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La hipótesis de que el candidato de la Francia Insumisa acceda a la segunda vuelta ha dejado de ser inverosímil ante el hundimiento del PS

La revolución tranquila de Mélenchon

Fuentes: Ctxt

El fantasma de Jean-Luc Mélenchon planea sobre el Elíseo. A pocos días de la primera vuelta de las presidenciales francesas de este domingo 23 de abril, la espectacular remontada en los sondeos del líder de la izquierda radical ha convulsionado la campaña. Según los últimos estudios de opinión, el candidato de la Francia Insumisa obtendría […]

El fantasma de Jean-Luc Mélenchon planea sobre el Elíseo. A pocos días de la primera vuelta de las presidenciales francesas de este domingo 23 de abril, la espectacular remontada en los sondeos del líder de la izquierda radical ha convulsionado la campaña. Según los últimos estudios de opinión, el candidato de la Francia Insumisa obtendría un 19% de los votos, mientras que hace tan sólo un mes le concedían en torno al 10%. Ahora, quedaría cerca del trío de cabeza conformado por el conservador François Fillon (19,5%), el centrista Emmanuel Macron (23%) y la ultranacionalista Marine Le Pen (22,5%). La hipótesis de una segunda vuelta entre la extrema derecha del Frente Nacional y la izquierda radical de Mélenchon ha dejado de ser inverosímil. Y más en un contexto en el que un cuarto de los electores todavía tienen dudas sobre a quién votar.

La remontada de Mélenchon se ve alimentada por el apoyo masivo que este recibe en los mítines. Tras haber reunido a 120.000 personas (según los organizadores) en la marcha por la Sexta República del 18 de marzo en París, la dinámica positiva de su campaña no ha hecho más que acentuarse. Marsella, Toulouse, Lille… Es larga la lista de ciudades en las que Mélenchon ha conseguido congregar a más de diez mil simpatizantes a sus actos.

Este viejo izquierdista, de 65 años, que militó durante treinta años en el Partido Socialista (PS), se ha convertido, también, en el político mejor valorado por los franceses. Según un reciente sondeo de Ifop, el 68% de los franceses tiene una opinión positiva de él, tras haber experimentado una subida de 22 puntos en este índice durante el último mes. El 29% de los ciudadanos de entre 18 y 24 años asegura querer votar por el líder de la izquierda radical, lo que le ha situado como el candidato preferido de los jóvenes, por delante de Macron y Le Pen.

¿Cómo el radical y polémico Mélenchon ha conseguido erigirse en el político mejor considerado por los franceses? ¿Cómo la decaída y dividida izquierda francesa puede todavía aspirar a su victoria en las presidenciales? Pedagogía, populismo de izquierdas, un uso virtuoso de las redes sociales y, sobre todo, la decadencia del socialismo francés. Estas son las claves de la remontada del candidato de la Francia Insumisa.

Las buenas perspectivas electorales de Mélenchon no resultan ninguna novedad. Durante las presidenciales de 2012, el entonces aspirante del Front de Gauche llegó a situarse con un 17% en intención de voto. Pero al final tuvo que conformarse con el 11% de los sufragios y la cuarta posición, por detrás de Hollande, Sarkozy y Le Pen. Al contrario que hace cinco años, Mélenchon se beneficia ahora del voto útil de los electores desencantados con el PS. «El 30% de los votantes de Hollande en 2012 afirma que votará por el candidato de la Francia Insumisa», explica Federico Vacas, director adjunto del departamento de política de Ipsos. Esta tendencia puede acentuarse por las pobres perspectivas de Hamon (8%), traicionado por el ala derecha de su partido, que apoya a Macron.

La conversión del candidato de la Francia Insumisa como posible líder de la izquierda francesa es el fruto de su tortuosa trayectoria después de abandonar el PS en 2008. Tras haber sido elegido senador en 1986 con sólo veinticinco años y haber ejercido como ministro delegado de la Formación Profesional entre 2000 y 2002 durante el Gobierno de Lionel Jospin, Mélenchon rompió su carnet socialista para fundar su propio partido, el Parti de Gauche, y conformar junto con los comunistas franceses la coalición del Front de Gauche. Así seguía el ejemplo del carismático dirigente socialdemócrata alemán Oskar Lafontaine, que abandonó el SPD en 2005 para fundar Die Linke.

