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Perú

Volviendo a la crisis, crisis hegemónica y potencialidad de la rebelión (parte III)

Fuentes: Rebelión

Necesitamos reformar nuestros sentidos y sentimientos de vida, reencontrarnos con nuestros propios fuegos y retomar la lucha más allá de los fuegos artificiales de las elecciones, volver a confiar en nuestra propia potencia y autogobernarnos a distancia del Estado, des-alienarnos y des-colonizarnos para caminar junto, no delante marcando línea, hombro con hombro con las rebeldías […]

Necesitamos reformar nuestros sentidos y sentimientos de vida, reencontrarnos con nuestros propios fuegos y retomar la lucha más allá de los fuegos artificiales de las elecciones, volver a confiar en nuestra propia potencia y autogobernarnos a distancia del Estado, des-alienarnos y des-colonizarnos para caminar junto, no delante marcando línea, hombro con hombro con las rebeldías que siguen (re)emergiendo desde abajo y por abajo en toda Nuestra América (Zibechi) (PDF) El tiempo del despojo. Poder, trabajo y… Available from: https://www.researchgate.net/publication/309444320_El_tiempo_del_despojo_Poder_trabajo_y_territorio [accessed Aug 16 2018].

Hemos visto que la crisis es parte consustancial del capitalismo colonial peruano expresada en el Estado, en el régimen político y ahora veremos si tambien se da en la hegemonía. Veamos si es una faceta más de la crisis sistémica, general, civilizatoria en la que se entrelazan las crisis social, económica, institucional, de integración nacional, ecológica y de la sostenibilidad medioambiental (destrucción de la amazonía, miles de pasivos mineros, depredación pesquera, uso de transgenicos, mineria de tajo abierto, etc.). Es un Estado, superado por las exigencias y dificultades para construir una sociedad nacional, cohesionada, intercultural; nos preguntamos: ¿por que la crisis política, la crisis del Estado que afecta su capacidad de dominio, no termina en el hundimiento del Régimen? por que no aparece una crisis orgánica del poder o revolucionaria?, será por que los intereses de las mayoritarias fuerzas populares transformadoras no amenazan la dominación?. Democracia y lucha de clases van unidas. La democracia es la lucha de clases para imponer la ciudadanía de los pobres. Pero aún los de arriba siguen mandando y los de abajo no pueden imponer una ruptura política. Ello no significa aceptar la inevitabilidad del poder conservador y su gestión regresiva y autoritaria, pues si existen dinámicas sociopolíticas y culturales de cambio. Frente a la resignación o la frustración ciudadana persisten energías sociales y expectativas de cambio.

Partamos aceptando que el Estado es la sociedad politica mas sociedad civil y de que la hegemonía consiste precisamente en una praxis cuyo fin es sostener -como seála Joaquin Miras albarran- «un ethos cultural determinado, que posibilita un vivir ordenado por un proyecto político, y que consolida así un sujeto comunitario de vida; o desarrollar un nuevo ethos, que va definiendo a un nuevo Sujeto Colectivo o Bloque social: un Estado u orden nuevo en ciernes. Ethos, cultura material de vida nueva que, cuando se desarrolla suficientemente, exige la creación de un nuevo conjunto de leyes escritas o nomos. -del estado como ethos o sociedad civil, al estado como sociedad civil más sociedad política. La Hegemonía, que se elabora y crea en la Sociedad Civil y consiste en el esfuerzo por ir creando capilarmente otro proyecto común de cultura y vida cotidiana, cuando ha conseguido que la misma esté ordenada según una nueva cultura de vida y sus inherentes aspiraciones y necesidades, acarrea como consecuencia que el aparato político antiguo caiga y dé paso a uno nuevo, organizativamente distinto al anterior por ser funcional a la nueva cultura de vida.» 1

En el marxismo existen varias concepciones acerca del Estado, la mas arraigada es la instrumentalista que dice que el Estado es un instrumento de la clase dominante, otra es la estructuralista para la que el Estado es una condensación de fuerzas sociales y factor de cohesión social, sigue cronologicamente la derivacionista, que hace emanar el Estado de la lógica del capital, momento del proceso de acumulación; una mas sostendrá que del proceso político deviene la relación de dominación y asi produce formas economicas derivadas, una dominación que en el capitalismo procede a través de abstracciones. La nuestra es una interpretación de Gramsci, quien entendia que el Estado no se entendia sin la sociedad civiñ.

