La firma del acuerdo de paz entre Israel y Hamás ha suscitado, razonablemente, grandes esperanzas de que se pueda llegar a un «alto el fuego» definitivo. No obstante, tras dicho acuerdo se esconden nuevas formas de colonialismo y depredación/saqueo de la población palestina y los territorios ocupados. La guerra de las armas y los escombros deja así paso a una nueva guerra: la del negocio de la reconstrucción, la especulación y el beneficio para unos pocos.