La crisis política en Paraguay y sus repercusiones en la región, desplazaron la visita del primer ministro chino, Wen Jiabao y la renuncia del principal cargo del Mercosur, a un segundo plano de la agenda informativa. China mostró que está dispuesta a jugar fuerte incluso en la principal zona de influencia de Estados Unidos. Las […]
La crisis política en Paraguay y sus repercusiones en la región, desplazaron la visita del primer ministro chino, Wen Jiabao y la renuncia del principal cargo del Mercosur, a un segundo plano de la agenda informativa. China mostró que está dispuesta a jugar fuerte incluso en la principal zona de influencia de Estados Unidos.
Las polémicas a raíz del golpe en Paraguay, la suspensión del país del Mercosur y el ingreso de Venezuela no consiguen disimular las dificultades del bloque, aquejado por las consecuencias de la crisis mundial y el ascenso de China como potencia global. La alianza está paralizada porque lo que conviene a unos perjudica a los otros.
Expresión de las dificultades fue la renuncia del embajador Samuel Pinheiro Guimarães, Alto Representante General del Mercosur, en la reciente cumbre en Mendoza. En su carta-relatorio de despedida traza un lúcido análisis sobre la realidad actual del bloque.
Señala que la crisis económica en Europa y Estados Unidos y el ascenso de China generan un enorme flujo de capitales hacia el sur que «erosiona los vínculos comerciales intra-Mercosur que son el principal cimiento del proceso de integración». La desindustrialización, señala, es una de las peores consecuencias y debe ser enfrentada utilizando los recursos de la exportación de commodities.
Expansión gradual
En uno de los párrafos más polémicos, Pinheiro asegura que la Unasur «no puede ser la piedra fundamental para la construcción del bloque económico de América del Sur» porque Chile, Colombia y Perú firmaron tratados de libre comercio con Estados Unidos lo que imposibilita la construcción de políticas regionales de promoción del desarrollo.
Por eso cree que el bloque regional debe ser formado «a partir de la expansión gradual del Mercosur», incluyendo a Venezuela, Ecuador, Bolivia, Surinam y Guyana. Los últimos deberán contar con condiciones de ingreso especiales por su bajo nivel de desarrollo y el interés político que tienen para la región.
Para avanzar, dice el embajador, el bloque debe aumentar de forma significativa la coordinación política y la cooperación económica. «La característica central del Mercosur son las asimetrías», que provocan tensiones políticas. Apuesta por una fuerte expansión de los recursos del Fondo para la Convergencia Estructural para favorecer a los más pequeños, que hoy cuenta con apenas 100 millones de dólares anuales.
Quizá el momento más luminoso de su carta sea el párrafo 34: «En un mundo multipolar, en crisis, con grandes cambios de poder, no es del interés de ningún bloque o de ninguna gran potencia la constitución o el fortalecimiento de un nuevo bloque de Estados, en especial si son periféricos. Cualquier gran potencia considera más conveniente negociar acuerdos con Estados aislados, en especial si son países subdesarrollados, más débiles económica y políticamente».
Sólo a los miembros del Mercosur les interesa su bloque. Sin embargo, cuando fue creado en 1991 no fue concebido como organismo para apoyar el desarrollo sino como unión aduanera para promover el libre comercio. La propuesta de Pinheiro consiste en que llegue a ser capaz de impulsar un desarrollo regional armonioso y equilibrado, eliminando las asimetrías y construyendo una legislación común de modo gradual.
Este viraje es necesario porque las respuestas de los países industrializados a la crisis son «una verdadera suspensión, en al práctica, de los acuerdos de la OMC negociados en la época de hegemonía del pensamiento neoliberal». Si el Mercosur no da estos pasos, «podrá sobrevivir pero siempre de modo claudicante y no se transformará en un bloque de países capaz de defender y promover sus intereses en este nuevo mundo que surgirá de las crisis que vivimos». El diagnóstico hecho por uno de los más destacados intelectuales de Brasil apunta que el mundo está ingresando en un período de creciente proteccionismo, de ahí la necesidad de formar bloques con fuerte comercio interior.
China se anima
Wen Jiabao, primer ministro chino, visitaba la región cuando se producía el golpe en Paraguay. El momento álgido de su visita a Brasil, Uruguay y Argentina, fue la videoconferencia que mantuvo desde Buenos Aires el lunes 25 con Dilma Rousseff, Cristina Fernández y José Mujica.
