Desde los destapes de Lava Jato las masas indignadas y los trabajadores encabezados por la Confederación General de Trabajadores del Perú -CGTP- y demás organizaciones sociales y populares entre ellas los jóvenes, así como diversas fuerzas de izquierda, con justa razón, respondieron con grandes movilizaciones a nivel nacional, para expresar su condena y repudio a […]
Desde los destapes de Lava Jato las masas indignadas y los trabajadores encabezados por la Confederación General de Trabajadores del Perú -CGTP- y demás organizaciones sociales y populares entre ellas los jóvenes, así como diversas fuerzas de izquierda, con justa razón, respondieron con grandes movilizaciones a nivel nacional, para expresar su condena y repudio a la administración neoliberal de Pedro Pablo Kuczynski, así como al fujimorismo liderada por Keiko Fujimori, para exigir que el presidente mentiroso y corrupto renuncie y que el indulto a Alberto Fujimori sea anulado. Se constituyó el Comando Nacional Unitario de Lucha CNUL, como un paso importante para impulsar y centralizar las acciones de las masas. Pero falta algo.
La razón de las movilizaciones se resumía en lo siguiente: 1) anulación del indulto a Alberto Fujimori, 2) renuncia o vacancia de PPK , 3) proceso penal por corrupción a PPK, Keiko Fujimori y Alan García por el caso Lava Jato y otros. Pero, luego ¿qué? ¿Nuevas elecciones? ¿Qué alternativa ofrece CNUL? ¿Puede incrementarse con mayores movilizaciones o disminuir sus acciones? Al CNUL no se le puede exigir más, porque no es un frente político con un programa de gobierno, sino un frente de organizaciones sociales al que se han sumado algunos partidos de izquierda.
Ahora bien, frente a la crisis generalizada de la clase social que detenta el poder y el gobierno, como la que determinó la caída de Kuczynski y reemplazado por Martin Vizcarra pero su política es la continuación del primero y la crisis se sigue agravando en detrimento de los trabajadores y de las grandes mayorías. La respuesta, si se quiere una salida democrática y popular, tiene que ser política y que levante la causa de las clases desposeídas, para ello debería constituirse un frente con esas características, conformado por todos los partidos políticos que dicen ser de izquierda y con los de la izquierda, con un programa de gobierno alternativo al modelo neoliberal, para ofrecer al pueblo un proyecto de verdaderos cambios y una gran transformación que la situación actual requiere.
Experiencias de frentes o coordinadoras nacionales constituidas por organizaciones sociales y populares en el que ha participado el movimiento sindical no es nuevo en el Perú, a finales de 1990 se organizó la Asamblea Nacional Popular (ANP) producto de un proceso de acumulación de fuerzas hacia la articulación de las luchas populares encabezados por la Confederación General de Trabajadores del Perú CGTP; fue la experiencia más grande y representativa cuyo congreso fundacional fue en Noviembre de 1987 en el distrito más popular y combativo de Villa el Salvador, teniendo como columna vertebral política a la Izquierda Unida (IU) que por entonces era la segunda fuerza electoral del Perú; sin embargo, el languidecimiento de la ANP se produjo porque IU se auto disolvió por obra de sus propios dirigentes que propiciaron conflicto interno y con ello se perdió la oportunidad de que el Perú tuviera una gran alternativa de izquierda.
Esa experiencia no se ha vuelto repetir -en esa dimensión y representatividad- porque ya no existe un Frente Político como Izquierda Unida. CNUL puede seguir vigente pero necesita como soporte una estructura política e ideológica con un programa anticapitalista y antiimperialista alternativo al neoliberalismo y dirigido hacia la transformación de la sociedad en el que estén representados todos los partidos de la izquierda y todas las organizaciones sociales progresistas.
Sin embargo, en el país sigue vigente ese electorado progresista que quiere una alternativa al neoliberalismo, con esa esperanza dio sus votos a Alejandro Toledo y luego a Ollanta Humala; ambos traicionaron. En las últimas elecciones, ese mismo electorado, dio sus votos al Frente Amplio (FA) y en menor cantidad a Gregorio Santos con relativo éxito demostrando que sigue en pie el electorado que aglutinó IU. Pese a las nefastas experiencias que genera la división, el Frente Amplio se ha dividido y la izquierda en general sigue fragmentada. Lo ideal sería que para las próximas elecciones municipales y de gobiernos regionales; las organizaciones de la izquierda participen unidos en un solo frente.
