Contenido I. Resumen: 3 II. Introducción: 3 III. Marco analítico: 4 3.1 Vulnerabilidad ante el cambio climático de las mujeres en Nicaragua. 4 3.2 Importancia de las mujeres en la adaptación al cambio climático en Nicaragua. 9 3.3 Equidad de género premisa fundamental para la adaptación nacional al Cambio Climático 14 IV. Conclusiones: 15 V. […]
Contenido
3.1 Vulnerabilidad ante el cambio climático de las mujeres en Nicaragua. 4
3.2 Importancia de las mujeres en la adaptación al cambio climático en Nicaragua. 9
3.3 Equidad de género premisa fundamental para la adaptación nacional al Cambio Climático 14
V. Bibliografía consultada: 16
Las mujeres juegan un papel fundamental en la construcción de los procesos de adaptación al cambio climático, históricamente y debido a los roles preestablecidos, la mujer en Nicaragua, al igual que en el resto de Latinoamérica ha sido invisibilizada en los procesos de planificación del desarrollo, ahora, en el contexto del cambio climático y por la urgente necesidad de construir planes de adaptación integrales es necesario desarrollar estrategias nacionales que permitan profundizar los aspectos de equidad de género con enfoque de cambio climático a fin de construir procesos de adaptación que nos acerquen a la construcción de ciudades y/o comunidades mas resilientes.
El cambio climático constituye en la actualidad un tema trascendental en la historia de la humanidad, sus efectos son evidentes con la aparición de eventos naturales que afectan directamente a las poblaciones más vulnerables y los ecosistemas más frágiles en todo el mundo.
Sus impactos y la gravedad de estos, varían por las diferentes regiones del mundo y afectan a las poblaciones más vulnerables, entre las que se encuentran las mujeres debido a los roles que juegan en la sociedad patriarcal y conservadora.
Entender las razones, mecanismos y potencialidades de las mujeres nicaragüenses en función de los procesos de adaptación, nos acerca a diseñar políticas integrales que permitan influir en la sociedad sobre la importancia de la participación de la mujer como actor clave y fundamental para la construcción de un país más resiliente. Al mismo tiempo, nos permite influir sobre el establecimiento de estrategias transversales, donde el medio ambiente, la equidad de género y la construcción de equilibrios territoriales sean constantes en el quehacer político – institucional y comunitario, a fin de lograr procesos de adaptación más eficientes e inclusivos.
El presente ensayo trata de explicar las razones que determinan la vulnerabilidad de las mujeres en Nicaragua, la importancia de estas en los procesos de adaptación y la construcción de resiliencia y como la equidad de género es premisa fundamental para la adaptación nacional al Cambio Climático.
Para el presente ensayo se retoman conceptos de vulnerabilidad, cambio climático, adaptación y equidad de género divididos en los tres ítems siguientes:
El cambio climático según lo establecido en el Artículo 1 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, es el «cambio del clima atribuido directa o indirectamente a actividades humanas que alteran la composición de la atmósfera mundial, y que viene a añadirse a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables». Estos cambios o alteraciones atmosféricas provocan transformaciones sistémicas en el planeta, propiciando la aparición de eventos naturales que impactan negativamente el territorio1 y afectan directamente a las poblaciones más vulnerables y los ecosistemas más frágiles con repercusiones en todos los subcomponentes del sistema territorial.
Nicaragua no es ajena a los impactos del cambio climático global, ni a su variabilidad climática. Al igual que toda la región centroamericana, está expuesta o amenazada por huracanes, tormentas, sequias, inundaciones, deslizamientos, incendios, ondas de calor, elevaciones del nivel de mar, etc. Estas amenazas sumadas a la alta vulnerabilidad del país (altos niveles de pobreza, frágil infraestructura, sistemas de salud incipientes, alta ruralidad, concentración urbana desordenada, sistemas productivos inadecuados, etc.), determinan la actual capacidad de resiliencia territorial del país y exponen la urgente necesidad de construir una estrategia de adaptación nacional.