Tras las presidenciales de 2012, la obsesión de Mélenchon fue ampliar su electorado más allá de los votantes tradicionales de la izquierda radical. Inspirado por las revoluciones ciudadanas en América Latina y las mareas españolas, pretendió canalizar su rechazo a las políticas neoliberales de Hollande a través del movimiento por la Sexta República, fundado en la primavera de 2013. «El sistema no tiene miedo de la izquierda, sino del pueblo», aseguraba en 2014 en la obra L’ère du peuple (La era del pueblo).

Inspirado por Podemos y Bernie Sanders

Pero mientras la irrupción de Podemos sacudió el tablero político español, el populismo de izquierdas de Mélenchon pareció ineficaz durante años ante el canto de las sirenas del Frente Nacional. El Front de Gauche obtuvo menos de un 10% de los votos en las elecciones departamentales y en las regionales de 2015. Cuando Mélenchon anunció su candidatura a las presidenciales en febrero del año pasado a través del movimiento de la Francia Insumisa, la mayoría de los analistas eran escépticos respecto a sus perspectivas electorales. Aseguraban que difícilmente sobrepasaría su techo de cristal del 11% de los votos.

En esa misma época, la directora de comunicación de Mélenchon, Sophia Chikirou, trabajó durante varios meses con el equipo de Bernie Sanders en las primarias del Partido Demócrata en Estados Unidos. Esta experiencia influyó directamente en el uso virtuoso que la Francia Insumisa hace de las redes sociales. Con más de un millón de seguidores en Twitter y 900.000 en Facebook, los responsables de la Francia Insumisa han convertido el canal de YouTube de su candidato en un medio audiovisual de masas — con más de 300.000 seguidores–, siguiendo el ejemplo de Pablo Iglesias y La Tuerka. «Han tenido la inteligencia de crear un medio audiovisual de izquierdas alter mundialista y este puede alcanzar unos niveles de audiencia parecidos a los de una cadena de televisión normal», asegura el politólogo Thomas Guénolé, autor de La mondialisation malheureuse.

La candidatura de la Francia Insumisa también se ha visto impulsada por iniciativas ciudadanas, como la creación del videojuego Fiscal Kombat,en que el personaje digital de Mélenchon combate a «oligarcas», como Sarkozy o el presidente de la patronal francesa Pierre Gattaz. La emergencia de youtubers de izquierdas, como Osons Causer o Usul, cuyos vídeos pueden alcanzar más de un millón de visualizaciones, también ha contribuido a difundir su ideario radical. La última gran innovación de su equipo de campaña consistió en organizar este martes 18 de abril un mitin en siete ciudades distintas. Mientras que el dirigente izquierdista intervenía en persona en Dijon, también estuvo presente en otras seis ciudades mediante el uso de un holograma. Para el último acto de campaña, que tendrá lugar el viernes 21 en París, contará con el apoyo de una delegación de Podemos encabezada por Pablo Iglesias.

«Mélenchon ha sido el candidato que ha hecho la mejor campaña, gracias a su modernidad, lo que le ha permitido rejuvenecer su imagen. Pero sobre todo gracias a sus buenas intervenciones en los dos debates televisivos», afirma Vacas. De hecho, el primero de ellos, el 20 de marzo, permitió al candidato de la Francia Insumisa exhibirse como uno de los mejores oradores de la política francesa y dejar en evidencia al socialista Hamon. «Ese día se produjo el efecto de Batman y Robin entre los dos candidatos de la izquierda y nadie quiere votar a Robin», explica Guénolé.

Un programa transversal pero radical

«No estaba interesada por las presidenciales, pero tuve una revelación cuando vi a Mélenchon durante el primer debate», asegura Virginie V., 28 años. Presente en el mitin del 12 de abril en Lille, esta antigua votante socialista o de los verdes reconoce que las ideas de su candidato predilecto se encuentran más a la izquierda que las suyas, «pero el personaje me inspira confianza».

