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China-América Latina: en el centro de los desequilibrios del nuevo comercio Sur-Sur

Fuentes: Mémoire des luttes

Traducido para Rebelión por Susana Merino y revisado por Beatriz Morales

¿Podría convertirse en el futuro próximo América Latina en una «plataforma extraterritorial» de China cuya función sería permitirle a esta última asegurarse y aumentar sus exportaciones (especialmente en los sectores, electrónica, automotriz y textil) a mercados estadounidenses, europeos y latinoamericanos?

¿Y que desde allí comience asomar en ese país ultra competitivo en cuanto a competencia salarial internacional una irreversible tendencia a aumentar los ingresos de los trabajadores y a aparecer los primeros signos de una desaceleración relativa de los gastos de consumo interno en ciertos sectores y de las exportaciones en el contexto de la crisis económica internacional?

Es una hipótesis planteada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas (CEPAL) en un reciente informe dedicado al estudio de las relaciones entre China y América Latina/Caribe (1)

Un estudio sobre la evolución cuantitativa y cualitativa de las inversiones directas en el exterior (IDE) de la segunda potencia económica mundial en América Latina realizas en el período 2003/2009 apuntala este análisis. Las economías latinoamericanas acogen actualmente el 13% de las IDE chinas en el mundo (2). Esto implica un monto estimado de 31.000 millones de dólares. Aunque si bien es cierto que más del 90% de esas IDE están dirigidas a los sectores bancarios de dos conocidos paraísos fiscales (las Islas Caiman y las Islas Vírgenes británicas), la CEPAL indica que durante esos seis años las empresas chinas habrían invertido 24.000 millones de dólares directamente en el sector de los recursos naturales, la industria y los servicios de América latina.

La participación en empresas latinoamericanas y en los acuerdos de cooperación entre regiones chinas y países latinoamericanos, etc., aseguran a las empresas chinas una creciente penetración en las economías latinoamericanas.

México y los países del MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) constituyen los principales puntos de fijación de la actividad productiva de las empresas chinas en América Latina. Y especialmente en el sector de los productos manufacturados, de la electrónica, de los automotriz y de las telecomunicaciones. «La entrada a Argentina, Brasil, México y Uruguay debe ser considerada como una primera etapa destinada a realizar un despliegue futuro hacia los dinámicos mercados conformados por las zonas de libre comercio norteamericano (ALENA) y del MERCOSUR», señala el informe.

Se estima que ya existen 50.000 empleos que dependen directamente de esas inversiones en la economía real latinoamericana.

¿Porqué elegir a América Latina como potencial «plataforma extraterritorial»? El sector electrónico ofrece un emblemático ejemplo del porqué de esta estrategia. Según la CEPAL, tres factores explican el atractivo de América Latina para los inversores chinos:

1.- La demanda interior (china) se ha visto debilitada por la competencia en su propio territorio nacional y han bajado las ganancias, lo que ha impulsado a las empresas del sector a buscar nuevos mercados en América Latina en la que está surgiendo una nueva clase media en expansión.

2.- La mayor parte de las medidas antidumping tomadas en América Latina contra productos chinos se refieren a los productos elaborados en China, por lo tanto establecer unidades de producción en la región puede ayudar a las empresas chinas a reducir los conflictos comerciales.

3.- Las empresas chinas no están actualmente en condiciones de establecer unidades de producción en los países desarrollados, de modo que América Latina y África se han convertido en importantes zonas de destino para sus IDEs.

Por otra parte, las IDE latinoamericanas en China (y, por lo tanto, la inserción de empresas de la región en la economía productiva del país) son marginales. Los siete países que invierten allí (Argentina, Brasil, Chile, México y en menor medida Colombia, Perú y Venezuela) solo llegan a menos del 0,1% del total de las IDE en China, lo que representa un total acumulado de entre 70 y 80 millones de dólares.