Uno de los elementos más importantes y determinantes de la vulnerabilidad está relacionado con la población, donde sus características económicas, culturales, etarias, genero etc. influyen en las formas de actuar frente al cambio climático y por ende en su capacidad de adaptación. En ese sentido se puede afirmar que existen personas más vulnerables que otras en dependencia de las condiciones de su entorno, de sus condiciones económicas, de su ubicación geográfica, del acceso a los servicios básicos (salud, educación, agua potable, energía eléctrica, etc.) etc. Al mismo tiempo la vulnerabilidad de las personas está permeada por la distribución de los roles sociales, las desigualdades en el acceso y control de los recursos naturales, del empleo, la propiedad de la tierra, la participación ciudadana limitada, etc. las cuales priman con mayor fuerza en las zonas rurales del país y particularmente en las mujeres.
Por ejemplo, según un estudio financiado por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, llamado: Equidad de género en el mercado laboral Nicaragua 2008, «La brecha de ingresos observada para el país en general es de 19.8% favorable a los hombres; al desagregar por clasificación de ocupaciones se obtuvo que la brecha más pequeña se observa entre los trabajadores no calificados, mientras que las más grande se observa en las actividades agropecuarias y pesqueras (a favor de los hombres en ambos casos)».2
Nicaragua, según el censo 2005, tenía una población total de 5,142, 098.00 distribuidos geográficamente en las zonas rurales (44.1%) y en la zonas urbanas (55.9). Del total de la población el 50.7% son mujeres y el 49.3% son varones, para una relación de masculinidad de 97 hombres por cada 100 mujeres. Dicho 50.7% significa que en Nicaragua existen 2,607, 607.003 mujeres de las cuales el 42.21% viven en las zonas rurales del país y se dedican principalmente al trabajo del hogar y la agricultura como mano de obra familiar, sin recibir remuneración.
Otra variable que profundiza la posición de desigualdad en las mujeres Nicaragüenses y por ende profundiza su vulnerabilidad ante el cambio climático, tiene relación directa con elementos culturales religiosos. En un país donde el 86% de la población es cristiana (católicos 52% – protestantes 34%)4, la iglesia juega un papel preponderante en relación a los patrones relacionales entre hombre y mujeres. Como lo expresa, Alemán P. (1990), «El mensaje de las iglesias cristianas ha reproducido y reforzado las actitudes y valores que subordinan a la mujer. Tres son los aspectos que caracterizan los valores y actitudes religiosas predominantes. Primero, reitera que la mujer debe estar subordinada al hombre. Segundo, restringe la vida sexual únicamente para propósitos de reproducción biológica. La iglesia católica está en contra de cualquier forma de anticonceptivos artificiales dando lugar a la creencia generalizada de que la mujer no puede decidir cuántos hijos tener, ya que eso es voluntad de Dios. Tercero, el papel principal y el destino de la mujer es ser esposa y cuidar de la familia y el hogar. Cualquier actividad que se aparte de ese papel es considerada amenazante para la sobrevivencia de la institución familiar. De igual manera, la iglesia protestante da por hecho la existencia de una relación jerárquica donde las mujeres se encuentran subordinadas a los hombres. En general, el marco ideológico tradicional de la religión continua siendo restrictivo para la mujer.» Esas desigualdades histórico-culturales producto de sistemas patriarcales altamente religiosos, repercuten directamente sobre la capacidad de adaptarse a los impactos del cambio climático debido a esos roles preestablecidos, las mujeres se encuentran más vulnerables en términos generales.
