Cincuenta y dos veces ha salido el sol en la tierra boricua en vano. Al menos así lo sienten los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, que aspiran a que cada nuevo amanecer les lleve la posibilidad de hacer entender a quienes se niegan a escuchar sus angustias. Anhelan que los rayos del Astro […]
Cincuenta y dos veces ha salido el sol en la tierra boricua en vano. Al menos así lo sienten los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, que aspiran a que cada nuevo amanecer les lleve la posibilidad de hacer entender a quienes se niegan a escuchar sus angustias.
Anhelan que los rayos del Astro Rey logren, por fin, iluminar el camino de la equidad y la justicia social en una tierra en la que parecen extinguirse las buenas voluntades, donde la tan mencionada prioridad económica y política ha desplazado a lo verdaderamente importante para el pueblo.
Los jóvenes puertorriqueños protagonizan una huelga desde el pasado mes de abril, como única alternativa ante la necesidad de manifestar su desacuerdo con las políticas administrativas de reducción presupuestaria implementadas por el gobernador Luis Fortuño, que pretenden recortarle cien millones de dólares a la casa de altos estudios, y afectan al estudiantado y a la sociedad en general.
Aunque las últimas noticias anuncian que se han dado pasos en cuanto a lo referido a la Certificación 98 -que restringiría las exenciones de matrícula- y se ha logrado, inicialmente, el compromiso de la administración de no establecer alianzas público-privadas en la Universidad; otras demandas aún no han sido escuchadas.
Nuestro diario pudo conversar con seis jóvenes de esa institución participantes en el foro juvenil del II Coloquio Internacional: por una Cultura de la Naturaleza, que culminó este viernes en La Habana. Ellos permanecerán durante diez semanas en un curso que ofrece el Centro de Estudios Martianos para conocer a Cuba desde su historia, su cultura, su realidad, esa que a su regreso se proponen compartir porque «en esta Isla se respira diferente».
Al inicio les resultó difícil romper el hielo, pero a los pocos minutos ya explicaban, opinaban y compartían el porqué de que su terruño «necesite aguaceros de conciencia, vientos de cambios, montañas de propuestas».
Radiografía de una causa
Portones tomados, clases interrumpidas, recintos cerrados, marchas, manifestaciones, constantes emisiones radiales. Los estudiantes no han cejado en su empeño de hacerse escuchar. Lamentablemente, sus demandas solo han encontrado oídos sordos.
«Esta huelga tuvo su embrión en la que aconteció cinco años atrás, momento en el que se decidió aumentar, escalonadamente, el valor de la matrícula de ingreso a la Universidad. Luego de 28 días de aquel hecho el fracaso fue evidente. Ahora, ante una realidad más cruel, organizamos esta manifestación en la que tenemos cifradas nuestras esperanzas, explicó Eli Xavier Rivera, estudiante de Derecho.
«Esta huelga ha contado con una mayor participación y se ha organizado a partir de los reclamos de los comités de cada facultad asistentes a la asamblea general. Una semana después se creó el Comité Negociador Nacional Estudiantil, el cual propuso esperar el mismo plazo, y al que le seguiría un paro de 48 horas y una huelga indefinida, como la que tenemos ahora, si no había resultados, añadió.
Para Brenda Piñero, también estudiante de Derecho, lo que sobresale de esta acción de lucha es que ha funcionado como catalizador para demostrar el descontento de la sociedad puertorriqueña ante la puesta en práctica de políticas administrativas que afectan, enormemente, al núcleo familiar.
Su colega Gustavo Pabón sabe que la realidad cubana carece de este tipo de problemas, y entre ejemplos y explicaciones, comparte las preocupaciones que aquejan a los boricuas.
«La Universidad de Puerto Rico es una institución pública, pero no gratuita, y se trata del único centro de enseñanza superior estatal. El pago depende de la cantidad de clases a tomar».
Por eso, explica Gustavo, se implementaban una serie de beneficios «a partir del Gobierno de Puerto Rico, del Federal, o de organizaciones sin fines de lucro, en calidad de becas para favorecer el ingreso de todo el que quisiera, o del que tuviera aptitudes de atleta o artista.
«La institución enfrenta hoy una disminución considerable del presupuesto que habitualmente le asignaban, lo que la ha llevado a un déficit de cerca de 200 millones de dólares. Para subsanarlo, la administración propone aumentar el costo de la matrícula, eliminar programas de enseñanza, reducir las Becas PELL que favorecen a los más pobres, o negar su otorgamiento si ya se tiene otro tipo de exención de matrícula», añadió Gustavo Pabón.
-¿Cómo afectan esas decisiones administrativas a los jóvenes que cursan estudios?