El Estado es una relación social siempre en movimiento fluido, que se teje en interacciones recíprocas en el conflicto, en cuya configuración participan las clases dominantes y la aceptación parcial de las subalternas. Se construye artificialmente como instrumento de dominio por medios políticos; surge y organiza de la contradictoria vida en común, de la vida pública, del ethos capitalista. En los países de capitalismo colonial, patriarcal y racista supone al mismo tiempo un proceso de negación de los pueblos indígenas y reconocimiento de algunos secctores medios y altos entre los dominados. Generalizando, es una relación del ethos capitalista colonial, entre voluntades que se hacen comunes, donde todos terminan imbuidos de la cultura burguesa, donde la dominación no es la anulación radical y absoluta de la voluntad del subordinado: necesita amortiguar el conflicto social con políticas sociales, la creación de organizaciones sociales , la definición   de engañosas politicas de desarrollo, de lucha contra la pobreza y la desigualdad, incluso la cínica falsa defensa de los derechos humanos, de la democracia, y ultimamente recurre a las becas, el emprendedurismo, la complicidad de las ONG. Un elemento subjetvo fundamental y de la mayor importancia es la imposición de una ideología neoliberal que conquistó un espacio creciente hasta dominar ampliamente el pensamiento económico, político, educativo y en menor medida la cultura. Está profundamente enraizada en políticos formados en universidades norteamericanas o por las agencias y fundaciones imperiales, trasmitidas por los formadores mediáticos de opinión, con asesorias y consultorias externas y en una aplastante mayoría de líderes políticos y académicos; tiene vigencia en las universidades, en las principales revistas económicas y en los grandes mass media. Sin embargo, cada vez, les resulta más difícil afirmar que se debe confiar ciegamente en la capacidad de autorregulación de los mercados, de la dependencia de la inversión privada, las exoneraciones y devoluciones de impuestos; y cada vez se cree menos en la el discurso del chorreo de parte de los propietarios de grandes empresas privadas y de quienes manejan los mercados financieros, sin embargo su razonamiento no ha cambiado en lo fundamental. La ideología neoliberal, que no es más que la visión capitalista del mundo ocupa un lugar fundamental. Por ejemplo muchos viven convencidos de las bondades de la inversión publico-privada, de la importancia de las divisas, de la necsidad de las regalias y del canon, Toussaint explica como dividen la economía las agencias imperiales:

El sector público debe asegurar el desarrollo planificado de una infraestructura adecuada: ferrocarril, carreteras, centrales eléctricas, instalaciones portuarias y medios de comunicación en general. Al sector privado le corresponde la agricultura, la industria, el comercio y los servicios personales y financieros, puesto que se da por sentado que en todos estos ámbitos la iniciativa privada obtiene mejores resultados que el sector público. En realidad, hay que ceder al sector privado todo lo que puede producir un beneficio. En cambio, las infraestructuras son actividades del sector público porque la cuestión es socializar los costes, en beneficio del sector privado. En resumen, El Banco Mundial recomienda la privatización de los beneficios, combinada con la socialización de los costes de lo que no es directamente rentable. 2

