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Otra deuda impagable

Puerto Rico, la «Grecia» americana

Fuentes: A l´encontre-La Breche

Mientras el mundo entero tiene su atención fija en el espectáculo que dan el FMI, la CE y el Banco Central Europeo (la troika) aplastando al pueblo griego, hay otros numerosos ejemplos de poderosos países imperialistas que utilizan la «crisis de la deuda» para extraer más riquezas de los países más débiles que ellos, así […]

Mientras el mundo entero tiene su atención fija en el espectáculo que dan el FMI, la CE y el Banco Central Europeo (la troika) aplastando al pueblo griego, hay otros numerosos ejemplos de poderosos países imperialistas que utilizan la «crisis de la deuda» para extraer más riquezas de los países más débiles que ellos, así como de países imperialistas más pobres.

Un caso típico es el de la colonia de Puerto Rico (3,6 millones de habitantes). En una entrevista concedida al New York Times, el gobernador de la nación caribeña declaró: «Nuestra deuda, que asciende a 73 mil millones de dólares, no es pagable. No hay otra opción. Sería feliz si hubiera otra opción más fácil. Pero no es cuestión de política, sino de matemáticas». Puerto Rico no ha podido pagar un plazo de más de mil millones de dólares que vencía el pasado 1 de julio.

La mayor parte de la deuda se debe a fondos especulativos (hedge funds) americanos, fondos de colocación u otras cuentas de inversión. Los hedge funds conocidos también como fondos buitre, compran (en el mercado secundario), a un precio muy bajo, deuda adeudada por el gobierno portorriqueño así como por empresas privadas porque los inversores saben que éstas no tienen casi valor. Luego, dan un giro y exigen su pago al completo de su valor nominal (es decir, el valor fijado en la emisión).

El 30 de junio, las autoridades de Puerto Rico emprendieron negociaciones con sus acreedores. Entre quienes asistían a la reunión estaba la antigua directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Anne Kruger. Las dos propuestas de ésta fueron que Puerto Rico hiciera bajar el salario mínimo por debajo de los 7,50 dólares la hora fijados a nivel federal y que se recortaran las subvenciones concedidas a la Universidad de Puerto Rico.

Hubo una manifestación ante las oficinas del gigante financiero Citigroup en Manhattan, el corazón financiero de Nueva York, donde tenía lugar la reunión. Un manifestante entrevistado por Democracy Now!, David Galarza, dijo: «Vivo aquí, en Nueva York. Soy puertorriqueño y mis padres y mi familia viven en Puerto Rico… Todos decimos que no a los planes de austeridad puestos en pie por los propietarios de los hedge funds y los gángsters que han creado situaciones similares en Grecia, en España e incluso en los Estados Unidos».

La Casa Blanca ha anunciado que el Gobierno federal no dará ni un céntimo. Janet Yellen, a la cabeza de la Reserva Federal (FED) americana, le ha hecho coro anunciando que este banco no haría nada tampoco porque estimaba que no había «ningún riesgo» de que una falta de pago de Puerto Rico tuviera ninguna incidencia en los Estados Unidos y que el asunto no tenía ninguna importancia. Es la misma FED que inyectó miles de millones de dólares en instituciones financieras como la Citicorp y que luego les prestó miles de millones durante el krach financiero de 2008. Aquí tenemos por tanto nuestra propia troika -el Gobierno federal, la Reserva federal y las instituciones financieras- que a puerto Rico le dice, sencillamente, que se hunda.

La nueva presión sobre Puerto Rico por parte del capital financiero americano se produce en el contexto de una depresión que afecta a este grupo insular -archipiélago- desde 2005. El nivel de pobreza es casi el doble que el del Estado americano más pobre. El nivel de paro es dos veces más elevado que en los Estados Unidos. El sistema de salud puertorriqueño está a punto de hundirse. El sesenta por ciento de la población depende de programas federales como Medicare, Medicare Advantage o Medicaid. Gracias a las políticas de Obama, Puerto Rico no recibe más que el sesenta por ciento de los fondos que reciben los demás Estados en el marco de Medicare y el setenta por ciento de los fondos que reciben en el marco de Medicaid. Lo que significa una pérdida de quinientos millones de dólares que el país, falto de liquidez, no puede permitirse invertir en gastos médicos de su población.