A partir del año 2007 con el ascenso al poder del Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional, inicia un proceso de reformulación política ideológica que atiende la complejidad de los procesos de desarrollo a partir de la transformación de las prácticas económicas, sociales y culturales abriendo un conjunto de oportunidades en función de capitalizar las relaciones ser humano – naturaleza y particularmente equilibrar las desigualdades entre hombres y mujeres. A partir de ello se elaboran, aprueban y aplican un sinnúmero de políticas públicas acompañadas de leyes específicas que restituyen el papel de la mujer en la sociedad nicaragüense y en su rol protagónico frente a temas determinantes del desarrollo del país y principalmente en los temas del medioambiente, entre las más importantes se pueden mencionar:
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Ley No. 648. Ley de Igualdad de Derechos y Oportunidades. Aprobada el 14 de febrero del 2008. Que tiene por objeto: «Promover la igualdad y equidad en el goce de los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales entre mujeres y hombres; establecer los principios generales que fundamenten políticas públicas dirigidas a garantizar el ejercicio efectivo en la igualdad real, en la aplicación de la norma jurídica vigente de mujeres y hombres, para asegurar el pleno desarrollo de la mujer y establecer los mecanismos fundamentales a través de los cuales todos los órganos de la administración pública y demás Poderes del Estado, gobiernos regionales y municipales garantizarán la efectiva igualdad entre mujeres y hombres.»
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Ley no. 717. Ley creadora del fondo para compra de tierras con equidad de género para mujeres rurales, aprobada el 05 de mayo de 2010. Que persigue: «Crear un fondo para compra de tierra con equidad de género para mujeres rurales, con el fin de otorgar apropiación jurídica y material de la tierra a favor de las mujeres rurales, lo que permitirá, además de mejorar la calidad de vida del núcleo familiar, el acceso a los recursos financieros, priorizando a aquellas mujeres cabezas de familia, de bajos recursos económicos.»
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Ley no. 779. Ley integral contra la violencia hacia las mujeres y de reformas a la ley no. 641 «código penal», cuyo objeto es: «actuar contra la violencia que se ejerce hacia las mujeres, con el propósito de proteger los derechos humanos de las mujeres y garantizarle una vida libre de violencia, que favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los principios de igualdad y no discriminación; establecer medidas de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia y prestar asistencia a las mujeres víctimas de violencia, impulsando cambios en los patrones socioculturales y patriarcales que sostienen las relaciones de poder.»
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Reglamento de la ley no. 648, ley de igualdad de derechos y oportunidades. 2010. Establece en su artículo 7 que «Se garantiza la igualdad de derecho a optar a cargos de elección popular como una oportunidad a la que tienen acceso tanto hombres como mujeres, estableciéndose un porcentaje proporcional del 50% para hombres y 50% para mujeres a las elecciones Nacionales, Regionales, Municipales y del Parlamento Centroamericano, promoviendo la participación, el progreso social y elevación del nivel de vida dentro de un concepto más amplio de igualdad y de oportunidad.»
Esta ultima marca un hito en la historia nacional al ampliar la participación efectiva de la mujer en los cargos públicos en igualdad de derechos y oportunidades con una proporcionalidad de 50% para hombres y 50% para mujeres. Esta última disposición ya se está implementando y en las últimas elecciones, gracias a reformas de la ley electoral y ley de municipios, se obtuvo una proporcionalidad en los cargos de elección popular, única en la historia del país. El Boletín No 87. Publicado por el GRUN con fecha de 29 de Noviembre de 2012, evidencia el cumplimiento del marco legal en materia de igualdad. En la siguiente tabla se puede apreciar el crecimiento en la participación de la mujer en cargos públicos.
Tabla. Distribución de hombres y mujeres en cargos municipales.
Períodos |
Alcaldes |
Vice alcaldes |
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Hombres |
Mujeres |
Hombres |
Mujeres |
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1997-2000 |
136 (93.8%) |
9 (6.2%) |
122 (84.1%) |
23 (15.9%) |
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2001-2004 |
138 (91.4%) |
13 (8.6%) |
117 (77.5%) |
34 (22.5%) |
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2005-2008 |
138 (90.2%) |
15 (9.8%) |
131 (85.6%) |
22 (14.4%) |
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2009-2012 |
129 (84.9%) |
23 (15.1%) |
62 (40.85) |
90 (59.2%) |
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2013-2016
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76 (50%) |
77 (50%) |
77 (50%) |
76 (50%) |
Fuente: Boletín No 87. Publicado por el GRUN con fecha de 29 de Noviembre de 2012.