Estas políticas hegemonistas Irrumpen luego de una ola de regímenes anticoloniales, nacionalistas burgueses que seguían políticas populares (Nasser en Egipto, Nehru en la India, Perón en Argentina, Goulart en Brasil, Sukarno en Indonesia, Nkrumah en Ghana, etc.) y de gobiernos con orientación explícitamente socialista (Cuba, China popular). En este marco, los proyectos del Banco Mundial tenían un fuerte contenido político: poner un dique al desarrollo de movimientos que cuestionasen la dominación ejercida por las grandes potencias capitalistas. De este modo, en el Estado del capitalismo colonial, la hegemonía es una interacción recíproca, un proceso político conflictivo, dinámico, en el que los términos de la ley que, explícita o implícitamente, sostiene a todo ordenamiento humano y los límites de la obediencia y desobediencia están en continuo conflicto y renegociación. Asi podemos entender como el pensamiento colonial, el patriarcalismo, el racismo, el individualismo, el pensamiento neoliberal y otros van haciendo parte de todos, de este modo erradicar estas taras requiere de construir un nuevo ethos, una nueva cultura y existen bases historicas comunitarias para hacerlo. Sin embargo, es consecuencia de un proceso conflictivo, dinámico, en el que se crea y recrea un orden normativo que vincula a dominadores y dominados y que, unificándolos, mantiene la fragmentación interna de la sociedad capitalista cohesionada. La relación estatal, sin la cual la dominación del capital no podría realizarse, o a la inversa la dominación que sin el Estado no podría impulsar el capitalismo, transita por la hegemonía, la legitimidad, el mando político. Pasa por el mando conforme a la ley. La relación politica de mando-obediencia requiere de la conformidad de los gobernados para obedecer las leyes y para acatar voluntariamente el mando. Requiere de la creencia en la validez de un orden, lo cual supone, a su vez, la existencia de un código ético colectivamente aceptado. El Estado es en realidad un proceso inestable, nunca fijo o en la inercia, esa es parte de su tragedia constitutiva, pues expresa el permanente intento de unificar la sociedad, de suspender el conflicto, de institucionalizar y domesticar la política, mientras que las potencialidades de cambio abren grietas y crean un nuevo ethos de recambio, de tal manera que condiciona el régimen político.

La crisis estatal se expresa en el Perú en el régimen político, como dificultad de las élites dominantes y su entramado institucional para mantener la hegemonía político-cultural y legitimidad ciudadana. Existe un cuestionamiento cívico del sistema de representación política, de la clase política gobernante, por la corrupción y su gestión excluyente, represiva y regresiva, el sistema esta amenazado por la emergencia de viejos y nuevos sujetos sociales y políticos, reafirmados en la lucha contra el despojo y la búsqueda de democracia y justicia social, mientras la izquierda no logra una recomposición de los equilibrios entre las fuerzas políticas progresistas, ni acepta la necesidad de demandas de cambio real y sustantivo.

El régimen político, entonces, establece los límites y posibilidades como marco en el cual gobernantes y ciudadanos pueden ser y hacer con relación a lo político. Esto es, con respecto a sus relaciones, a sus oportunidades o limitaciones para acceder a la lucha contrahegemónica, a los recursos y fuentes con los cuales cuentan, el tipo de decisiones, las políticas que pueden instituir que, aún con sus diferencias, los sujetos sociopolíticos participantes del sistema político tienen un margen para diferenciar sus concepciones y prácticas, pero que finalmente las situan en dirección compatible con su mantenimiento. Así, en los regímenes políticos en su forma representativa, el Estado como institución política máxima se funda en una fugaz participación política, circunscrita esencialmente al ciudadano elector individualmente considerado, el cual tiene la posibilidad formal de acceder, periódicamente y a través del sufragio universal mediante el voto, al ejercicio de cierto poder. Una formalidad que encuentra cada vez mas limitaciones económicas, sociales, políticas para su realización; lo hace a través de representantes electos, propuestos por el sistema de partidos políticos, donde se despliegan las fuerzas sociales y políticas organizadas o vinculadas a estos, en tanto constituyen los mecanismos e instituciones formales y establecidas jurídicamente para luchar por la conducción del estado. Siendo electos desaparece la figura del representante, viven en la abundancia gracias a las bondades salariales y privilegios y muchos se corrompen. Una excelente forma de dominación y expropiación de la soberanía popular. Por último, no obstante el carácter determinante que pueda constituir el régimen político, es necesario observar que los ámbitos de la realidad, en procesos más concretos y particulares, pueden presentar una autonomía tal que generan reformas al mismo, modificando el régimen político. Surgen cada vez nuevas contradicciones y reaparecen otras, asoman elites emergentes que, sin pretender cambiar en esencia el régimen económico, disputan espacios a elites tradicionalmente dominantes,

