalado, editor de la revista "Contexto Latinoamericano"

«La correlación de fuerzas en América Latina está determinada por una alianza estratégica entre ALBA y MERCOSUR»

Fuentes: Rebelión/Cronicón.net

En concepto de Roberto Regalado, editor de la revista Contexto Latinoamericano (http://www.contextolatinoamericano.com/), en la actual coyuntura de la región se está dando una situación cualitativamente nueva consiste en una alianza estratégica entre el ALBA y el MERCOSUR que inquieta a Estados Unidos y por ello busca ponerle palos en la rueda como el eje del […]

En concepto de Roberto Regalado, editor de la revista Contexto Latinoamericano (http://www.contextolatinoamericano.com/), en la actual coyuntura de la región se está dando una situación cualitativamente nueva consiste en una alianza estratégica entre el ALBA y el MERCOSUR que inquieta a Estados Unidos y por ello busca ponerle palos en la rueda como el eje del Pacífico liderado por gobiernos neoliberales.

El contraataque de Washington no se hace esperar, además de buscar consolidar la denominada Alianza del Pacífico con gobiernos conservadores como los de México, Colombia, Perú y Chile, apunta también a seguir implementando tratados de libre comercio, desestabilizar mediante guerra económica o campaña de manipulación mediática a países como Venezuela, Ecuador y Bolivia, así como a ampliar su presencia militar directa en toda América Latina.

Lo que está en juego en América Latina, explica Regalado, es la balanza de poder y la correlación de fuerzas por cuanto en los últimos años el imperio norteamericano ha perdido su capacidad directa de injerencia puesto que no concebía que hubieran podido salir electos presidentes como Lula da Silva, Hugo Chávez, Tabaré Vázquez y José Mujica, Néstor Kirchner, Evo Morales, Rafael Correa y que Cuba fuera reinsertada al proceso integracionista latinoamericano. «Eso no estaba previsto en los libretos de los Estados Unidos», subraya el analista político y periodista cubano.

Para profundizar en el tema de la geopolítica de América Latina y la amenaza constante de Estados Unidos a todo proyecto integrador, el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano WWW.CRONICON.NET entrevistó a este politólogo y especialista en los procesos sociopolíticos del hemisferio aprovechando su visita a Bogotá entre el 15 y el 19 de octubre, durante la cual dictó una serie de conferencias en diversas universidades.

Doctor en Ciencias Filosóficas, escritor, analista de política internacional y periodista, Regalado es además profesor del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana (CEHSEU) y coordinador de varias colecciones de la editorial Ocean Sur. Es autor de diversos libros, entre los cuales cabe destacar los siguientes: América Latina entre siglos: dominación, crisis, lucha social y alternativas políticas de la izquierda (2006); Encuentros y desencuentros de la izquierda latinoamericana: una mirada desde el Foro de Sao Paulo (2008); FMLN: un gran tsunami de votos rojos (2011); y La izquierda latinoamericana en el gobierno: alternativa o reciclaje, que acaba de publicar.

Cuba y su reforma económica

– Comencemos hablando de Cuba, su país. Luego del debate que se dio en torno de los nuevos los lineamientos económicos y sociales en 2011, ¿cuál es la realidad socioeconómica de Cuba y en qué va la implementación de la nueva política económica?

– Bueno, yo diría que la situación de Cuba por razón de todos conocida se asemeja a la vida de un ser humano cuando no ha cumplido las tareas de la infancia, digamos el momento que tenía que cumplirla, es decir, el niño aprende a determinada edad a caminar, a determinada edad a hablar, a determinada edad va al preescolar, aprende a leer, aprende a escribir. Y el tema de la Revolución Cubana es que tiene como razón fundamental la obstinada política europea o el aislamiento de los Estados Unidos y el derrumbe de la Unión Soviética. Dentro de ese conjunto de razones que nosotros ya lo habíamos aceptado, la Revolución Cubana viene arrastrando tareas, sobre todo de naturaleza económica que debió haber cumplido durante los primeros veinte o veinticinco años del proceso y han pasado cincuenta, es decir, estamos abocados a una carrera contra el tiempo.