Si bien se ha iniciado un proceso de restitución de los derechos de la mujer con excelentes resultados, sigue siendo necesario adoptar políticas educativas integrales con enfoque de género y cambio climático que garanticen no solo tener las leyes y políticas vinculantes, sino también que permitan cambiar la cosmovisión arraigada en nuestra sociedad sobre el rol de la mujer, de manera tal que se transmitan las herramientas personales que faciliten la gestión de los riesgos de manera más efectiva y minimice los impactos negativos del cambio climático.
La mujer como pilar fundamental de la familia, en el «marco tradicional», juega un papel fundamental en las formas en que está estructurada la comunidad. Históricamente ha jugado el papel principal en la preservación de la familia, en la transmisión de valores humanos, forjando a las nuevas generaciones; a la vez que desarrolla todo el trabajo del hogar y crianza de los hijos sin que esa labor sea valorada. En el ámbito rural el trabajo de las mujeres (generalmente «familiar» no remunerado), sirve para consolidar el tejido social que sostiene a su familia y por ende a la comunidad en su conjunto.
Actualmente el papel de la mujer en Nicaragua se vislumbra en dos áreas bien definidas, por un lado mantienen su rol cultural preestablecido como lo es la maternidad, la crianza de los niños y los cuidados del hogar, por el otro presenta una mayor participación en áreas profesionales, docentes, políticas y directivas. Para un gran porcentaje de mujeres, las áreas mencionadas anteriormente se entremezclan y surgen nuevos roles «los de supermujeres» que no solamente cumplen con los patrones culturales más arraigados, sino que también asumen roles externos al hogar y la familia como lo son: la incursión en todas las áreas profesionales, educativas, políticas, cargos de dirección, etc.
Por otro lado, en términos estadísticos hay más mujeres en el hogar y la comunidad que hombres, estas desempeñan un papel íntimo entre el hogar y las labores comunitarias, como ejemplo se puede citar, la agricultura familiar, la venta de productos locales, etc. Un elemento interesante arrojado por el censo nacional, 2005, es que el número de mujeres estudiando es mayor al de los varones, con una diferencias porcentual de entre 4 y 5% a favor de las mujeres, medido en relación a la matricula escolar durante los años 1998, 2001 y 2005. Sin embargo al observar las cifras de ocupación laboral, de las 1,675, 550.00 personas empleadas, las mujeres ocupan apenas el 31.56% de los empleos contra 68.43% de hombres. Estas diferencias evidencian no solamente la desigualdad en términos laborales y de oportunidades, sino que también demuestran las potencialidades de esa mano de obra femenina, mas calificada, pero totalmente desaprovechada. En la siguiente tabla se puede apreciar la diferencia educativa a nivel nacional entre hombre y mujeres.
Población de 6 a mas y condición de alfabetismo |
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Total |
alfabetas |
Analfabetas |
Nicaragua |
4404375 |
3360612 |
1043763 |
% |
100 |
76.30 |
23.70 |
hombres |
2157623 |
1633117 |
524506 |
% |
48.99 |
75.69 |
24.31 |
Mujeres |
2246752 |
1727495 |
519257 |
% |
51.01 |
76.88 |
23.11 |
Fuente: elaboración propia en base a cuadro 1. VIII Censo de Población y IV de Vivienda, 2005.