Puerto Rico está también excluido del Supplimental Security Income Program que ayuda a los americanos más vulnerables (dependientes, ciegos, personas mayores que tienen rentas muy bajas o patrimonios cercanos a cero; la mayoría de los 9 millones de personas que cobran esta asignación dependen totalmente de ella). No participa tampoco en el programa federal de nutrición. Todas estas diferencias, y otras también, existen porque el país es una colonia de los Estados Unidos, llamada de forma eufemística «territorio».

Puerto Rico era en su origen una colonia de España. Los Estados Unidos se apoderaron de estas islas durante la guerra hispano-americana de 1898, al mismo tiempo que de Cuba y las Filipinas. Esto condujo a la guerra americano-filipina en la que los Estados Unidos mataron a 100 000 filipinos que luchaban por la independencia de su país. Por su parte, Cuba se convirtió en una virtual colonia estadounidense hasta la revolución cubana de 1959 y Puerto Rico ha seguido siendo una colonia.

Durante los 117 años que han transcurrido, las compañías americanas han sacado enormes beneficios de Puerto Rico. En el curso de los cincuenta primeros años, fueron las plantaciones americanas de los barones del azúcar [propietarios de grandes plantaciones de caña de azúcar ndr] las que sacaron beneficio de los bajos salarios en el país. En los cincuenta años siguientes, el gobierno americano concedió a las compañías americanas importantes ventajas fiscales para que se instalaran en Puerto Rico. Primero fueron las manufacturas de calzado y de ropa las que se aprovecharon de ellas. Luego empresas más fuertemente capitalizadas, como las farmacéuticas, se instalaron también. Esto hizo de puerto Rico uno de los líderes mundiales en el terreno de la fabricación de medicamentos de uso corriente. En un momento dado, ¡trece de los veinte medicamentos más demandados eran fabricados en este país!

Luego, en 1996, el Congreso comenzó a suprimir gradualmente las exenciones fiscales y esto afectó a una gran parte de la industria del país. En 2005, estas exenciones fiscales habían desaparecido totalmente y a partir de ese momento Puerto Rico se encuentra en recesión (una recesión que se ha vuelto más dura aún por el krach financiero de 2008 y la Gran Recesión) y se ha visto forzado a recurrir a préstamos para permanecer a flote. En consecuencia, durante este último decenio, son principalmente los buitres financieros los que han asolado el país.

Los puertorriqueños son ciudadanos americanos y están autorizados a venir al continente. No pueden ser rechazados como los mexicanos que, huyendo de la pobreza, están obligados a entrar en los Estados Unidos sin papeles. Alrededor de 50 000 puertorriqueños hacen el viaje al continente cada año. Hay ahora 5 millones de puertorriqueños viviendo en los Estados Unidos y 3,6 millones en la colonia.

Hemos llegado a un punto en el que, sencillamente, Puerto Rico ya no tiene dinero para pagar a los usureros. La deuda no es «pagable» según las palabras de su gobernador. Para librarse de ella, porque es una colonia, no tiene el derecho a declararse en quiebra, como podría hacerlo un Estado, o como hizo una ciudad como Detroit. Como Grecia, Puerto Rico no tiene moneda propia. [Según un informe del FMI, para hacer frente a «sus plazos» en 2016, además de medidas de austeridad en los terrenos de la educación, las jubilaciones y los gastos en las infraestructuras, sería necesario un crecimiento cercano al 5% (sic); esto para un territorio en recesión y que no puede acceder a los mercados financieros /1].

La salida de todo esto no está clara. ¿Será forzado Puerto Rico, como Grecia, a pedir prestado aún más, siempre con intereses, y poner en pie cada vez más austeridad a fin de pagar los créditos precedentes y los intereses acumulados?

Nota

1/ Esta nota fue enviada por el autor a la redacción de A l´encontre el 18-7-2015.

Fuente original: http://alencontre.org/

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur