El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, dejó una huella profunda no solo en el pueblo que lo vio nacer y al que condujo hasta su definitiva independencia, sino en muchas otras tierras que quedaron marcadas por su visión de estadista y ejemplo revolucionario.
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Cuando el 26 de noviembre del año 2016 el mundo se sacudió con la noticia de la muerte del comandante Fidel Alejandro Castro Ruz, la máxima del héroe nacional cubano, José Martí, se hizo más patente que nunca: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.
El 13 de agosto de 1926, en Birán, antigua provincia cubana de Oriente, nace un hombre digno de enorme personalidad, el más emblemático, trascendente y destacado de todo el siglo XX y XXI. Fidel Alejandro Castro Ruz.
En fecha tan señalada como es el 25 de Noviembre, cuando han pasado 4 años desde el fallecimiento de Fidel Castro, recojo tres asuntos, el primero se dio en vida del Comandante de la Cuba admirada por su solidaridad, el segundo hace tan solo unos días que se dio a conocer, asunto que el mismo Fidel impulsó y hoy hace que la isla rebelde brille como una estrella admirable, y el tercero fue advertido por el protagonista en numerosas ocasiones.
Después de casi 4 años de la partida física de nuestro eterno Comandante en Jefe, Fidel Castro, recordarlo por sus ideas, sus principios y su dignidad como hombre cabal, es la mejor forma de rendirle homenaje.
Hace 94 años nació Fidel, y de la historia de su vida no me voy a referir a los acontecimientos más conocidos, por eso mismo, porque son conocidos sobremanera. Me quiero referir a él como a un ser humano que se sintió miembro de la clase obrera, miembro de la familia que se ve obligada a vender su fuerza de trabajo, a esclavizarse para poder comer.
La Brigada Médica Cubana en Gambia conmemora el nacimiento del líder de la Revolución Cubana, al cumplirse este 13 de agosto 94 años de su natalicio.
«(…) con la modesta filosofía que he dotado mi más íntimas convicciones siento un profundo desprecio por todas las vanidades y ambiciones humanas. Todo el orgullo del mundo vale menos que un átomo de humildad cuando comprendemos que los hombres somos una desoladora nada» Desde la niñez he escuchado el dicho de que cada hombre […]