-M.H.: El domingo 20 de febrero, el Estado plurinacional de Bolivia convoca a un referéndum mediante el cual Evo Morales busca la posibilidad de presentarse una vez más a elecciones presidenciales en el año 2019. A pesar de mostrar Bolivia una serie de datos muy positivos, en relación a los anteriores gobiernos a Evo, quien […]
-M.H.: El domingo 20 de febrero, el Estado plurinacional de Bolivia convoca a un referéndum mediante el cual Evo Morales busca la posibilidad de presentarse una vez más a elecciones presidenciales en el año 2019. A pesar de mostrar Bolivia una serie de datos muy positivos, en relación a los anteriores gobiernos a Evo, quien el 22 de enero cumplió 10 años como Presidente, no se descarta la posibilidad de que pierda este referéndum.
-G.A.: En primer lugar, si gana el «Sí» como proponen García Linera y Evo Morales, sería Presidente hasta el 2025 y si gana el «No» hasta el 2020. En segundo lugar, contra el «Sí» militan no solamente las fuerzas de la derecha, pro imperialistas, que están desunidas y no tienen siquiera un proyecto común, excepto volver a lo de siempre, la explotación total del indio y de las muchas riquezas de Bolivia por pocas manos. Hay otros, como por ejemplo el movimiento indígena que saca el periódico Pucará, que se oponen a la reelección de Evo. Y especialistas que siempre han apoyado a Evo Morales y que son observadores de América Latina, como el conocido académico portugués Boaventura de Sousa Santos, que dice que se debió haber aprovechado la campaña por el «Sí» para plantear las cosas que estaban mal, que el MAS no solamente no preparó una continuidad sin Evo Morales, sino que también se dividió y realiza actos corruptos de varios tipos. A lo cual yo me sumo, porque en Bolivia sin duda se ha avanzado pero no ha habido un cambio, sigue siendo un país exportador de materia prima, cuyo precio no determina. No ha hecho cambios sociales profundos. Ha hecho cambios importantes en la distribución, subsidios a los niños, aumento de los presupuestos hospitalarios, etc., pero sobre la base de una política extractivista y de un distribucionismo que ya no puede mantener, de la misma manera que le pasa al resto de los denominados gobiernos progresistas, porque ha caído el precio de la materia prima.
Entonces el problema es que un pueblo que necesita un líder indispensable está mal, está en serios problemas, porque todos los ciudadanos deberían ser artífices del destino común y participar como ciudadanos y no como súbditos de una sola persona. Por otro lado, es necesario emprender un verdadero cambio, ni en Bolivia, ni en Cuba, ni en ningún otro país se ha llevado a cabo un cambio. El cambio profundo está todavía por realizarse y eso solamente lo pueden hacer los trabajadores organizados e independientes. Independientes inclusive del Estado, porque no es el Estado paternalista el que los debe orientar y dirigir en cada uno de los pasos. Si el país ha hecho una Constitución que es plurinacional, es necesaria una democracia plurinacional. El referéndum no puede ser desde arriba y sobre un solo problema, sino que debe crear las condiciones para que Evo pueda ser sustituido. Que participen democráticamente millones de personas en la vida política y puedan crear poder popular desde abajo. Los que son simplemente adoradores del poder del Estado y creen que la solución viene desde arriba se equivocan brutalmente, como se equivocaron aquí en Argentina y como se equivocan en Venezuela. Por el contrario, para sostener las conquistas es necesario desarrollar elementos de participación y protagonismo de la gente.
Sousa no es un contrarrevolucionario, las críticas que se le hacen a un gobierno, que en muchos aspectos es superior a los anteriores, no significa que apoye al imperialismo. Por el contrario, son críticas para mejorar, no para empeorar. Los que creen que todas las críticas vienen de la derecha, como García Linera o como el mismo Evo, ahogan la democracia y cortan la base. Tienen que tener un apoyo constante en cómo ve la gente su gobierno, para que ese apoyo sea real. Muchísimos bolivianos, que no quieren volver al pasado van a votar por NO, porque tampoco quieren entronizar a una persona en el gobierno de un Estado muy débil, que a la larga deberá ser sustituido para establecer la democracia en Bolivia y tampoco quieren abandonar sus derechos de ciudadanos.
-M.H.: Esta propuesta de Evo de presentarse a un nuevo mandato presidencial, también estaría hablando de la carencia de nuevos liderazgos. Me llama la atención profundamente que la figura que encabeza la publicidad de la oposición a Evo Morales sea un perro, «El perro petardo» que acompañó durante el año pasado desde Potosí hacia La Paz, una marcha para exigirle al presidente Evo Morales la construcción de 26 obras públicas que habían sido prometidas por su gobierno en el año 2010 y que no habían sido concretadas en esa región. El hecho de que la campaña electoral de la oposición se sustente en la figura de un perro, de alguna manera está marcando que en la oposición tampoco hay figuras que puedan suceder al actual Presidente de Bolivia.
