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Paraguay

Movimientos sociales ante autoritarismo neoliberal

Fuentes: Rebelión

Cuando un modelo no obtiene consenso y no goza de credibilidad, debe imponerse con la combinación de diversos factores; desde la caída de las dictaduras latinoamericanas se vienen imponiendo regimenes democráticos convenientes a los capitales privados transnacionales, una democracia forjada y moldeada para sus intereses, de discurso engañoso y hasta perverso. No obstante los movimientos […]

Cuando un modelo no obtiene consenso y no goza de credibilidad, debe imponerse con la combinación de diversos factores; desde la caída de las dictaduras latinoamericanas se vienen imponiendo regimenes democráticos convenientes a los capitales privados transnacionales, una democracia forjada y moldeada para sus intereses, de discurso engañoso y hasta perverso.

No obstante los movimientos sociales fueron quienes empezaron a develar los contra sentidos de tal democracia, desde los movimientos y sus inciativas regionales, como foros, movilizaciones, protestas, revueltas; «se nombró al neoliberalismo, se bautizó al enemigo«. A mediados de los 90 una nueva resistencia se daba inicio, una resistencia anti neo liberal, que se extendería a lo largo del continente y tomando incluso un carácter mundial:

«la creciente visibilidad política de diversos movimientos sociales en América Latina como el MST en Brasil, la CONAIE en Ecuador, los cocaleros en Bolivia, los sindicatos antimenemistas y los primeros piqueteros en Argentina, el incipiente chavismo en Venezuela, etc. Esa oleada de movilizaciones antineoliberales desembocó en Seattle en el inicio del movimiento altermundista, agregando al anti-neoliberalismo una mirada crítica de alcance global» [1] .

Ante tal situación el poder entendió la importancia de neutralizar a los movimientos, este proceso de neutralización incluyó un replanteamiento en las formulaciones discursivas del modelo, para desarrollar un esquema que permitiera la subordinación y la cooptación de la fuerza popular al esquema del poder neo liberal. Los movimientos fueron incluidos como actores en campañas electoralistas, se dispusieron nuevas políticas de atención a las poblaciones empobrecidas (TMC [2] ), hubo un traslado de las luchas callejeras hacia la esfera institucional y se aumentó el grado de represión y estigmatización contra aquellos sectores «insubordinados».

La dominación de un modelo en crisis y sin consenso era el objetivo principal de la neutralización de los movimientos, ya que «la pérdida de consenso no elimina la dominación hasta que no se construya una alternativa» [3]; el segundo objetivo era pasar a transformar las relaciones de poder y concentrar monopolios relacionados a la tierra y las exportaciones del agronegocio como nueva faz del modelo neo liberal.

Para asentar las bases de una hegemonía conservadora o una democracia conservadora, se impulsa desde los Estados una especie de trilogía compuesta por: Militarización – Electoralismo – Neoliberalismo. Esto implica necesariamente una reactivación de urgencia de las protestas sociales, de la reorganización de los movimientos, de la combinación entre las luchas institucionales y extra institucionales, para ampliar un horizonte realmente democrático que no forma parte de la agenda del poder hegemónico y estar concientes de que el sistema está dispuesto a utilizar lo que Emir Sader denomina los tres monopolios del neoliberalismo:

– Las Armas: Refleja la política de militarización de los conflictos.

– Dinero: mercantilización de todas las realaciones sociales y los recursos naturales.

– La palabra: monopolio de los medios de comunicación privados mediante el proceso -profundamente selectivo y antidemocrático – de formación de la opinión pública [4].

El gobierno de Cartes que tiene una aplanadora de congresistas colorados (y otros afines) para impulsar modificaciones legales y proyectos privatistas mientras dure su mandato, y al parecer con importante apoyo de fuerzas extranacionales, así, pretende volcar toda la agresividad y la fuerza que le otorga el aparato estatal sobre los movimientos que pretendan ser una oposición para esta restauración conservadora. Sin embargo es esa misma política neoliberal, en crisis, en estreñimiento y sin salidas a las grandes problemáticas del país es la que nutrirá la reconfiguración de los espacios de luchas y protestas sociales que serán protagonizadas por aquellos sectores empobrecidos y excluidos.

Notas

[1] Modonesi, Massimo. Crisis hegemónica y movimientos antagonistas en América Latina. Una lectura gramsciana del cambio de época. Revista A Contra Corriente, Vol. 5, No. 2, Winter 2008, 115-140.

[2] Transferencias Monetarias Condicionadas.

[3] Modonesi, Massimo. Crisis hegemónica y movimientos antagonistas en América Latina. Una lectura gramsciana del cambio de época. Revista A Contra Corriente, Vol. 5, No. 2, Winter 2008, 115-140.

[4] Sader, Emir. El nuevo topo. Los caminos de la izquierda latinoamericana. Buenos Aires, 2009.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.