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Lo demás es puro cuento

Fuentes: Rebelión

Claro que en este mundo, de heridas sin cicatrizar y lesiones invalidantes, la noticia resulta asidero para ese lado risueño del espíritu que es la esperanza: en 2015 asistiremos a un panorama de franca, si bien lenta, recuperación económica de América Latina y el Caribe, según previsiones de la Cepal hechas públicas recientemente por su […]

Claro que en este mundo, de heridas sin cicatrizar y lesiones invalidantes, la noticia resulta asidero para ese lado risueño del espíritu que es la esperanza: en 2015 asistiremos a un panorama de franca, si bien lenta, recuperación económica de América Latina y el Caribe, según previsiones de la Cepal hechas públicas recientemente por su secretaria ejecutiva, Alicia Bárcenas.

El organismo de las Naciones Unidas estima que, tras el 1.1 por ciento de progresión en 2014, la región llegará en 2015 a 2.2, con las palmas para el PIB de Panamá, siete; Bolivia, 5.5; y Perú, República Dominicana y Nicaragua, cinco. Entretanto, Chile y Cuba registrarán alrededor de tres (cuatro, precisó el Parlamento de la Isla); México 3,2; Brasil 1,3, y Argentina, uno.

«¿Apenas 2,2 por ciento en general, cuando diversos entendidos consideran que solo un sostenido despliegue de siete puede sacar a los países del bolsón de los periféricos?», saltaría un escéptico… no, más bien alguien provisto de saludable lógica, teniendo en cuenta -recuerda Eduardo Lucita (Rebelión.org)- que en esta segunda fase de la crisis el estancamiento planetario y la reducción de la tasa de aumento de China perjudica a los exportadores de minerales, tales Perú, Chile, Brasil. Por otra parte, aunque la demanda de leguminosas y granos no ha cedido, la extraordinaria cosecha de soya y maíz en los Estados Unidos provoca una fuerte caída en los precios internacionales, en desmedro de Argentina, Brasil, Paraguay, los grandes emporios agrícolas.

Definitivamente ya finiquitaron las mieles del ciclo expansivo de la economía mundial 2003-2007, y un panorama donde la modificación de los términos del intercambio -escasez relativa de materias primas y productos energéticos (alza de precios) y sobreproducción relativa de productos terminados (baja de precios), merced al ascenso de China y el Sudeste Asiático- favorecieron ventas con las que, convengamos con el colega arriba mencionado, «todos nuestros países mejoraron su relación deuda/PBI, su nivel de reservas y sus resultados fiscales, la banca quedó saneada».

Aunque «la región estaba así mejor preparada para enfrentar la crisis del 2008; [pues] fue de las menos afectadas durante la primera fase de la crisis, a costa de incrementar el peso exportador del agro y la minería a gran escala y el desarrollo de los servicios por sobre los sectores industriales», no pocos observadores ponen énfasis en que en este recodo del orbe el 60 por ciento de lo que se comercia hacia el exterior son productos primarios. «El resultado es un modelo de acumulación basado en el extractivismo (concepto que no excluye cierto grado de industrialización) y una integración cada vez más subordinada al mercado mundial.»

Con respecto a la primera característica, tendremos que comulgar con quienes se preguntan qué sucederá cuando termine el boom de los recursos, sometidos a una estrategia aniquiladora. Como nos advierte el conocido sociólogo Boaventura de Sousa Santos, únicamente provistos de conciencia y acción ecológicas vigorosas y anticapitalistas se puede afrontar con éxito el fetichismo del crecimiento infinito y el consumismo individualista.

A no dudarlo, habrá que proseguir la denodada brega por el PIB sin olvidar que, si la mejoría de hace unos años permitió impulsar diversos programas asistenciales para al menos paliar la pobreza, las desigualdades y las carencias de viviendas y servicios básicos, en tanto la organización y las reivindicaciones de los movimientos sociales desempeñaron un papel fundamental en el enfrentamiento de las oligarquías locales, hoy la zona se halla nuevamente en tiempo de definiciones. «El neo-desarrollismo encuentra sus límites mientras que la derecha neoliberal se ha reorganizado y desafía al progresismo centroizquierdista».

Por si no bastara, los programas de reformas sociales están siendo cuestionados, y el deterioro fiscal los constriñe, «precisamente cuando la eficiencia de muchos de ellos ha elevado el piso en que viven y reproducen su existencia las clases populares».

Así que la situación exige el despliegue de las variables reciprocidad, solidaridad y complementariedad, conforme a Sousa «vigentes tanto en las relaciones entre los seres humanos como en las relaciones entre los humanos y la naturaleza». Más allá de un avance lento pero esperanzador del PIB regional, tendremos que decir con Lucita: «O se amplían y profundizan las medidas, tanto a nivel local como regional, en una perspectiva anticapitalista, o el retroceso, más tarde o más temprano, será inevitable».

Lo demás… Vamos, lo demás es puro cuento.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.