Pedro Barragán

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La guerra comercial de Estados Unidos contra China comenzó en marzo de 2018 con Donald Trump como presidente. Posteriormente Joe Biden incrementó la guerra contra China y consiguió empujar a algunos países occidentales en su campaña.

La OIT publica su informe anual de 2024

Biden trata de relajar su agenda nacional e internacional y Xi aprovecha para exponer al mundo la posición de China.

Estamos asistiendo a una campaña occidental que trata de difundir la idea de la quiebra económica de China.

La deuda en China ha sido un tema de persistente “preocupación” en los medios de comunicación occidentales difundiendo la idea de que la deuda en China plantea riesgos para la estabilidad financiera tanto de China como del resto del mundo. Omiten siempre que la deuda externa de China está muy por debajo del resto de las principales economías y que los activos financieros del gobierno chino son a mucha distancia los mayores del mundo.

A lo largo de los últimos meses y fundamentalmente desde el mes de julio los medios occidentales han lanzado una campaña de desinformación contra la economía de China intentando convencer al público sobre su inminente caos económico.

La guerra de EE.UU. contra China tuvo su inicio en marzo de 2018 cuando el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció la imposición de aranceles a las importaciones de productos chinos, con el objetivo declarado de abordar el déficit comercial de EE.UU. con China.

Durante los últimos meses hemos visto todos los medios occidentales llenos de noticias y comentarios sobre la “supuesta” crisis económica de China.

La globalización ha llevado a una gran interdependencia económica entre Estados Unidos y China. Ambos países son los principales actores en la economía global.

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