Es un proceso complejo, coincide además con el tiempo límite de funcionamiento de la dirección histórica de la Revolución, o sea, tiene que haber habido ya un relevo generacional. Además, se mezclan elementos de tareas incumplidas de desfase desde el punto de vista de la economía; de desfase desde el punto de vista de la readecuación del modelo socioeconómico del país; y con la inminente emergencia o nuevo liderazgo que el compañero Raúl Castro ha señalado en varias ocasiones, aunque de acuerdo con la legislación vigente pudiera buscar un segundo periodo como presidente, él no piensa ir por su reelección. Ya se producirá el relevo generacional, mientras tanto se trata de reordenar todo el sistema de relaciones internacionales y también de hacer un cambio tomando cierta distancia de lo que había sido el control absoluto del Estado, de todos los elementos de la economía, inclusive, los elementos del comercio minorista y toda una serie de cuestiones que implica un reto porque es una transformación que cambia la vida de la gente. Sabemos que a largo y mediano plazo la va a cambiar para bien, pero todos nos preocupamos un poco por lo que se está haciendo, buscando oportunidades en lo que nosotros llamamos ahora sector informal que para ustedes sería la micro y pequeña empresa. Yo diría que la política que se está siguiendo se enmarca muy bien en el sentido de los denominados lineamientos que realmente fueron discutidos con todo el pueblo. Uno aprecia que lo del proyecto de los lineamientos finalmente se está implementando, en mi caso, por ejemplo, he visto reflejado que lo que planteamos con mi núcleo de base efectivamente ha sido tenido en cuenta, y lo otro, como dice Raúl, es que hay que hacer todo este proceso pegado al suelo, escuchando a la gente y haciendo las adecuaciones que las circunstancias determinan que hay que hacer, yo creo que se está haciendo y tengo confianza en el proceso.

– ¿Hay apertura hacia la inversión extranjera por parte del Estado cubano?

– Hay una política que realmente no es nueva desde que se produjo el desmoronamiento de la Unión Soviética consistente en una apertura a la inversión extranjera en Cuba. Yo diría que hay adecuaciones a esa política que están rectificando problemas legales para que responda a las necesidades de la actualidad pero en ningún caso estamos hablando de una política igual a la de otros países en América Latina donde imperan gobiernos neoliberales en los que se aplican medidas indiscriminadas que le permiten al capital extranjero venir y depredar. La nuestra es una política donde se busca una asociación entre capital extranjero y fundamentalmente el Estado cubano, quizás eventualmente con otros actores de la sociedad, bajo el criterio de que sea en beneficio directo del país y que no perjudique de manera alguna nuestra soberanía.

– Hace poco me decía alguien de ultraderecha que el bloqueo norteamericano a Cuba es más «simbólico», entre comillas, habida cuenta que Cuba mantiene relaciones comerciales con la Unión Europea, con China, con América Latina. No obstante existe un informe que señala que el bloqueo económico por parte de Estados Unidos la ha costado a la isla más de un billón de dólares. En virtud de ello, ¿cuál es el impacto real del bloqueo en la actual coyuntura socioeconómica de su país?

– En realidad el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba está haciendo en estos momentos ese informe. Yo vi la presentación que hizo el vicecanciller Abelardo Moreno donde el impacto es devastador, imagínese que nosotros tenemos 90 millas de distancia con las costas de los Estados Unidos y tenemos que importar cosas de China, ahí se genera un problema de costos, importar de Europa y hasta países de América del Sur. El mercado norteamericano seria el normal para abastecernos de un conjunto de cosas. Hay comercio restringido entre los Estados Unidos y Cuba. A partir de un huracán devastador que azotó a Cuba, el gobierno de los Estados Unidos ofreció una ayuda, el gobierno cubano le dijo que más que ayuda nos interesaría es poder tener un comercio bilateral en términos justos. Eso se procesó por la compleja maquinaria política de los Estados Unidos y su Congreso, logrando desde años atrás que se puedan realizar compras de determinados artículos agrícolas de primera necesidad, lo cual es una ventaja por el tema de costos, por el tema de cercanía, pero las condiciones son onerosas en el sentido de que hay que pagar de inmediato, hay que pagar en euros, hay que esperar que el barco salga de las aguas territoriales de los Estados Unidos, porque si no alguna organización contrarrevolucionaria puede realizar una operación que lo detenga. A cualquier ciudadano de un país de América del Sur le sorprendería la cantidad de problemas que hay que afrontar, incluso problemas de salud, de equipamiento para curar cáncer en los niños. Esa persona que le dijo eso sobre el bloqueo estadounidense sencillamente no tiene ni idea, le recomendaría que fuera a Cuba y hablara con nuestras gentes.

– ¿El bloqueo económico que mantiene Estados Unidos contra Cuba se puede asimilar hoy en día a un crimen de lesa humanidad?