-Lógicamente los más perjudicados son los que deseen ingresar, pero nosotros padeceríamos el aumento de la matrícula semestral y la no disponibilidad de las clases que necesitamos para graduarnos. Por ejemplo, una materia puede no impartirse porque no fue posible contratar al profesor, y eso conlleva un atraso en el cumplimiento del plan de estudios. Es el efecto indirecto de este corte presupuestario que, lejos de no entenderlo, queremos solucionarlo desde nuestra posición».
-¿Cuáles son las demandas de los estudiantes?
-Los estudiantes en general pedimos a la administración que nos permita ver los libros de gastos para conocer con detalles cómo se emplea el dinero y aportar alguna solución desde nuestra visión, para asegurar que se mantenga la institución con los servicios esenciales de garantía de una educación para la masa general del pueblo.
«Sin embargo, no nos lo permiten. Objetamos además algunos gastos que consideramos onerosos e innecesarios, como los destinados a la publicidad y asesoría de la institución, que no sabemos aún cuál es su utilidad», explicó Elis Xavier.
«Hay que tener en cuenta que el presupuesto ronda los 900 millones de dólares anuales para la atención de los 11 recintos que conforman la Universidad. Cada uno cuenta con una oficina de rectoría, subordinadas todas a la presidencia de la institución. ¿Cómo explicar que esta última gaste la elevada cantidad de 128 millones de dólares al año, aproximadamente, si realiza el mismo trabajo que las demás? Quizá por no poderlo explicar nos impiden revisar los documentos.
«Hasta ahora nos invitan a negociar en interminables reuniones, y siempre nuestras propuestas son descartadas. Dicen que no pueden permitir un cogobierno en la institución, pero eso no es lo que queremos. Lo que hemos hecho es reclamar y exigir nuestro derecho a saber realmente de qué manera se invierte el dinero, razón por la que nos privarán del disfrute de un derecho elemental», añadió José Márquez, estudiante de Sociología.
«Pedimos, además, que no se sancione administrativamente a todos aquellos estudiantes que están en los portones y que han participado en la huelga, pues su labor se ha resumido en reclamar una educación justa y masiva sin importar el estatus económico», acotó Brenda.
Una luz en el camino
Cuba y Puerto Rico/ son de un pájaro las dos alas,/ Reciben flores y balas sobre el mismo corazón… Así escribió la poetisa boricua Lola Rodríguez de Tió en el pasado siglo XIX. Inspirados en ella, estos jóvenes decidieron pisar la tierra que tanta semejanza y amor comparte con la suya.
Para Mónica Sánchez, estudiante de Arquitectura, lo mejor para conocer algo es vivirlo en carne propia. Por eso no dudó en matricular en los cursos que ofrece el Centro de Estudios Martianos de Cuba.
«Reconozco que tenía una visión diferente y errónea de la verdadera Cuba, aunque todavía me quedan millones de cosas por aprender. Lo lastimoso es que otros jóvenes se conformen con lo que les muestran en los medios o lo poco que puedan leer y no vengan acá, a nutrirse», comentó.
La estudiante de Antropología Anainés Corbet sonríe a su lado. Reconoce que la curiosidad a veces es muy fuerte. «Yo quería saber cómo vive Cuba sin que me lo contaran, y aprovechar esta experiencia para valorar lo que tengo y llenarme de ideas para mejorarlo. Hay muchas vías para llegar al progreso y este país es una de ellas».
«¿Por qué vine a Cuba? Porque quería conocer con mis ojos la realidad de un país que ha mantenido una Revolución. El bombardeo informativo contra Cuba es constante. Yo aquí no veo hambre, ni limosneros, ni crímenes. Yo aquí veo a un país que se enfrenta día a día a las carencias impuestas por un bloqueo atroz y que, a pesar de eso, brinda una educación de excelencia a su gente. Son hechos que nutren mi visión política y social y que debo compartir con mis colegas», afirmó Elis Xavier.
«Haber venido a Cuba ha sido una experiencia enriquecedora y necesaria para aprender qué es educación de calidad y accesible para todo el mundo. Aquí recibimos las vitaminas que necesitamos para transmitir lo que hemos visto y proponer ideas. Y hacerle llegar directamente al pueblo cubano el agradecimiento eterno de los jóvenes puertorriqueños por su apoyo a nuestros reclamos de igualdad social.
«La huelga pretende que la Universidad de Puerto Rico se abra, aunque esté cercada físicamente. Queremos que sea una institución accesible para todo el mundo, que sea un foro del que surjan los futuros líderes de nuestro país, y que la gente sienta confianza en que la Universidad atiende los reclamos sociales, que no es un ente aislado», concluyó Brenda.
Fuente: http://www.juventudrebelde.cu/