-G.A.: Si uno no recordase el pasado de la oposición le daría lástima su actualidad. No tienen proyecto, no tienen unidad, proponen simplemente un cambio como señal de la democracia, cuando eso no es tal, porque un cambio debe ser hacia adelante y no hacia atrás. Aquí en Argentina ha habido un cambio y se ha empeorado la situación. Con el protocolo siniestro de la Ministra Bullrich, por ejemplo. Esa oposición es desastrosa. Yo creo que la gente no la va a apoyar, pero tampoco va a apoyar la propuesta de Evo mayoritariamente. Mucho menos con un 70%, que es el porcentaje que Evo considera válido y de lo contrario lo consideraba nulo y no se presentaba a la re-re-reelección.
El problema es que se está en un proceso en el que hay que elegir candidatos, pero sobre todo una dirección que tenga un respaldo popular que esté integrado con los movimientos sociales, cosa que en Bolivia no existe. El MAS es un pool de organizaciones burocráticas dirigido por gente que pertenecía a la vieja izquierda, comunistas, del MNR, del MIR, que se recicló para tener una posición en el gobierno. Son indigenistas, no indígenas. Dicen que hay una descolonización en Bolivia, mientras que eso no puede ser real en la medida que ellos son gobierno y la gente no tiene la menor participación real. La descolonización real sería que la gente participe, que hagan sus planes desde abajo, que se opongan si es necesario, etc. Pero cuando en las comunidades, aplicando la Constitución, en el caso de la autonomía indígena, se niegan a que se les construya un camino en medio del bosque porque viven de él, la respuesta es la represión.
Entonces el Estado se olvida de la autonomía, se olvida de la Constitución y actúa como cualquier Estado capitalista. Pierde contacto con la realidad y con las bases. Ese es el gran problema que tiene Bolivia y que tenemos todos los pueblos latinoamericanos. Hay que construir una dirección que sea realmente anticapitalista y que luche por un cambio real.
-M.H.: Y que surja desde las bases en forma colectiva.
-G.A.: Y que se apoye en la continua participación de las bases y no decida sobre todas las cosas desde arriba.
EE. UU. está siendo penetrado por la ola de protesta mundial
-M.H.: Si bien es importante dejar claro esto último que usted señala, voy a insistir en la cuestión de los liderazgos. Corriéndonos un poco hasta el norte, en las primarias de los Estados Unidos han aparecido figuras políticas impensadas hace algún tiempo atrás, me refiero al candidato Sanders, dentro del Partido Demócrata y a Trump en el Republicano. ¿Qué análisis le han merecido a usted estos primeros resultados de las primarias en EE.UU.?
-G.A.: En Estados Unidos ha habido un cambio profundo, porque por primera vez desde 1917, cuando se dio una candidatura socialista con un apoyo de masas, con una represión posterior, no aparece un socialdemócrata con apoyo de la juventud y de las mujeres en particular. Que no es ningún revolucionario, ni un bolchevique con el cuchillo entre los dientes como lo veía el capitalismo de los años ’20. Sanders es un demócrata sincero, antiimperialista y que quiere reformas sociales profundas en el país. Tiene un apoyo muy grande en vastos sectores de la juventud, que es minoritaria, entonces muy probablemente perderá. Pero es un símbolo de un cambio que se está produciendo.
Del otro lado apareció un anarco-fascista, que se pronuncia en contra del Estado, de ultraderecha, Donald Trump, que también tiene apoyo, pero en otros sectores, que son más atrasados, pero son blancos pobres, no ricos. El aumento de la crisis económica, como resultado de la fase en la que hemos entrado de la economía mundial puede llevar por el lado demócrata, inclusive a la ruptura de todo un sector que podría crear un partido más democrático que el Demócrata que es un ala de derecha de los millonarios que se opone a la otra ala de millonarios que son los republicanos; son dos alas derechas de un solo partido.
Hay procesos de protesta y de cambio que se dan de manera muy deformada a través de manifestaciones locales. En México, por ejemplo, se vio con la gira del Papa. Los millones de personas que fueron a verlo pedían paz, un cambio, el fin de la corrupción, todos los valores de los que reniega no solo el gobierno sino además el sistema. Es un paso, una toma de conciencia que se hace en torno de un personaje o de una dirección que expresa muy deformadamente esa voluntad.
Creo que lo que está pasando en EE.UU. va mucho más allá de una simple elección. Indica en primer lugar que Estados Unidos, que antes aparecía como inmune al proceso mundial, ha sido penetrado y se puso a la altura de la ola. Y en segundo lugar, va a radicalizar aún más las cosas. Creo que la visita de Obama a Cuba e incluso a Argentina, donde se encuentra con un gobierno absolutamente neoliberal, pero significa una visita a América Latina no a Argentina, muestra que hay otro sector del Partido Demócrata, el más conservador representado por Obama, que trata de surfear en esa ola de protesta y recoger algunas ventajas respondiéndole.