– Si, claro, en realidad el expresidente de la Asamblea Nacional de Cuba, compañero Ricardo Alarcón, que durante muchos años fue embajador en Naciones Unidas y tiene una larga trayectoria, se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores también, ha explicado incluso con un documento garante que el acto de bloqueo encaja perfectamente como crimen de lesa humanidad de acuerdo con el derecho internacional y los principios de Naciones Unidas.

En Emérica Latina hay posibilidad de hacer lucha social


– Hablemos de América Latina que es el tema que usted ha dedicado muchos años a través de la academia, el ensayo, la investigación y el periodismo. ¿Cuál es su óptica respecto de la realidad socioeconómica de América Latina? ¿Se pasó de la resistencia a la consolidación de las alternativas gubernamentales o todavía estamos en un proceso incipiente para lograr la emancipación?

– El último libro que escribí, el cual vengo a presentar a Colombia se llama «La izquierda latinoamericana en el gobierno: alternativa o reciclaje». En él analizo si son estos gobiernos de izquierda una alternativa al capitalismo. Es el inicio de una transformación social en beneficio de los sectores populares o es un paréntesis en la dominación capitalista como en definitiva fue la Unión Soviética, que tuvo un larguísimo paréntesis pero a la larga volvió el capitalismo. Yo no creo que el tema sea tratar de dar una respuesta respecto de decir si un gobierno determinado tiene futuro, o si este bueno o aquel es malo, sino tener presente las circunstancias. En ese sentido, yo admiro mucho el concepto acuñado por el presidente Rafael Correa: no estamos en una época de cambio sino en un cambio de época. Pero estamos en una nueva época y asimilo ese concepto siempre y cuando exista una ruptura con la historia anterior de la humanidad. Entonces yo diaria que en América Latina hoy por un conjunto de circunstancias, por el Facebook y las redes sociales, hay la posibilidad de hacer la lucha social y la lucha política, incluso ocupar espacios institucionales por parte de fuerzas progresistas y de izquierda. Esto es una gran pugna de correlación de fuerzas, es decir por momentos avanzamos, por momentos viene una contra ofensiva del imperialismo y retrocedemos, y esto tenemos que ubicarlo en ese cuadro.

Yo creo que el imperialismo norteamericano no se resigna a que en América Latina no haya gobiernos neoliberales como los originales porque en Washington quieren gobiernos como el de Menen, como el de Lacalle, como el de Andrés Rodríguez, como el de Collor de Mello, como el de Fujimori, y no se resignan, repito, a que haya otro tipo de gobiernos. Por supuesto hay una gran variedad ideológica y política porque no es lo mismo lo de Venezuela con el gobierno de Brasil, o como el de Uruguay, o el de Ecuador, cada uno tiene sus particularidades, pero yo lo que veo es que desde el mismo momento que comenzó la elección de gobiernos de izquierda y progresistas existe una contraofensiva del imperialismo norteamericano.

Ha habido momentos álgidos recordemos Bolivia, la presión por el separatismo, o en Ecuador el intento de golpe de Estado en contra del presidente Correa. En este momento arrecia una campaña en contra de dos países muy importantes, uno es Venezuela y el otro es Brasil. El tema Venezuela es particularmente neurálgico porque en mi opinión personal la correlación de fuerzas en América Latina en este momento está determinada por una alianza estratégica entre el ALBA y el MERCOSUR, la cual si llega a su mayor expresión, se consolida con el ingreso de Venezuela como miembro pleno de a este mercado del sur, eso para los Estados Unidos es algo muy sensible. Y nosotros que nos congratulamos con esa presencia venezolana en el MERCOSUR y con la consolidación de esta alianza tenemos que tener muy presente que si algún día, estamos seguros que no será así, pero si algún día la reacción triunfara en Venezuela entonces se desarticularía este engranaje de mecanismos de concertación política de naturaleza progresista y de izquierda que ha habido en la región. En consecuencia, ya no sería la Venezuela de Chávez o de Maduro la que esté en MERCOSUR sino la de de Henrique Capriles, o de alguien como él.

– Pero el peligro es inminente: Estados Unidos ha atravesado el palo en la rueda con la Alianza del Pacífico…

– Por eso digo, en efecto, lo que está en juego son las relaciones de fuerza. En 2005 a Estados Unidos no le funcionó el proyecto del ALCA y optó el plan B, estableciendo tratados de libre comercio bilaterales y subregionales, y finalmente ahora está consolidando el eje del Pacífico como eje estratégico y por supuesto es un elemento de contrapunteo con MERCOSUR. En mi opinión, la correlación de poderes puede cambiar en la medida que se produzcan cambios políticos en esos países. En el Pacífico está Ecuador, está Chile, y ahora previsiblemente cuando se produzca la elección que todos esperamos que gane la expresidenta Bachelet ello implica un cambio, no es un cambio dramático porque ahí hay razones de sujeción transnacional que no permiten realmente al menos que haya una transformación muy profunda, pero esperamos que haya un giro en ese sentido.