¿Cuál es la fisonomía de las relaciones comerciales entre América Latina y Asia? En 2009 el volumen del comercio bilateral entre las dos regiones ascendía a 120.000 millones de dólares y las exportaciones latinoamericanas (fuertemente conformadas por materias primas y primarias) hacia Asia llegaba a los 103.000 mil millones de dólares, es decir, el 15% del total de las exportaciones de la región. El mercado estadounidense por su parte seguía recibiendo el 42% de las exportaciones latinoamericanas y la Unión Europea (UE) un 14%.

En ese contexto es interesante destacar que China solo absorbe la mitad de las exportaciones latinoamericanas a Asia. Según la CEPAL, el Imperio del Medio [China] podría arrebatarle a la UE el puesto de segundo socio comercial de América Latina a partir de 2014 convirtiéndose en el segundo mercado más importante de la región.

En esta dinámica también se ha modificado el perfil general del comercio entre América Latina y Asia en el último decenio. China ha superado a Japón como primer socio de los países latinoamericanos, pero son los seis países miembros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN-6) (3) los que están disputándoles a Corea del Sur el tercer lugar.

El comercio sino-latinoamericano se destaca por ser bastante desequilibrado. Efectivamente, más allá de una importante diferencia (cualitativa y cuantitativa) de las inversiones realizadas por cada uno de los actores en las economías asociadas, los países latinoamericanos son esencialmente exportadores de materias primas y primarias con escaso valor agregado (soja, hierro, cobre, petróleo, etc.), mientras que China exporta productos manufacturados (textiles, papel, automóviles, productos electrónicos y tecnológicos, etc ).

China se ha convertido en un mercado de exportación clave para seis países: Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Cuba y Perú. Entre 2005 y 2008 cinco países reunían el 86% de las exportaciones del subcontinente hacia China: Brasil (33%), Chile (25%) (4) Argentina (12%), México (9%) y Perú (7%).

Al mismo tiempo Argentina, Brasil, Chile, México, la República Dominicana, Paraguay y Perú (5) se han vuelto más dependientes de las importaciones chinas. Entre 2000 y 2009 las importaciones chinas pasaron de un 4,6% a un 12,4% (mientras que las importaciones de los EEUU se redujeron del 18,9% al 13,2% del total y las de la UE del 23,5% al 16,8%). En Brasil la tendencia fue la misma: sus importaciones chinas conformaron el 12,5% del total (2,2% en 2000), mientras que las importaciones procedentes de los EEUU pasaron del 23,3% al 15,7% y las de la UE de 26% al 22,9%. México en el 2000 recibía un 2,2% de sus importaciones de China y en el 2009 llegó al 13,9%. En el mismo período, y esto es histórico, las importaciones mexicanas de los EEUU pasaron del 71,2% al 48,1% y las de la UE del 8,4% al 11,7%. En valor monetario México es el principal importador de productos manufacturados chinos. El 48% de sus compras totales proceden de China, por delante de Brasil (20%), de Argentina y Chile (6% para cada uno de estos dos últimos).

La nueva estrategia de expansión china en América Latina se ve facilitada por la economías más dinámicas del subcontinente. Estas economías tienen necesidad del mercado chino para las exportaciones de sus materias primas. Tal el caso de Argentina y Brasil, que contrariamente a México y a los EEUU, han reconocido a China como «economía de mercado».

Esta estrategia se basa también en la búsqueda de la firma de acuerdos de libre comercio. Entre 2006 y 2010 China firmó tres: con Chile, Perú y Costa Rica.