En base a lo anterior y tomando en cuenta las diferencias marcadas de género en cuanto a los papeles o roles de hombres y mujeres, la diferencia de recursos económicos y de accesibilidad, así como las diferencias en las relaciones de poder, hacen que las mujeres no participen directamente en las estrategias de desarrollo como entes prioritarios, cuando en la realidad son y deben ser parte fundamental para la construcción de nuevos paradigmas destinados a enfrentar los embates del cambio climático. El hecho de permanecer más tiempo en el hogar y en la comunidad las convierte en actores clave para el desarrollo de acciones de adaptación. En la siguiente matriz se ejemplifican algunas diferencias en el papel que juegan hombres y mujeres en la sociedad y las vulnerabilidades asociadas, como base para la construcción de medidas locales de adaptación.
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Mujeres |
Hombres |
Enlace a la vulnerabilidad al cambio climático |
Roles |
Quedarse en casa cuidando a los niños, como a otros miembros de la familia que estén enfermos o sean mayores. |
Pueden emigrar para tener acceso a oportunidades económicas. |
Su capacidad de emigrar en búsqueda de oportunidades económicas hace que sea más fácil para los hombres enfrentar la crisis, y puede ser beneficioso para toda la familia. Sin embargo, la emigración masculina a menudo aumenta la carga de trabajo de la mujer, pues se queda a cargo del hogar además de cumplir con sus labores habituales. También puede aumentar la exposición de la mujer a otros riesgos, tales como violencia de género o infección con VIH. |
Producir cultivos de subsistencia y productos pecuarios. |
Producir cultivos y productos pecuarios orientados a la comercialización. |
Tanto los cultivos como la ganadería se ven afectados por el cambio climático, y esto tiene consecuencias profundas para la seguridad alimentaria de la familia. Frecuentemente los hombres reclaman por suelos más fértiles y seguros para el cultivo de productos comerciales, dejando a las mujeres los cultivos de subsistencia en suelos más vulnerables y menos fértiles. |
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Son responsables del almacenamiento y preparación de los alimentos. |
Son responsables de vender productos alimenticios y ganadería de valor. |
Además de los desafíos ya descritos, el cambio climático tiene repercusiones en la preparación y almacenamiento de los alimentos (en términos del agua para la preparación de los alimentos y la vulnerabilidad de los almacenes de alimentos a fenómenos extremos, tales como ciclones e inundaciones). Las cosechas pueden verse reducidas o incluso destruidas por inundaciones o sequías. Esto afecta los precios de mercado y la disponibilidad de excedentes para vender -presionando tanto a hombres como a mujeres a buscar otras fuentes de ingreso y a reducir gastos mayores (por ejemplo, la mensualidad escolar). En los tiempos de escasez de alimentos, es frecuente que se espere que las mujeres alimenten a los otros miembros de la familia, antes de satisfacer sus propias necesidades. |
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Recursos |
Sus ingresos son inferiores y están más expuestas a ser económicamente dependientes |
Tienen ingresos más altos y tienen más probabilidades de poseer tierras y otros activos |
Normalmente los hombres tienen más dinero y otros activos que las mujeres. Los ahorros de los hombres sirven de «amortiguador» durante los tiempos difíciles y, junto con otros activos, se les hace más fácil invertir en un sustento alternativo. |
Tienen menos acceso a la educación e información |
Tienen más acceso a la educación e información. |
El manejo de los riesgos climáticos en la producción agrícola requiere de nueva información, destrezas y tecnologías, tales como pronósticos estacionales, análisis de riesgos y prácticas agrícolas de ahorro de agua. Los hombres tienen más probabilidades de acceder a estos recursos y el poder para utilizarlos y, por lo tanto, están mejor equipados para adaptarse. Al mismo tiempo, las mujeres a menudo poseen conocimientos tradicionales que pueden demostrar esfuerzos de adaptación. Ambos, la información actual como la tradicional son importantes en el contexto de adaptación. |
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Poder |
Tienen menos poder sobre las finanzas familiares y otros activos |
Tienen más poder sobre las finanzas familiares y otros activos. |
Sin el poder de decidir sobre los recursos y finanzas familiares, la capacidad de las mujeres para manejar riesgos se ve limitada, por ejemplo, en la diversificación de los cultivos, almacenamiento de alimentos o semillas, o en el ahorro de dinero. |
Tienen una limitada participación en la política de la comunidad |
Tienen mayor poder de intervención/toma de decisiones en la política de la comunidad. |
Los hombres tienen probabilidades de ser más influyentes en el fomento de políticas y programas del gobierno local, en los cuales los derechos y prioridades de las mujeres no son apoyados. |
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Enfrentan muchas restricciones/ prohibiciones culturales en torno a la movilidad social. |
Enfrentan escasas restricciones / prohibiciones culturales en torno a la movilidad social. |
La movilidad es un factor clave en el acceso a la información y servicios. También es esencial para escapar del peligro que presentan las condiciones meteorológicas extremas, como las inundaciones. Por lo tanto, las mujeres con frecuencia están en mayor riesgo ante estos fenómenos. |
Fuente: CARE, 2010. Informe sobre Cambio Climático de CARE: Adaptación, género y empoderamiento femenino.