– ¿Qué significa en términos reales para los países de América Latina y particularmente para Cuba un proyecto como el ALBA?

– Bueno, el ALBA es un mecanismo de concertación política. Yo establezco la diferencia entre la integración económica, cooperación y concertación política. Diría que la integración económica en América Latina en general marcha muy lento. Son países que históricamente se han integrado de manera subordinada a centros de poder mundial y que por tanto la integración entre ellos es muy relativa. En el caso del ALBA lo fundamental no es tanto la integración económica que desde el punto riguroso de lo que es economía no se ha avanzado lo suficiente pero si se ha avanzado muchísimo en la construcción de un mecanismo de concertación política y de colaboración. Otra cosa es la cooperación que es distinto. La cooperación no necesita conectar cadenas productivas, no necesita de una serie de requerimientos que ya hablando de integración económica sí sería imprescindible.

– Pero en los países del ALBA hay un común denominador y es que si bien es cierto sus gobiernos le han hecho frente a las políticas devastadoras neoliberales, no obstante tienen como característica el capitalismo de Estado. ¿Cuál es su análisis?

– El sistema imperante en el mundo es el capitalismo, con respecto a eso me permito citar a un gran amigo mío, Hugo Moldiz, politólogo boliviano muy importante. Él dice que lo determinante y dominante sigue siendo la democracia burguesa que por supuesto nosotros políticamente la rechazamos pero que ya no es la misma. Es decir, ya con constituciones como las de Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, no es exactamente la misma democracia burguesa que había antes, sigue siendo determinante pero hay otras formas de democracia: comunitaria, de participación directa que empiezan a copar espacios que aún no son determinantes. Todavía lamentablemente estamos en un escenario en el cual se puede orquestar una campaña de desestabilización, y se puede orquestar una campaña de medios como está ocurriendo en Venezuela, y con las armas mediadas del capitalismo, como decía el Che, están hostigando a la Revolución Bolivariana. El día que avancen los gobiernos comunales, ese tipo de proyectos políticos que son más democracia que la democracia representativa, cerraremos la brecha pero yo diría que ya no estamos como estábamos en la América Latina de la democracia neoliberal pura y dura de la década de los años 90.

– ¿Dentro de ese contexto del nuevo constitucionalismo latinoamericano se puede hablar de un pensamiento del sur, con las innovaciones de Ecuador y Bolivia, que han institucionalizado por ejemplo elementos epistemológicos o éticos como el Sumak kawsay o el Sumak qamaña? ¿Cuál es su opinión?

– Yo creo que estamos en un cuarto momento. Un primer momento fue cuando se derrumbó el muro de Berlín y la Unión Soviética, estábamos sencillamente desconcertados, lo que primaba eran las ideas aquellas de que la globalización había roto con toda la historia de la humanidad, que la revolución científico-técnica había desplazado al ser humano del papel de protagonista de su propia historia y era un esclavo de la competitividad. En un segundo momento empieza la crítica al capitalismo, al neoliberalismo, la gente comienza a darse cuenta, a desentrañar los misterios y a criticar, pero todavía sin ninguna propuesta propia, recuerdo que se hablaba de la búsqueda de alternativas. Un tercer momento, yo diría que sí, empieza la construcción de nuevos paradigmas emancipatorios y surge la idea del Socialismo del siglo XXI. Pero surge originalmente como una concepción que yo no comparto, que era la de contraponerlo y negar el Socialismo del siglo XX, negar la idea de Marx. Yo creo que por supuesto la idea de Marx hay que adecuarla y tomo distancia de lo que fue el socialismo real por errores que se cometieron que en definitiva hundió al socialismo de la revolución. En este contexto fue fundamental el hecho de que Chávez asumiera el concepto de Socialismo del siglo XXI. Él lo asumía más bien para calificar su proyecto, un desarrollo teórico, digamos, a muy largo plazo, estamos haciendo cosas, esto es para nosotros Socialismo del siglo XXI, y el hecho de que Chávez lo asumiera ha abierto la puerta importante para que muchísima gente entre en un debate de qué cosa es el Socialismo del siglo XXI.

– ¿Y en ese sentido, Chávez fue un profeta?

