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Guatemala, al igual que varios países de Abya Yala, el 2021 celebra el bicentenario de su independencia (1821). El Gobierno actual y las instituciones públicas, desde el 15 de septiembre del 2020, tímidamente refieren a este “cumpleaños triste” (en palabras de Eduardo Villagrán) en sus discursos… porque ¡No hay mucho que celebrar!
En la región de América Latina coexiste cerca de 800 pueblos indígenas, que demográficamente representan cerca del 10% de la población total de la región.
En la bicentenaria República del Perú, durante las últimas tres décadas, los pueblos y territorios del país subsistieron en un constante y recargado despojo de sus riquezas por parte de los agentes del sistema neoliberal.
La bicentenaria República del Perú, en el trayecto de su vida democrática electoral, nunca había experimentado una guerra electoral mediática tan desigual de todos contra “nadie” como la que ocurre actualmente en el marco de la segunda vuelta de elecciones presidenciales.
El Perú es uno de los países más racistas que actualmente existe en el Continente de Abya Yala, al grado que este mal congénito de la República bicentenaria es un tabú en las tertulias cotidianas y en las narrativas académicas. El desprecio del originario o con rasgos indígenas es tan “normal” que nadie reclama o argumenta contra el “sistemático racismo cotidiano”.
Este domingo 11 de abril, más de 25 millones de peruanos están habilitados para elegir en las urnas al nuevo Presidente/a de la República y dos vicepresidentes del país, 130 congresistas y 5 representantes supranacionales. Compiten 18 candidatos/as a la presidencia.
Con asombro y vergüenza veo, una vez más, que la jerarquía católica boliviana, ante el inicio de la investigación judicial contra los responsables del Golpe de Estado y de las masacres subsecuentes en noviembre 2019, se pronunció enérgico acusando/recriminando a los operadores de la justicia, y exigiendo la libertad de la ex gobernante de facto detenida. Aunque en el calvario de las masacres de Senkata y Huayllani no hubo obispo alguno que recriminase a los verdugos cristianos.
Cuando en la última década del pasado siglo, simultáneo a la firma de los Acuerdos de Paz (1996), Guatemala optaba, a ojo cerrado, por el sistema neoliberal como su única salida económica para aliviar sus históricos males coloniales y republicanos, jamás imaginó que esta “medicina sería peor que la enfermedad”.
Bastante demorado el sistema judicial boliviano envió a la cárcel preventiva, por cuatro meses, a la ex Senadora de Bolivia, Jeannine Añez (y a dos de sus ex ministros), quien en noviembre del 2019, luego de participar en el Golpe de Estado que destituyó a Evo Morales, se auto proclamó, de manera inconstitucional, Presidenta de Bolivia, y recibió la banda presidencial de manos de las Fuerzas Armadas.
En Bolivia, hace unos días atrás, a raíz de la divulgación que hizo el gobierno plurinacional de su logotipo con forma de la Chakana, sectores ejecutores del último Golpe de Estado en Bolivia arengaron nuevamente contra las simbologías de Abya Yala, esta vez, acusando al gobierno de Arce-Choquehuanca de sustituir, de forma inconstitucional, el sagrado Escudo de Bolivia por la Chakana.