El régimen político es el conjunto de instituciones que regulan la lucha por el poder y su ejercicio, e impulsan las ideas y los valores que sustentan esas instituciones, es la estructura organizadora del poder, que establece los criterios de selección de los integrantes de la clase dirigente y asigna los roles en ella, y es el conjunto de normas y procedimientos para el acceso y el manejo de la propiedad y del poder. En Perú el Estado y el régimen están cada vez mas privatizados. la politica e instituciones al servicio directo del capital trasnacional y nativo, mientras estas se dedican al extractivismo via despojo los otros saquean las arcas estatales, algunos calculan que en los ultimos 30 años llegarian a un mínimo de 270 mil millones de dolares. La normatividad tiene como principio que los intereses particulares tienen prevalencia sobre los generales. cuando la asociatividad mafiosa y los códigos en los que se basa tienden a primar sobre la ley en muchos de los campos de la sociedad civil regidos por acción estatal. Una simulación que permite encubrir la transgresión facilitando el establecimiento de una red jerarquizada y mafiosa, de una complicidad que, si es descubierta, son los operadores los que pagan el pato. Esta forma de gobernabilidad surge en el período colonial, especialmente en el mundo blanco-criollo-aristocrático. no obstante, poco a poco va extendiéndose a todo el perú, especialmente en el siglo xx, cuando muchos en el llamado «desborde popular» la acogen, de manera que su influencia crece vertiginosamente en el mundo cotidiano.

No encontramos didferencias entre las organizaciones ecoómicas y políticas en el poder respecto a las políticas públicas, su aplicación y la línea política neoliberal del mismo; las diferencias radican en torno a los grados de tolerancia de corrupción institucional y las diferencias las formas de quienes pueden acceder al poder y sobre la impunidad, se expresan en el modo de cambiar aspectos constitucionales. Las luchas mas importantes se refieren a la izquierda y las que se producen por acceder al gobierno, a cómo puede movilizarse del modo más eficaz en el cambio de equilibrio de fuerzas sociales existente. Un problema es que la izquierda se identifica facilmente con aspectos de las estrategias y políticas neoliberales de las clases dominantes y su inercia ante las contradicciones entre el capital y el Estado. Naturalizan las preocupaciones públicas por las desigualdades cada vez mayores de renta y riqueza y por el estancamiento secular y las tensiones que todo ello puede generar. Ligadas a un proyecto de izquierda de mayor calado, estas cuestiones constituyen fisuras en el poder del Estado, que han de ser ampliadas mediante movilizaciones realizadas a distancia de este, así como mediante la política y las luchas ordinarias para cambiar la forma del mismo

La crisis de hegemonía se caracteriza, ante todo, por una multiplicidad de poderes. Es evidente que semejante situación no puede prolongarse indefinidamente, pero ¿cuáles son las razones que llevan a una crisis de tales proporciones?, ¿qué es lo que hace que la capacidad dirigente de una clase sea perturbada de manera tan profunda? Vale la pena detenerse en esto, por su importancia conceptual y por lo que aporta concretamente a la comprensión de nuestra misma historia inmediata. Gramsci sostenía que en el origen de la crisis de hegemonía hay una profunda modificación en la relación de fuerzas entre las clases. La crisis de hegemonía no es sinónimo de situación o crisis revolucionaria, porque grandes masas, anteriormente pasivas, entran en movimiento, pero caótico y desordenado, sin dirección, o sea sin una precisa voluntad política colectiva, y porque clases medias junto a las fuerzas antagónicas resultaron incapaces de organizar en su provecho este desorden real.

La crisis hegemónica está, por lo tanto, definida por las luchas que oponen a las clases entre sí y al calor de las cuales los diferentes proyectos alternativos se van diseñando y agrupando partidarios. Está marcada por la ruptura de la pasividad de ciertos grupos sociales y por su ingreso activo en el escenario político, desquilibrando acuerdos de poder que tendían a excluir a esos grupos. Los nuevos actores de la resistencia al despojo son los pueblos orginarios que son integrados a través de los poderes regionales y locales de manera marginal cuando no son reprimidos con sus dirigencias y todos los cercanos a ellos como ONG, partidos o líderes comunales. El parlamento, no es el clásico lugar de mediación de los conflictos, ahora es el lugar de defensa de la impunidad, de la inmunidad de los corrupstos, quizas ninguno ni de derecha o de izquierda se muestra capaz de absorber a los nuevos sujetos. El decrecimiento de los partidos socialdemócratas parlamentaristas, así como los débiles sindicatos y la prensa crítica que solo tiene un pasquin diario y mas se informa y moviliza a través de las redes sociales.

