En el momento de la aprobación de las 21 declaraciones especiales acordadas durante la IV Cumbre de la CELAC celebrada en Quito el 27 de enero, el anfitrión, el presidente Rafael Correa, se quejó del funcionamiento del sistema: «con tantas declaraciones ya arreglamos el mundo». Seguidamente se volvió hacia su canciller, Ricardo Patiño, y a […]
En el momento de la aprobación de las 21 declaraciones especiales acordadas durante la IV Cumbre de la CELAC celebrada en Quito el 27 de enero, el anfitrión, el presidente Rafael Correa, se quejó del funcionamiento del sistema: «con tantas declaraciones ya arreglamos el mundo». Seguidamente se volvió hacia su canciller, Ricardo Patiño, y a modo de pregunta retórica dirigida a todos los cancilleres que habían negociado las declaraciones le espetó: «¿Pero sirven para algo estas declaraciones? Yo sí creo que habría que revisar un poco la mecánica».
Palabras críticas y duras que revelan el parecer de muchos de los jefes de Estado que participaron en la Cumbre y que consideran que los pasos hacia la integración de la región son excesivamente lentos y cautelosos, pero entonces ¿Qué función y alcance tienen las reuniones intergubernamentales de la CELAC?
Adicionalmente en reuniones como la IV Cumbre de la CELAC existen discrepancias y hasta rivalidad entre los distintos países que se reúnen en este foro, lo que sin duda ralentiza y disminuye las ambiciones de unos acuerdos a los que se llega por unanimidad y consenso. No es nada fácil sentar en la misma mesa a los gobernantes de países como Barbados, Argentina, Venezuela, México… Sin embargo, una vez que somos conscientes de las limitaciones que obviamente va a tener este tipo de organismos que alberga a 33 países de muy variado y heterogéneo cariz, podemos analizar la gran cantidad de aportes que ofrece la CELAC.
La existencia misma de la CELAC significa un desafío al papel hegemónico que ha jugado en el hemisferio EEUU y que se ha materializado a nivel institucional en el manejo que históricamente ha realizado de la Organización de Estados Americanos (OEA). Son muchos los Estados participantes de la CELAC que han expresado que uno de los objetivos que persigue el organismo a medio plazo es la sustitución de la OEA. En este momento CELAC no parece tener la intención de formalizarse mediante tratados internacionales vinculantes, pero sus reuniones en las que se excluye a los dos países más industrializados de la región, EEUU y Canadá, son sin duda un avance en la construcción de una identidad propia y un vaciado de significado de la OEA, aunque más por omisión que por acción. Las desavenencias con la OEA se visibilizaron en la pasada Cumbre en torno a la solicitud de Haití de enviar una Comisión de la CELAC a este país por los problemas surgidos tras las elecciones presidenciales. La OEA al mismo tiempo en Washington estaba decidiendo mantener sobre el terrero una misión. Tras el debate más espinoso de la Cumbre, la CELAC decidió mandar una comisión de cancilleres de mediano nivel a Haití, en lo que pareciera una competencia de bomberos por pisarse la manguera.
Otro de los grandes logros gracias a la existencia de foros tan heterogéneos como la CELAC, es precisamente la posibilidad de acercar posiciones lejanas y a veces enemistades que parecieran irreconciliables, al tener las delegaciones que encararse y reconocer al otro en un mismo espacio físico . Esta podría ser la situación entre Venezuela y Argentina. Mauricio Macri, el novato de la Cumbre, prefirió no asistir por prescripción médica, no quiso arriesgarse a sufrir mal de altura en los andes ecuatorianos, aunque la semana anterior pareciera que le sentó de maravilla estar en los Alpes suizos durante el Foro de Davos, donde se reunió con los líderes del norte y los gurús de la economía de libre mercado. Mandó a su vicepresidenta, Gabriela Michetti, quien sostuvo una reunión con el presidente Nicolás Maduro a puerta cerrada, donde conversaron sobre las injerencias de su compañero de fórmula en los asuntos internos de Venezuela y probablemente limaron asperezas. No obstante, a pesar de su pírrica victoria en Argentina, lo deseable es que Macri baje el tono en una región que sigue siendo claramente de izquierdas.
En tercer lugar, otra de las grandes oportunidades que ofrece la CELAC es la de constituir un bloque, en un mundo donde si quieres participar y sobrevivir no puedes hacerlo como un Estado aislado. El fortalecimiento de la CELAC como bloque, es además el quinto de los ejes temáticos de este organismo, que tuvo durante el año 2015 expresiones concretas en los foros que celebró con China y la Unión Europea. Que los países de la región se presenten como CELAC permite llevar a cabo cualquier negociación en igualdad de armas y sin asimetrías.
Finalmente, no podemos desconocer la importancia de las declaraciones que se han acordado en la última reunión de la CELAC. Mientras en los países occidentales desarrollados la solución a la crisis es la aplicación de más neoliberalismo y desmantelamiento de los maltrechos estados de bienestar, la CELAC, pone énfasis en la erradicación de la pobreza y la disminución de la desigualdad. Y ello a pesar de que la región, tradicionalmente exportadora de commodities, está siendo duramente golpeada por la crisis, especialmente los productores de petróleo. El ajuste económico, libreto seguido por los países occidentales, sigue siendo una postura minoritaria, aunque se abre paso entre los países más cercanos al liberalismo, como Colombia, Perú… y ahora también Argentina.
Entre las declaraciones políticas de las CELAC, muchas poseen un gran valor simbólico por su ambición y valentía, impensables en otros foros fuera de la región, lo que las hace extremadamente valiosas y piedras fundacionales de posibles acciones futuras. Vale la pena mencionar las declaraciones especiales sobre la devolución de territorio que ocupa la base estadounidense naval militar de Guantánamo en Cuba; sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero de EEUU sobre Cuba; sobre las islas Malvinas; financiamiento para el desarrollo; la banca responsable; y el apoyo al proceso de paz en Colombia… Esta última es la concreción de la declaración de la II Cumbre de la CELAC celebrada en La Habana y que estableció a América Latina y el Caribe como zona de paz. Tras la IV Cumbre, los países de la CELAC se ponen a disposición de la misión política creada por el Consejo de Seguridad de la ONU que enviará a Colombia por un período de un año, una «misión política» integrada por observadores internacionales desarmados para participar en la vigilancia y verificación del cese bilateral y definitivo del fuego y de las hostilidades.
Quienes desprecian y critican la IV Cumbre de la CELAC se equivocan, quienes han creado unas expectativas que rebasan las intenciones actuales del organismo intergubernamental también. La CELAC avanza, aunque sea a paso de tortuga, lo importante es que no se detenga y así no habrá liebre que no pueda superar con el tiempo.
Fernando Casado es docente investigador en Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador
@FernandoCasad14