Javier Cortines

Artículos

Al principio se dijo que el virus salió de la sopa de un murciélago que se servía en un mercado de animales de la ciudad china de Wuhan. Luego se cambió el relato y se informó de que “la cosa” se escapó de un laboratorio. Más tarde EEUU acusó a Beijing de ocultar información clave sobre el bicho.

El Gobierno chino ha puesto un veto a la aparición en “shows televisivos” de los niang pao (término para designar a los “maricones”), así como a los muchachos afeminados, a los transexuales (…) y otros de “estética anormal”, es decir al colectivo LGTBI ya que, debido a su enorme popularidad entre los pequeños y adolescentes, ejercen una mala influencia sobre éstos “que están perdiendo su identidad al querer imitar a sus ídolos”.

Sobre "La Fortuna", de Amenábar

Afganistán

Cuando los talibán entran en el estudio de un pintor montan en cólera ante la visión de flamencos con las piernas desnudas, para ellos se parecían a las de las hembras humanas y, por lo tanto, eran libidinosas. Al artista le dan dos opciones: destruir su obra o poner pantalones a los animales.

Afganistán

Han pasado 25 años desde que los talibanes entraron en Kabul, una mañana del 27 de septiembre de 1996. La mayoría de los muyahidines eran refugiados pastunes que habían estudiado en las madrasas (escuelas coránicas) de Pakistán. Su líder, un ser oscuro, analfabeto y tuerto, el ulema Omar, se hacía llamar Amir-ul-Muminin (El príncipe de los creyentes).

Cuando esta guerra termine, Afganistán te necesitará (hija mía) tanto como a sus hombres, tal vez más incluso. Porque una sociedad no tiene la menor posibilidad de éxito si sus mujeres no reciben educación. Ninguna posibilidad
(Khaled Hosseini, «Mil soles espléndidos»)

Afganistán

Durante más de un siglo los hazara han sido esclavizados y vendidos. Tanto los hombres como las mujeres, como su descendencia, vienen sufriendo todo tipo de abusos por parte de los pastunes, la etnia autoritaria y dominante que se considera una casta superior.

En Afganistán hay unas 270 juezas que viven aterradas. Sólo unas pocas han logrado escapar y el resto se ha escondido, algunas en auténticos zulos, temiendo lo peor: su captura y ejecución. Otras esperan un milagro, “su rescate por organizaciones humanitarias” y una huida por el corredor de los refugiados.

Todas hemos recibido agresiones sexuales en zonas conflictivas, pero tenemos una ventaja sobre nuestros colegas masculinos: Podemos hablar con las mujeres y escuchar cosas que nunca dirán a los hombres, simplemente porque estos tienen prohibido acercarse a ellas
(Ana del Paso)

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