En el 2011 la revista Time seleccionó como personaje del año al «manifestante» como un reconocimiento a la protesta ciudadana que manifestó su indignación en Túnez, España, Atenas, Moscú y Nueva York, de la cual la Primavera Árabe fue su máximo exponente. En Oriente Medio y el norte de África las protestas desencadenaron en el […]
En el 2011 la revista Time seleccionó como personaje del año al «manifestante» como un reconocimiento a la protesta ciudadana que manifestó su indignación en Túnez, España, Atenas, Moscú y Nueva York, de la cual la Primavera Árabe fue su máximo exponente.
En Oriente Medio y el norte de África las protestas desencadenaron en el derrocamiento de Ben Alí en Túnez, Hosni Mubarak en Egipto y Muamar al Gadafi en Libia. Si no por convicción por sobrevivencia, gobiernos vecinos promovieron cambios, y los que no, como el sirio Bashar al-Assad, tienen en jaque su permanencia en el poder.
Se trata de un explosivo fenómeno que da escape a inconformidades ciudadanas y cuyo detonante puede darse en el momento menos esperado. Así, por ejemplo, en Turquía estalló por un parque público en Estambul, y en Brasil por el aumento de 3 a 3.20 reales el transporte público.
Las vulnerabilidades sociales bajan los niveles de tolerancia y sacan a flote las insatisfacciones más profundas. En Turquía, el choque entre laicistas e islamistas, y en Brasil, la incomprensión de que se den inversiones millonarias en infraestructura (ej. Copa de Confederaciones, Mundial de Fútbol 2014 y Olimpiadas en Río de Janeiro 2016) mientras hay pobres servicios de salud, educación y transporte.
Globalmente superamos lo peor de la crisis originada en el 2008, pero ha sido un proceso largo y emocionalmente devastador, especialmente para miles de jóvenes, para quienes las oportunidades y el empleo parecen aún no llegar.
Así, la OCDE prevé un nuevo récord de desempleo en la eurozona que llegará al 12,3% a finales del 2014, que empeorarán para países ya golpeados como Grecia, subirá del 26,8% al 28,2%, España, del 26,8% al 27,8% y más grave aún, el paro de los jóvenes llegará al 60% y 55%, respectivamente. Sin duda una tragedia social.
¿Puede Costa Rica abstraerse a este fenómeno? Sin tener los problemas de Grecia, España, Italia o Portugal, sí contamos con indicios de que el desempleo es una preocupación creciente como lo demuestra la última encuesta de Unimer para La Nación.
Según la citada encuesta, para un 23% de la población, 2% más que en febrero pasado, el desempleo es su más importante preocupación. Dentro de este grupo destacan, las mujeres, los jóvenes entre los 18 y 29 años, las personas que residen en las zonas rurales, además aquellos con nivel de ingreso y de educación bajos.
Como país deben ser estos grupos los que nos deben generar mayor preocupación y atención, teniendo en mente el principio obvio y evidente, de que la generación de empleos de calidad es una buena política social.
Fuente original: http://www.nacion.com/autores/nuria_marin_raventos/