Experiencias sobre la unidad de las fuerzas progresistas existen, como el caso de la izquierda en El Salvador que en 1980 la clase trabajadora y pueblo salvadoreño soportaban una dictadura sangrienta llena de promesas electorales incumplidas y matanzas perpetradas por las fuerzas represivas con aval de la derecha, la oligarquía y el imperialismo; las fuerzas de la izquierda lograron constituir el Frente Farabundo Martí para Liberación Nacional (FMLN) conformado por 5 partidos de izquierda; Fuerzas Populares de Liberación (FPL), Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Partido Comunista de El Salvador (PCS), Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC), y el partido Resistencia Nacional (RN), cada cual con visiones discrepantes, pero decidieron fundar el frente. Es un digno ejemplo que demostró, en los hechos, que cuando hay voluntad política, responsabilidad y principios coherentes, todo es posible.
El FMLN, creado en octubre de 1980 como un organismo de coordinación de las cinco organizaciones político-guerrilleras respondió con las armas al régimen pro imperialista de ARENA apoyado por el gobierno de Estados Unidos que les suministraba armas en la guerra civil que duró 10 años, hasta que la derecha salvadoreña fue obligada a firmar en Chapultepec-México el 16 de Enero de 1992, el acuerdo de Paz entre el gobierno de El Salvador y el FMLN lo mismo que el cese de la guerra civil, con la mediación de la Organización de las Naciones Unidas ONU.
Si los partidos de la izquierda salvadoreña no se hubieran mantenido unidos en el FMLN lo más probable hubiera sido que los hubiesen derrotado. Tampoco hubieran tenido la Solidaridad Internacional cuyo apoyo fue decisivo. Posteriormente el FMLN ha competido en los procesos electorales ganando las dos últimas elecciones a la derecha salvadoreña atrincherada en el partido ARENA.
Igual fue la experiencia del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua, donde existieron varias tendencias, con fuertes discrepancias entre ellos; pero los unió el interés en el pueblo nicaragüense para solucionar los problemas nacionales, así se enfrentaron unidos a la derecha y al imperialismo en la guerra civil y triunfaron. Ahora tanto el FSLN como el FMLN enfrentan al poder de sus países por la vía electoral habiendo triunfado en sucesivas competencias. Ni el FMLN ni FSLN han caído en el juego de la división.
Hoy, en nuestro país, a pesar de que las camarillas corruptas neoliberales en el Ejecutivo y en Congreso de mayoría fujimorista siguen haciendo de las suyas aparentando pelearse; los partidos de la izquierda peruana siguen en discusiones bizantinas pero no se forja la formación de un verdadero frente político que ofrezca un programa de gobierno hacia la gran transformación como alternativa a la política neoliberal que los trabajadores y el pueblo demandan.
La solución no está en tener un grupito de congresistas, si no en la toma del poder por la vía que nos ofrece el sistema. De esta forma debemos de propiciar los cambios en todos los niveles, desde municipios, gobiernos regionales, parlamento o poder ejecutivo; pero eso no será posible con una izquierda fraccionada. Cuando esta izquierda esté en un solo frente, grandes sectores sociales, brindarán su apoyo, desde intelectuales y profesionales, hasta organizaciones sociales progresistas, y de seguro el movimiento sindical como la CGTP y CNUL estarán en primera fila.
Por tanto las dirigencias y las bases de los partidos de la izquierda deben dejar la bronca doméstica y asumir esa responsabilidad histórica. Las masas quieren luchar y siguen luchando, quieren cambios, anhelan la izquierda unida. La pelota está en las dirigencias y militantes de los partidos de la izquierda.
Valentín Pacho. Secretario General de la CGTP 1983-1992 y presidente de dicha central 1992-1995 y ex Senador de la República 1985-1990, actual Vicepresidente de la FSM.
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