Según la agencia china Xinhua el primer ministro hizo tres propuestas: fortalecer la confianza mutua y la comunicación estratégica con el Mercosur, duplicar el comercio para 2016 llevándolo a 200.000 millones de dólares, además de las inversiones y la cooperación financiera y tecnológica, y fomentar las relaciones bilaterales en el campo de la educación y la cultura (Xinghua, 25 de junio de 2012).
La propuesta de Wen Jiabao fue interpretada por sus interlocutores como lo que realmente es: una vasta alianza estratégica que incluye también un tratado de libre comercio China-Mercosur. A destacar que se aprovechó que Paraguay estaba por ser suspendido del Mercosur, ya que no tiene relaciones con China. Dos días después ofreció una importante disertación en la CEPAL, en Santiago de Chile.
Su propuesta dirigida a América Latina y el Caribe consiste en «combatir el proteccionismo», «profundizar la cooperación estratégica» y abrir nuevos mercados con el objetivo de que el intercambio comercial bilateral «supere los 400.000 millones de dólares en el próximo lustro» (Xinghua, 26 de junio de 2012). Propuso la creación de un fondo de cooperación al que China hará un aporte inicial de 5.000 millones de dólares y una línea de crédito de 10.000 millones del Banco de Desarrollo de China para la construcción de infraestructuras.
Además propuso una amplia cooperación agrícola y establecer un mecanismo de reserva alimentaria de emergencia de 500 mil toneladas destinado a contingencias naturales y ayuda alimentaria, incluyendo la instalación de centros de investigación y desarrollo en ciencia y tecnología agrícolas.
La oferta china luce tentadora en momentos en que el Mercosur atraviesa enormes dificultades. La CEPAL elaboró un documento titulado «Diálogo y cooperación ante los nuevos desafíos globales» donde analiza las posibilidades que se abren a la región ante el ascenso chino. Alicia Bárcenas, secretaria ejecutiva de CEPAL, señaló en el prólogo que la región está ante una oportunidad histórica para dar un salto en infraestructura, innovación y recursos humanos, o sea «traducir la renta de los recursos naturales en formas variadas de capital humano, físico e institucional».
Para dar se salto debe atraer inversión directa de China que le permita diversificar las exportaciones. De los más de 40 apartados que incluye el documento, uno debería ser especialmente atendido por los países de América del Sur: hacia 2030 dos tercios de la población de clase media vivirán en la región Asia-Pacífico frente a sólo el 21 por ciento que lo harán en Europa y América del Norte.
En consecuencia, la clase media asiática se transformará en «mercado clave para los alimentos, confecciones de mayor calidad, turismo, fármacos, servicios médicos, retail y artículos de lujo», lo que permitirá que América Latina diversifique sus exportaciones y les sume valor agregado. Agrega que la internacionalización del renminbi puede beneficiar a la región ya que China se convirtió en su segundo socio comercial.
Por una agenda regional
Entre las conclusiones se destaca que el ascenso de China permite a la región sudamericana prolongar el ciclo favorable de términos de intercambio que vive desde 2003. «Si no se aprovecha bien el momento, podría acentuarse el proceso de reprimarización exportadora, estableciendo modalidades renovadas del vínculo centro-periferia».
La CEPAL apunta la necesidad de establecer una «agenda regional concertada de prioridades», que supere las iniciativas unilaterales. O sea, lo decisivo es lo que denomina como el «desafío interno». En este punto decisivo, el análisis de Samuel Pinheiro y de la CEPAL coinciden plenamente. Sin embargo, la guerra comercial entre los miembros del Mercosur sigue siendo un factor de desestabilización.
Las divisiones a menudo escalan de la economía a la política. El ingreso de Venezuela decidido en la cumbre de Mendoza provoca reacciones encontradas. Es el tipo de problemas al que alude Pinheiro: falta de confianza mutua, falta de visión estratégica, predominio de las cuestiones locales por sobre las generales y del corto plazo sobre el largo, incapacidad de comprender los cambios globales. En otras palabras, es el predominio de la «pequeña política». Lo que está en juego es demasiado importante y no todos parecen comprenderlo.
Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales.
Fuente: http://alainet.org/active/5626