El primer debate presidencial celebrado la noche del domingo 22 en Piura dejó una huella poco edificante. Los grandes problemas del país, estuvieron ausentes; y en lugar de ellos asomaron cifras, categorías sociales, promesas y pullas del más variado signo. Pareciera, por cierto, que a los candidatos que definirán su suerte el 5 de junio, […]
El primer debate presidencial celebrado la noche del domingo 22 en Piura dejó una huella poco edificante. Los grandes problemas del país, estuvieron ausentes; y en lugar de ellos asomaron cifras, categorías sociales, promesas y pullas del más variado signo.
Pareciera, por cierto, que a los candidatos que definirán su suerte el 5 de junio, les resulta indiferente el atraso y la miseria del pueblo, el frío que matas niños y ancianos en los contrafuertes andinos, el hambre de más de un millón de peruanos que viven de la mendicidad pública, las necesidades agobiantes de 8 millones más que están bajo el límite de la pobreza; la suerte de los colegiales sin aulas y sin libros; la salud de los enfermos que carecen de atenciones elementales y sobreviven en condiciones alarmantes de abandono; la explotación inmisericorde a la que son sometidos obreros, campesinos y trabajadores en general.
A Keiko Fujimori le importa una higa que todo eso suceda en el Perú. Recorre los pueblos -como lo proclama- pero no para conocer ni atender nada, sino tan sólo para construir una herramienta de Poder que le permita gobernar, y en una campaña electoral jugosamente financiada -hoy se sabe- también por el Narcotráfico, que le permita liberar a su padre y reconstruir su Imperio.
Por eso, elude definiciones, Calla ante las evidencias, miente con descaro y muestra un cinismo descomunal. Provocadora y agresiva, merece respuestas claras que la pongan en evidencia.
Cuando habla del «combate a la delincuencia», por ejemplo, hay que recordarle que ella protege a extorsionadores y sicarios, como lo demuestra su entendimiento con Augusto Ramos Dolmos y su alianza con las camarillas antiobreras que pululan a la sombra de a Mafia.
Cuando alude a «proteger el medio ambiente» hay que citarle el hecho que ellos le dieron la concesión a Doe Run, que llevó a La Oroya a una contaminación del 97% y le extiende la mano a los depredadores de la selva en Madre de Dios y en otros confines de la patria; y que lamentan que no se haya ejecutado el proyecto de Conga a favor de la Yanacocha por «debilidad» del gobierno de Humala.
Cuando se refiere al «respeto a la mujer» hay que sacarle en cara de manera directa el modo cómo trató a su madre, torturada, a la que nunca visitó en el hospital donde se recuperaba; que le usurpó el título de «Primera Dama», y que calló en todos los idiomas cuando más de 300 mil mujeres fueron esterilizadas en un programa genocida de exterminio de las poblaciones originarias
Cuando afirma que «preservará los derechos de los trabajadores», hay que señalarle que su Vicepresidente, el señor Chlimper, quiso acabar a balazos una huelga sindical de sus trabajadores; que guardó silencio cuando fueron anuladas las conquistas de los trabajadores en duras confrontaciones sociales; y que nunca tuvo una palabra de consuelo para los deudos de Pedro Huilca y muchos otros dirigentes sindicales asesinados por el gobierno de su padre.
Y cuando menciona a Nelson Palomino , dirigente de los cocaleros -no de los narcotraficantes- hay que restregarle que ella fue accionista de Limasa, la empresa de su hermano Kenyi -el Congresista- donde incautaron 100 toneladas de drogas; que viajó en el avión presidencial en el que -como se ha comprobado- se enviaba droga al exterior; que tiene vínculos aún insuficientemente precisados con Joaquín Ramírez y otras figuras del narco tráfico que ya habrán de quedar en evidencia; y enrostrarle que -como lo ha denunciado la prensa mundial- ella encarna el peligro de forjar en el Perú, un verdadero Narco Estado .
Ante cada afirmación, hay que responderle con un hecho, porque los hechos, son más fuertes que las palabras.
PPK no es polemista. No tiene reacciones, ni reflejos. Pero, sobre todo, carece de sensibilidad, un rasgo de personalidad decisivo para quien aspire realmente a servir a su pueblo. No obstante, muestra mayor transparencia y sobre todo, lealtad. Defiende a los suyos, como no se atreve a hacerlo Keiko que silba a la montaña cuando le piden que se defina ante Joaquín Ramírez. Por lo demás, encarna, objetivamente, la única opción viable.
Kuczynski conoce el Perú, ha vivido en él y lo ha visitado muchas veces; pero no tiene la voluntad de transformarlo porque -como Keiko- forma parte de la Clase Dominante que mantiene vigente un «modelo» perverso e inhumano. Pero no va de la mano del Narcotráfico ni de la corrupción.
Cambiar la realidad peruana y hacer un país más justo y más humano, requiere una transformación radical, una Revolución profunda, que sólo podrá ser hecha en otras condiciones, en distinto contexto, y por fuerzas que hoy, aún no asoman con fuerza, y capacidad de ser actores reales del proceso social.
Por eso, hay que votar en los comicios que se avecinan, pero tener conciencia clara y saber que allí no termina nuestra responsabilidad. Hay que construir realmente la fuerza del cambio forjando una vanguardia capaz de hacer frente a las cuatro tareas esenciales planteadas en nuestro tiempo: forjar la más amplia unidad de las fuerzas democráticas y progresistas, organizar al pueblo y sobre todo a los trabajadores, elevar la conciencia política de las masas y promover y alentar las luchas sociales que se libren en el escenario de hoy.
Hay que saber que, en las condiciones concretas, que el voto en blanco o viciado, es un engaño. Tras la frase pomposa de «negar el apoyo a la farsa electoral» se esconde la intención morbosa de dejar que gane a mafia para que se «agudicen las contradicciones de clase». Mentira. La vieja tesis del «tanto peor, tanto mejor» no es sino una frase de cliché, que sirve más bien a los explotadores. Un voto útil, es la única opción.
Gustavo Espinoza M., del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.
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