Un elemento de las políticas públicas nacionales que imprimen un alto compromiso con el desarrollo del país y que ha sido asumido e interiorizado en su gran mayoría por las mujeres, es la restitución de los derechos a la población a vivir en un ambiente sano y saludable y la siembra de nuevos valores de amor, cuido y resguardo de nuestra Madre Tierra. El objetivo es reducir las desigualdades en la distribución de las riquezas naturales entre los seres humanos (hombres y mujeres) y entre clases sociales, así como evitar el uso inadecuado del patrimonio cultural. En ese marco se han desarrollado una serie de iniciativas, donde las mujeres han aportado una elevada participación como efecto de la restitución de sus derechos, así como por el rol que desempeñan en la comunidad. Entre estas acciones se pueden mencionar:
«Jornadas de Sensibilización Ambiental; participación en Efemérides Ambientales; campañas de reforestación, prevención y control de incendios; Verano Limpio; conservación de la tortuga de paslama; sensibilización para preservación de especies en peligro de extinción; ferias, foros y talleres de capacitación en cambio climático, manejo integral de las áreas protegidas; reducción de la contaminación; manejo sostenible de la tierra; cosecha de agua; reducción de la contaminación; delitos ambientales y acceso a la justicia ambiental.»5
De acuerdo a lo anterior y las diferencias mencionadas y las distintas expresiones de vulnerabilidad, se hace evidente la importancia que tiene mujer en las estrategias de adaptación y mitigación de los impactos del cambio climático en el país. Sin embargo, para que su actuar sea efectivo e incida realmente en los procesos de adaptación, es necesario seguir promoviendo y construyendo la igualdad de género.
Consolidar un desarrollo político, social, económico, ambiental e ideológico con enfoque de género, que permita desarrollar acciones integrales de adaptación, implica fortalecer las políticas públicas nacionales destinadas al manejo de los posibles impactos del cambio climático y desarrollar planes de adaptación donde mujeres y hombres realicen acciones conjuntas que aporten en la construcción de nuevos modelos relacionales donde ambos construyan sociedades más equitativas y resilientes.
Esto implica diseminar masivamente los conceptos de género y de equidad a través de las distintas formas de educación formal, no formal e informal de manera permanente a fin de crear una sociedad con conciencia de género que logre romper con los paradigmas culturales deformados por la sociedad patriarcal y conservadora.
De acuerdo a lo establecido en el programa nacional de equidad de género. DECRETO No. 36-2006. «Todas las políticas públicas tienen un impacto sobre la realidad social, es decir, tratan de producir cambios sociales, mejorar de algún modo las vidas de las personas. Si mujeres y hombres tienen vidas diferentes determinadas por la identidad de género, también las políticas les afectan de modo distinto.» Por lo que las políticas en materia de adaptación deben considerar a las mujeres como protagonistas y agentes activas del desarrollo en igualdad de condiciones, de derechos y con las mismas responsabilidades que los hombres.