– En Cuba hay una religión africana, que yo no profeso, que alude a un elemento que se denomina el Elewa. Es el que abre los caminos. Sé que existe esa figura. Yo creo que Chávez en ese sentido abrió los caminos y hoy hay instalado un gran debate. Si nosotros nos ponemos a estudiar todo lo que se está diciendo sobre filosofía, sobre el tema de géneros, sobre el tema de afros, se puede afirmar que todos los elementos de lo que sería un paradigma emancipatorio están presentes ahí. Lo que si veo es un divorcio y es que ese debate que se está dando no necesariamente es el que orienta las acciones de todo gobierno progresista y de izquierda. Los gobiernos están actuando de manera empírica, están reaccionando a campañas de desestabilización, a problemas concretos que se presentan.

– ¿Un poco el ensayo y error?

– Y en paralelo se está dando, yo no digo que no haya interacción pero no la suficiente. Es decir, el Socialismo del siglo XXI que por supuesto tendrá que tener adecuaciones nacionales en cada caso, y no estoy hablando de un modelo como fue el stalinista, ni mucho menos, tiene que tener un gran vector de pensamiento emancipatorio que todavía no está instalado. No se ha logrado la síntesis entre praxis y teoría.

Las experiencias de procesos de paz en Latinoamérica

– Usted acaba de publicar hace unos meses un libro sobre los procesos de paz en América Latina, obviamente con las características de cada país. ¿Se pueden señalar elementos comunes en cuanto a la consecución de la paz en aquellas naciones que han enfrentado conflictos en esta región?

– Yo creo que hay experiencias, la matriz fue la gran lucha política e ideológica, incluso militar que se dio en Centroamérica y que derivó en los acuerdos que tuvieron un desenlace que francamente a mí no me satisfizo. Yo creo que finalmente el Grupo de Contadora que se creó como un esfuerzo latinoamericano para evitar una intervención militar de los Estados Unidos terminó siendo funcional al imperialismo norteamericano porque los países que hicieron parte de ese grupo terminaron siendo miembros de la Comisión Internacional de Verificación y Seguimiento Unilateral exigiéndole cada vez más a Nicaragua. Llevaron a los compañeros sandinistas a una elección en condiciones en que necesariamente la iban a perder. Pero bueno, rescatemos de que de todas maneras creó un marco general el cual sirvió para el proceso de diálogo y negociación en el caso de El Salvador que llevó a concretar los acuerdos de Chapultepec 1992 y posteriormente los acuerdos de paz de Guatemala que se firmaron en Nueva York en 1996. Estos son los que tendrían una relación más directa con lo que ha pasado en Colombia. En este libro que yo coordiné, una antología de varios autores, hay análisis sobre Nicaragua, Salvador, Guatemala y uno sobre los procesos de dialogo y desmovilizaciones durante los años 90 y 91 en Colombia. También hay un trabajo sobre los acuerdos de San Andrés con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional de Chiapas en México, y tres trabajos sobre la mesa de diálogo entre las Farc y el gobierno colombiano en La Habana, así como sobre las perspectivas de diálogo con el ELN.

– ¿Qué elementos comunes se podrían tomar de estos procesos de paz, o cada experiencia es muy particular?

– El tema de anticipar una negociación es un proceso muy complejo y no termina el día que se firman los acuerdos. A partir de su firma viene su interpretación y la aplicación por cada una de las partes y eso es un proceso sumamente complejo. Por ejemplo, en el caso de los compañeros de El Salvador, lo que tenían que enfrentar era la cuestión política y no se percataron de que estaban frente a un flanco que ellos no lo advirtieron en ese momento y que era el tema económico. Si bien en este país con los acuerdos de paz se ha dado una democratización política al mismo tiempo se le abrieron las puertas de par en par al neoliberalismo y eso trae consecuencias. Otro tema importante es el de la desmovilización. En el caso salvadoreño fueron once años de guerra de la cual retornaron 16.000 combatientes que tenía el FMLN pero después de los acuerdos aparecieron 100.000. Eso quiere decir que gente que estaba en las ciudades, que tenían casa, que tenían empleo, fueron los que trataron de sobrevivir. Hay una serie de problemas que no tienen absolutamente nada que ver con la situación del conflicto colombiano. El caso de Colombia es muy particular, muy especial, pero hay cosas que de todas maneras hay que registrar, el tema humano, el tema de cumplimiento de acuerdos, es decir, un poco la intención de estos trabajos que he realizado es la de mostrar las experiencias, y si les sirven qué bueno y sino, simplemente no importa.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.