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En los últimos años el principal proceso de movilización social progresista ha sido el feminista, dentro de un marco más amplio de cambio social y político-electoral. Se produce en un contexto de agravamiento de la situación de desigualdad y dominación de las mujeres y, específicamente, ante un crecimiento de la conciencia de su injusticia y un deterioro de las mentalidades machistas y conservadoras. Por otro lado, persiste el bloqueo institucional a las mejoras en ese campo, sobre todo por los Gobiernos anteriores del Partido Popular que han perdido legitimidad social. Tras quince años de limitada y contraproducente gestión institucional, centrada en la inacción trasformadora, preventiva y de recursos prácticos, el desvío punitivista y la reacción puritana, se ha percibido la impotencia institucional y de esas políticas para hacer frente a la nueva dimensión de las desventajas de las mujeres, en términos de desigualdad y prepotencia machista, sin suficiente protección pública.
Existe una pluralidad analítica y teórica sobre lo queer.
Análisis sociológico sobre el feminismo en el momento presente
El feminismo ha adquirido una nueva relevancia sociopolítica y cultural, particularmente en España. Incluso se habla de otra ola feminista, la cuarta, por perfilar sus características específicas.
El carácter masivo y unitario del feminismo, al mismo tiempo que diverso y plural, está atravesado, además de por unas tendencias sociohistóricas y del contexto económico e institucional, por un aspecto específico que conviene explicar: la formación de la representación de la dinámica transformadora feminista, con sus procesos colectivos de articulación y liderazgo, el sentido de su orientación, los intereses grupales y las características culturales o ideológicas. Su reto es la formación de representaciones democráticas, plurales y unitarias.
Las actuales crisis sanitaria, social, económica e institucional, derivada la pandemia del Covid 19 y sus respuestas institucionales y ciudadanas, han puesto en evidencia grandes problemas estructurales, socioeconómicos y políticos, así como graves consecuencias para las mayorías sociales. Estas se han acumulado al deterioro derivado de la anterior crisis socioeconómica de 2008 y las políticas regresivas de ajuste estructural y recortes sociales aplicadas desde 2010, cuyo impacto permanece.
Se acaban de aprobar (27/10/2020) las nuevas recomendaciones sobre el sistema de pensiones en el marco de la comisión parlamentaria de seguimiento del Pacto de Toledo. Han sido avaladas por la gran mayoría del arco parlamentario, con el voto en contra de VOX y la abstención de ERC y EH-Bildu. Supone un giro positivo particularmente respecto a la reforma regresiva del Partido Popular (2013), aunque limitado y con claroscuros.
La crispación y la polarización política promovida por las derechas en España (principalmente PP y VOX) pretenden eludir sus responsabilidades históricas e institucionales y aprovechar la confusión y la inseguridad existentes para traspasarlas al nuevo Gobierno progresista de coalición y derribarlo, cosa que se va demostrando ilusa. Su estrategia destructiva está agotada y tiene poco recorrido para la gobernabilidad, una vez aprobados los presupuestos generales y asegurar una mayoría parlamentaria de progreso.
En estos años de crisis socioeconómica, y sin que la mayoría social hubiera salido de ella, se han visto incrementadas sus graves consecuencias por la actual crisis sanitaria y económica. Particularmente, se ha ampliado la conciencia cívica de su injusticia.