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La equidad de género es fundamental para el desarrollo de políticas y estrategias de adaptación al cambio climático que aporten a la construcción de sociedades más resilientes. Romper con los patrones patriarcales y conservadores impuestos a las mujeres es la única manera de construir nuevos paradigmas de desarrollo humano en Nicaragua.
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Las políticas de adaptación deben considerar en igualdad de derechos, condiciones y con las mismas responsabilidades, tanto a hombres como a las mujeres, compartiendo roles en la comunidad y ampliando las posibilidades de desarrollar acciones conjuntas como seres humanos para la construcción de los equilibrios que nos acerquen a ser más resilientes.
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Nicaragua ha avanzado mucho en los últimos años en materia de equidad de género lo que ha implicado mayor participación de la mujer en las distintas esferas económica, productivas, de participación ciudadana y política, dando un salto exponencial en el desarrollo del País, sin embargo es necesario seguir profundizando las acciones de equidad de género y aumentar la consciencia tanto de hombre como de mujeres.
Alemán P. (1990). Diagnostico de la Situación de la mujer en Nicaragua. Financiado por la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional.
Boletín No 87. Publicado por el GRUN con fecha de 29 de Noviembre de 2012.
Boletín De Bridge. Género y cambio climático. Edición 22, noviembre 2012.
CARE, 2010. Informe sobre Cambio Climático de CARE: Adaptación, género y empoderamiento femenino.
Decreto 07-2013 A.N. Politica de genero del Poder Legislativo. 2013.
Estela Monroy, 2008. Equidad de género en el mercado laboral Nicaragua, BM/BID.
INIDE, 2005. VIII Censo Nacional de Población y IV de Vivienda, 2005.
J. Fernández-Pacheco OIT. Nicaragua: Brechas de género en el mercado de trabajo.2003.
MARENA (2007). III Informe Geo del Estado del Ambiente de Nicaragua 2003-2006.
M. Stadthagen. 2009. Copenhague, género y cambio climático. Artículo de opinión diario la Prensa Nicaragua.
M. Sosa. 2012. Como entender el cambio climático. Universidad Rafael Sandivar. Guatemala.
Naciones Unidas, 2007. Cuarto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), Anexo 1- Glosario.
Naciones unidas, 1992. Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Naciones Unidas 2009. Guía recursos de género para el cambio climático. PNUD, México.
PNUD, julio de 2009. Glosario corto de términos y conceptos importantes relacionados con el cambio climático. Preparado como referencia para los eventos sobre cambio climático.
Programa Nacional de Equidad de Género. Decreto No. 36-2006, Aprobado el 14 de Junio del 2006.
Reglamento de la ley no. 648, ley de igualdad de derechos y oportunidades.
Texto de Ley no. 648. Ley de igualdad de derechos y oportunidades.
Texto de Ley no. 717. Ley creadora del fondo para compra de tierras con equidad de género para mujeres rurales.
Texto de Ley no. 779. Ley integral contra la violencia hacia las mujeres y de reformas a la ley no. 641 «código penal».
Notas:
1 Entiéndase territorio como: el espacio geográfico multidimensional donde ocurren y confluyen todas las dinámicas y relaciones naturales, sociales, económicas, culturales, políticas e ideológicas formando un todo altamente complejo. (Elaboración propia).
2 http://siteresources.worldbank.org/INTLACREGTOPGENDERINSPA/Resources/Cuaderno_1_mercado_laboral.pdf
3 Anexo 1, censo nacional 2005.
4 Latinobarómetro – oleada de 2011. http://www.latinobarometro.org/latOnline.jsp
5 Artículo publicado – Radio La Primerísima. 2 julio de 2010. Restituir derechos y sembrar valores: triunfos sandinistas para Madre Tierra Managua. http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/79763/restituir-derechos-y-sembrar-valores-triunfos-sandinistas-para-madre-tierra.
Vladimir Prado Borsetti. Planificador Ambiente, Territorio y Cambio Climático
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.