Lo propio de la política es la relación mando-obediencia y el permanente conflicto en esa relación, movimiento provocado por el anhelo de igualdad, justicia y fraternidad. Por ello la lucha de clases se considera el motor de la historia y las revoluciones son las que ponen en marcha a las sociedades. En este contexto, las clases subalternas no poseen una dirección capaz de colocarse al frente de su movimiento e imprimir al mismo un contenido efectivamente transformador, no consiguen forjar una voluntad común y diseñar un proyecto hegemónico que desarticule la hegemonía de las clases dominantes. Ello exige la unificación de las organizaciones que mejor representen y resuman las necesidades de todos, una combinación de alianzas, debates y reagrupamientos de diversas organizaciones revolucionarias y la creación de nuevos organismos que expresen y concreten la irrupción y construcción política de las clases subalternas pero, está claro que se trata de una construcción política generalizada de manera tal que la presión colectiva y la confluencia de experiencias diversas puedan enriquecer y acelerar el proceso de aprendizaje en el que las clases sometidas desde el nuevo ethos afirmen las buenas tradiciones de los pueblos o clases en ascenso.

Sin la autorganización popular no es posible aumentar la autoestima, la audacia y capacidad individual y colectiva, elevar el nivel general de conciencia, lograr experiencia colectiva y solidaria de gestión de los asuntos comunes, eliminar cualquier germen de corrupción. Sin plena democracia y experiencia de poder popular, ninguna transformación social de fondo es posible. Si no se imponen todos los derechos democráticos, es imposible la superación del capitalismo y la misma palabra democracia (gobierno de demos, el pueblo)se convierte en una voz vacía, en una burla. 3

Cuando la crisis económica y la crisis de hegemonía coinciden en el tiempo, tenemos lo que Gramsci llama crisis orgánica , por que afecta al conjunto de las relaciones sociales y es la condensación de las contradicciones inherentes a la totalidad social. Para el estallido de esta crisis se requiere de la confluencia e interacción de la crisis de acumulación y la crisis política, cultural e ideológica con la agudización de los choques entre las clases y entre sus mismas fracciones internas, aparecen en una las diversas temporalidades y ritmos en el que actúan e inciden las fuerzas sociales y políticas en pugna. Reaparece la política, el movimiento, su motor, que es el conflicto motivado por voluntades confrontadas. Sin conflicto y poder, no podemos hablar de política. Lo político implica la probabilidad de la obediencia y la certeza del uso de la fuerza para lograrla en última instancia. La realidad es que la crisis es producto de los choques existentes entre las clases sociales y entre esas clases y la forma estatal de hegemonía. Es la resultante de una determinada articulación global entre el Estado y el conjunto de la sociedad, y no sólo entre el Estado y las clases dominantes. Son esos choques, y los avances y retrocesos de cada grupo social los que irán conformando las posibilidades de superación de la crisis, en un sentido reaccionario o revolucionario. Las clases subalternas afrontan el desafío de construirse como fuerza contrahegemónica y revolucionarse haciendo la revolución. En el curso usual de las cosas la sumisión reproduce la sumisión y el Estado puede presentarse como reserva aparente del orden. ¿Cómo entonces esta clase reducida a nada puede aspirar y lograr devenir todo? Este es precisamente el misterio irresoluto de la emancipación desde la sumisión y la alienación. Sólo la lucha puede quebrar el círculo vicioso. Cuando el sistema se auroreproduce, las apariencias de cambio son engañosas, Ernesto de la Jara vislumbra como las reformas se convierten en antireformas, hablando de un sistema judicial que podría legislar y hacer cambios administrativos para transformar al Estado mafioso y destruir las redes de corrupción en la economía política, percibe que sociedad política y sociedad civil se expresan juntas en una voluntad de impunidad que van desde el ejecutivo hasta la sociedad civil, pasando por el Congreso y los medios. La crisis judicial se expresa en mas de un año sin Junta Nacional de Justicia y el capitalismo colonial sigue funcionando. Dice De la Jara:

Como conclusión sobre quién tiene la culpa de que la reforma del sistema de justicia no solo no avance sino que pueda venirse abajo, yo diría que si bien las propuestas del gobierno dejan mucho que desear, aún así, podrían haber significado avances importantes, si no fuera porque ha vuelto a aparecer la clásica voluntad política en contra (es decir, son muchos los sectores que prefieren una justicia débil, ineficiente, corrupta, poco independiente), y hay , además, una actitud de boicot de parte de la oposición fujimorista y aprista, por razones políticas y de «conveniencia penal». Tampoco hay líderes que la impulsen sea a nivel del Ejecutivo o de otros órganos vinculados al sistema de justicia, y la ciudadanía ha desenfocado la atención que le puso al tema cuando comenzaron a aparecer los audios y se tuvo que destituir al CNM. Quizás este fue el momento que debió aprovecharse para concretar cambios, como la transformación del CNM. 4

