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Desde inicios del siglo XX, los EE.UU. se convirtieron en un referente obligado para América Latina. En ello tuvo que ver el expansionismo económico norteamericano y la utilización que permanentemente se hizo del monroísmo, una ideología de la diplomacia del gigantesco país, que aseguró su hegemonía en el continente.

El primer paso en la constitución de un sistema internacional continental alentado por los EE.UU. fue la Primera Conferencia Interamericana de 1890, que creó la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas, transformada en 1910 en Unión Panamericana y en 1948 convertida en Organización de Estados Americanos (OEA).

El 1 de mayo, Día del Trabajo, en el que no solo se recuerda los sucesos de Chicago de 1886 y a los mártires de esa jornada, también se conmemora en Ecuador desde 1911.

En la vida cotidiana y sobre todo en la vida política el término «libertad» es usado para los más variados fines. Los intervencionismos norteamericanos en América Latina siempre se han justificado como actos destinados a recuperar la «libertad» de sociedades sometidas por cualquier tipo de gobierno considerado ilegítimo o inconveniente.

Desde el triunfo de la Revolución Rusa (1917), entre las potencias capitalistas el “comunismo” fue concebido como la peor amenaza para el mundo en general y para Occidente, en particular.

En un mundo que ha cambiado y que entra a una era de geografía multipolar y, además, multicultural, América Latina se ha definido como región de paz y no tiene injerencia en las disputas por la hegemonía entre las grandes potencias.

Con China, Rusia, los BRICS, Asia, Nueva Ruta de la Seda y otras alianzas interestatales, nace un mundo multipolar

Entre los historiadores del Ecuador, se denomina “época plutocrática” a la que vivió el país entre 1912 y 1925.

La conformación de un mundo multipolar, para América Latina ha significado la posibilidad de diversificar sus relaciones económicas, aliviar o superar la tradicional dependencia frente a los EEUU y ampliar el radio de sus decisiones soberanas, a pesar de la falta de una geoestrategia común entre los países de la región.