Independientemente del tema de las IDE, también se basa en la puesta en marcha en acuerdos de cooperación entre Estados, especialmente en el sector petrolero. En el 2009 el Banco de Desarrollo de China (BDC) abrió una línea de crédito por un monto de 10.000 millones de dólares a la compañía petrolera nacional brasileña Petrobras respaldado por una provisión garantizada de petróleo bruto. Por su parte, la empresa petrolera china Sinopec vio como se le «ofrecía» la compra de la filial brasileña de la sociedad petrolera española Repsol. Al mismo tiempo, China y Venezuela han establecido un Fondo de Desarrollo Común actualmente dotado con 12.000 millones de dólares. Los dos países se hallan también vinculados por un acuerdo que prevé un intercambio de productos chinos a cambio de petróleo venezolano. En el mismo sentido, también Ecuador es signatario de un acuerdo por un monto de 1.000 millones de dólares.

China es también actualmente miembro oficial del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) cuyo objetivo es convertirse en el mayor instrumento financiero de la cooperación sino-latinoamericana. También lo es del Banco de Desarrollo del Caribe (BDC)

Finalmente, las autoridades chinas embarcadas en una política diplomática ofensiva disponen de 21 embajadas y seis consulados aunque solo 15 de los 21 países disponen de representación diplomática en China.

Y el informe concluye: «las elevadas tasas de crecimiento (de China) y el proceso de reconversión industrial de las regiones rurales del país generan un aumento de las necesidades de infraestructura y energía, así como también de productos alimenticios. Esta situación constituye un poderoso motivo de aproximación a los países latinoamericanos exportadores de recursos naturales. China tiene también necesidad de asegurarse el libre acceso de sus exportaciones a la región y de ser reconocida como «economía de mercado». […] En este marco debe abrir un espacio que le permita firmar acuerdos comerciales con América Latina con el objeto de tener igualmente garantizado el acceso de sus productos a esos mercados. Y de este modo no perder competitividad frente a los productos estadounidenses (debido a los acuerdos bilaterales de libre comercio firmados por estos últimos en la región) y europeos, anticipándose a las negociaciones de la UE con el MERCOSUR y la Comunidad Andina de Naciones (CAN).

En la constante reconfiguración del comercio internacional existente en el marco de la globalización económica y financiera, el comercio Sur-Sur se intensifica y constituye una parte cada vez más significativa del conjunto. Así, en 1985 representaba el 6% del comercio internacional y en 2010 ha llegado al 24%. En ese marco el 85% del comercio Sur-Sur se realiza entre países asiáticos y entre estos y los demás países del sur (6).

Si bien América Latina participa este movimiento global, sigue siendo en gran medida prisionera de un integración a la economía-mundo por medio de la cada vez mayor «pimarización» de su economía (7). SU relación con China confirma esta tendencia.

Documentos adjuntos:

Notas

1) «Chine et Amérique latine/Caraïbe. – Vers une relation économique et comerciale stratégique», Osvaldo Rosales y Mikio Kuwayama, Cepal, 2012 (http://www.eclac.org).

2) Según el Fondo de inversiones A Capital mencionado por Le Monde (9 de junio de 2012), estas IDE serían equivalentes a 68.000 millones de dólares en 2011, el 43% estarían dirigidas a América Latina, lo que convierte al subcontinente en el primer destino de recepción de capitales. El Fondo estima en 800.000 millones el monto al que podrían llegar las IDE en 2016.

3) Filipinas, Indonesia. Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam

4) El cobre es el principal producto chileno de exportación. China absorbe el 55% de las exportaciones de cobre latinoamericano, el 30% del cual procede de Chile.

5) China se ha convertido en el primer socio comercial de Brasil y de Chile, y en el segundo de Argentina y Perú.

6) «Panorama de l’insertion internationale de l’Amérique latine et de la Caraïbe 2010-2011», Cepal, p. 16 (http://www.eclac.org).

7) Véase sobre este tema América Latina: Etat des résistances dans le Sud, director, Bernard Duterme, éditions Syllepse, coll. » Alternatives Sud «, París, 2012 ( http://www.monde-diplomatique.fr/2012/02/VENTURA/47440 )

Fuente: http://www.medelu.org/Chine-Amerique-latine-au-coeur-des

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