«No lo voté en 2012, pero me gusta que haya cambiado su tono y que intente hacer comprender a la gente cuestiones como la ecología», afirma Claire Roman. Esta profesora de secundaria, de 28 años, asegura que volvió a interesarse en la política durante la primavera del año pasado con la movilización en contra de la reforma laboral y la emergencia del movimiento Nuit Debout, inspirado en el 15M. Desde entonces, sigue las emisiones del canal de YouTube de Mélenchon y el 18 de marzo asistió a la marcha por la Sexta República en París. En Lille, participó por primera vez como voluntaria en un mitin de la Francia Insumisa.

Ante las 12.000 personas que llenaron el Gran Palacio (varios centenares se quedaron fuera del pabellón) en Lille, el norte de Francia, una de las regiones más deprimidas económicamente del país, Mélenchon desgranó su programa durante un extenso discurso de más de una hora. Sin tenerlo escrito y utilizando apenas unas fichas, su habilidad oratoria destaca por su estilo pedagógico y a menudo humorístico. La transición ecológica, el sufrimiento animal, la igualdad salarial entre hombres y mujeres… Son este tipo de cuestiones transversales y de carácter humanista las que predominan durante los actos del candidato de la Francia Insumisa.

Sin embargo, esta voluntad de abarcar mayorías no ha comportado que la Francia Insumisa modere sus propuestas, cuyo programa resulta bastante parecido al que ya presentó con el Front de Gauche de 2012. La salida de Francia de la OTAN; la renegociación de los tratados europeos, bajo la amenaza de convocar un referéndum sobre la permanencia de Francia en la Unión Europea; o un plan de inversiones de 100.000 millones de euros para relanzar la deprimida economía francesa. Son algunas de las medidas más emblemáticas del programa de Mélenchon, eje central de su candidatura y cuya versión en papel se comercializa en las librerías, donde forma parte del top diez de los libros más vendidos.

El candidato de la revolución tranquila

«Mélenchon: el delirante proyecto del Chávez francés». «Mélenchon, el nuevo riesgo francés». Así titularon el 12 de abril el diario conservador Le Figaro y el rotativo económico Les Echos respectivamente. Tras haberlo ignorado durante el inicio de la campaña, la prensa conservadora y sus rivales en la carrera al Elíseo centran ahora buena parte de sus críticas al candidato de la Francia Insumisa en reprocharle su simpatía por Hugo Chávez o Fidel Castro.

Mélenchon respondió a las críticas de la derecha francesa resaltando la peligrosidad de los programas de sus rivales. «Si elegís a estos tres (Macron, Fillon o Le Pen), terminaréis escupiendo sangre», proclamó en Lille mientras sus simpatizantes lo ovacionaban con el grito emblemático de la Francia Insumisa: «Dégagez, dégagez (Larguense, larguense)». Ante las políticas de austeridad reivindicadas por Macron y Fillon, el líder izquierdista ha hecho del restablecimiento del orden social republicano un elemento central de su populismo de izquierdas.

El candidato de la Francia Insumisa parece haber sabido adaptar el populismo de izquierdas de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe al lenguaje político francés «gracias a sus referencias constantes a la República y la pasión francesa por la igualdad», explica el periodista del semanario Marianne Marc Endeweld, autor de Le choix de l’insoumission, una entrevista biográfica al líder de la izquierda radical. Esta adaptación queda simbolizada en el hecho de que La Marsellesa y las banderas tricolores han sustituido en los mítines al canto de La Internacional y los estandartes del Partido Comunista y la CGT. Una estrategia populista que parece estar calando en Francia, «a pesar de que las clases medias francesas han sufrido las consecuencias sociales de la crisis en menor medida que las españolas o las griegas», recuerda Endeweld.

«Mientras que en 2012 Mélenchon utilizó un estilo muy agresivo, ahora lleva seis meses defendiendo que es el candidato más razonable», explica Guénolé. El líder de la Francia Insumisa promete llevar a cabo una revolución tranquila. Una expresión que evoca «La Force tranquille» (La Fuerza tranquila), el lema con el que el socialista François Mitterrand ganó las presidenciales de 1981. Tranquila para algunos, incendiaria para otros, la remontada de Mélenchon ha sacudido la carrera al Elíseo.

Fuente: http://ctxt.es/es/20170419/Politica/12261/Melenchon-elecciones-francia-presidenciales-Fillon-Le-pen.htm