Es difícil encontrar términos para definir la puesta en escena de la cumbre de la OTAN, que acaba de finalizar en Madrid, a la que, obviamente, todos los participantes acudieron con el libreto escrito por los Estados Unidos, por lo que, sin correrle una coma, aceptaron mansamente continuar generando acciones contra Rusia, acercando más el mundo a una guerra nuclear, de la que si llegáramos a librarnos tendremos que aceptar aquello de Dios es grande.