Son necesarios los debates sobre posibilidades alternativas, sobre autoconstrucción, autodeterminación, anticolonialismo, sobre posibles proyectos que favorezacan el bagaje cultural de ideas emancipatorias que en su momento puedan entrar en el nuevo movimiento, politizar en el sentido de interpretar los hechos en la totalidad concreta, legitimar las ideas emancipatorias, y luego, en la medida en que la gente se organice, aprenda a organizar y sintetizar sus ideas sus experiencias, sus interpreaciones, sus utopias. Garantizar que las nuevas experiencias puedan ser reflexionadas con el mejor legado intelectual que seamos capaces de incorporarle a lo que nazca. Vista la ley desde abajo, desde los pueblos originarios, en relación al debate juridico internacional, David Lobatón, encuentra avances significativos en el paso de la consulta previa a la autodeterminación, que nos llevaría a discutir desde la territorialidad hasta la popiedad de os recursos naturales y donde sin embargo existe un profundo silencio en la sociedad política y la civil oscila entre el asombro y la ignorancia, pero ya comienzan los debates y rapidamente se difunden entre la sociedad indígena, siempre excluida de aquella sociedad civil. Por allí, por esa grieta, podría comenzar la ruptura de la hegemonía: señala Lobatón:

el 14 de Junio del 2016 en Santo Domingo (República Dominicana), que también desarrolla con amplitud el derecho fundamental a la libre determinación y lo vincula al derecho a su propio modelo de desarrollo que pueden tener los pueblos indígenas en nuestro continente:

«Los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación. En virtud de ese derecho determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.» (Artículo III)

«1. Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y determinar sus propias prioridades en lo relacionado con su desarrollo político, económico, social y cultural, de conformidad con su propia cosmovisión. Asimismo, tienen el derecho a que se les garantice el disfrute de sus propios medios de subsistencia y desarrollo y a dedicarse libremente a todas sus actividades económicas.

2. Este derecho incluye la elaboración de las políticas, planes, programas y estrategias para el ejercicio de su derecho al desarrollo y la implementación de acuerdo a su organización política y social, normas y procedimientos, sus propias cosmovisiones e instituciones.» (Artículo XXIX)……

…..consideramos que los pueblos indígenas deben desarrollar una base o trípode de apoyo: i) un modelo de desarrollo sustentable económica, social y ambientalmente, ii) control sobre sus tierras o territorios y iii) gobiernos autónomos a nivel local o municipal. Algunas experiencias en Michoacán, Puebla y Oaxaca en México, muestran que ello es posible dentro del Estado de Derecho.5

El programa será, consecuencia de lo que la gente vaya construyendo, experimentando, pensando, sintiendo. Rosenberg: «La democracia como una cosa en sí, como una abstracción formal no existe en la vida histórica: la democracia es siempre un movimiento político determinado, apoyado por determinadas fuerzas políticas y clases que luchan por determinados fines. Un estado democrático es, por tanto, un estado en el que el movimiento democrático detenta el poder». 6

Notas:

1 Joaquín Miras Albarrán, Gramsci para estos tiempos, Rebelión 2013

2 Eric Toussaint, Las falacias teóricas del Banco Mundial, 23 de junio por http://www.cadtm.org/Las-ideas-del-Banco-en-materia-de

3 Guillermo Almeyra, Sin autorganización masiva no hay transformación, La Jornada, 1/09/2019.

4 Ernesto de la Jara, Ideele Revista Nº 286, https://revistaideele.com/ideele/content/avances-de-la-antirreforma-del-sistema-de-justicia

5 David Lovatón, De la consulta previa a la libre determinación de los pueblos indígenas en América Latina, https://revistaideele.com/ideele/content/de-la-consulta-previa-la-libre-determinaci%c3%b3n-de-los-pueblos-ind%c3%adgenas-en-am%c3%a9rica-latina 

6  Joaquín Miras Albarrán, Arthur Rosenberg, un pensador proscrito, TopoExpress. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=235553

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.