Bolivia después del referéndum
-M.H.: Se cumplieron nuestros peores pronósticos respecto del referéndum que se llevó adelante el domingo pasado en Bolivia. La opción por el «no» reunió un 51.31% de los votos, contra un 48.69% del «sí» a favor de la reelección de Evo Morales. ¿Algo para agregar respecto de lo que habíamos comentado la semana pasada?
-G.A.: El problema central es que durante todos estos años, no solamente Bolivia aprovechó, como todos los países de la región, el alto precio de las materias primas para tener un excedente de divisas que permitía a los gobiernos mantener la estructura capitalista atrasada, pero acompañada con un redistribucionismo y un asistencialismo, sino que también hubo un proceso de desgaste profundo del apoyo a Evo, en la medida en que el MAS, que nunca fue un partido, sino un pool de direcciones sindicales, campesinas y algunas obreras, se integró totalmente en el aparato estatal y se corrompió, lógicamente.
Fue el Estado capitalista el que determinó la política del MAS y no el MAS el que pudo controlar al Estado y mantener los contactos con las bases. Entonces perdió prestigio, autonomía y se corrompió. Ante eso, García Linera que tiene como objetivo crear un Estado moderno pero profundamente centralista, algo que él llama «socialismo comunitario», cuando no es ni socialismo y mucho menos comunitario, pensó en un truco electoral, el referéndum hecho a tiempo, antes de que la economía desgaste mucho más el gobierno para alargar el período presidencial de Evo.
Eso no pasó por varias razones, primero porque en este último año, aunque Bolivia creció un 5% en su economía, ha perdido la mitad de sus exportaciones sin cambiar en nada su estructura extractivista y su relación con el mercado mundial y reforzando todas las acciones del Estado que servían para fortalecer a las grandes compañías. Las decisiones las toma directamente el Estado pisoteando las autonomías indígenas y todo lo que aparece en la Constitución. Bautizando al Estado como plurinacional, pero en realidad quitándole lo de comunitario, autonomista, etc. Convirtiéndolo en un Estado unitario y centralizado, cosa que los bolivianos no aceptan, en gran medida por su regionalismo, pero también por sus tradiciones de lucha para obtener todas las reivindicaciones que conquistaron. Por eso también la desconfianza a un Estado centralizado.
Yo creo que fue un tiro en el pié, no tendrían que haber hecho eso, porque han unido una derecha que no tiene prestigio ni apoyo, que está dividida. Le dieron un apoyo de masas que no tenían porque votaron juntos sectores de clase media que no son de derecha, sectores populares de las ciudades que tampoco lo son, y la derecha partidaria que aparece canalizando todo eso políticamente.
Además, el gobierno demostró que no tenía ninguna voluntad para preparar una nueva capa de nuevos dirigentes, organizadores ligados con los trabajadores para recurrir a la democracia directa, para apelar a las asambleas comunitarias y hacer un Estado como el que fija la Constitución, sino que apelaba al prestigio de Evo. Convocaron a un referéndum pensando que podían ganar estrepitosamente, Evo hablaba de que aceptaría la candidatura si obtenía el 70% de los votos y no llegaron al 50%. Esperaban una gran participación y fue grande pero menor a la de la elección anterior, de 96% se redujo al 84%. Estimaron pésimamente la situación política y social y se lanzaron a una aventura que se les dio vuelta como un boomerang.
En Argentina hay una situación que va a llevar a convulsiones políticas y sociales inevitables
-M.H.: En vísperas de su viaje para radicarse en Francia, ¿cómo deja nuestro país?
-G.A.: Realmente es un verdadero desastre. Se han apresurado a tomar todas las medidas que pensaban tomar, esperando un resultado inmediato. Han contado con la pasividad y la desaparición pública de Cristina Fernández, de los dirigentes, nadie se hizo cargo de nada y no hay una verdadera oposición. Por lo tanto, han podido avanzar en una ola de despidos, de desmantelamiento de leyes, de ataques a los Derechos Humanos, a la propia Estela de Carlotto, Macri la tuvo que recibir después de que no lo había hecho por razones de agenda, según decían, pero el caso es que viene Hollande a homenajearla a ella y a los desaparecidos franceses.
Las leyes represivas antipiquetes en la marcha de hoy no las van a poder aplicar, entre otras cosas porque viene Hollande y no lo podían recibir con la ciudad en un caos policial. En todo lo demás intentan ir adelante sin muchos resultados, no han llegado las inversiones que esperaban, no han tenido el aporte de los sojeros, ni el acuerdo con todos los fondos buitres a pesar de que han ofrecido pagar más de cuatro veces de lo que reclamaban al principio. No hay resultados ni éxitos inmediatos, con lo cual nuevamente se dispara el dólar y aparece la inquietud y el gobierno responde con medidas represivas, pero sin tener la fuerza política como para llevarlas adelante.
Hay una perspectiva de caos y de dificultades económicas crecientes. Argentina no ha cambiado el tipo de exportaciones porque el kirchnerismo no ha cambiado nada y no hay una perspectiva de mejoramiento de la situación económica mundial, sino de empeoramiento. Las soluciones que encuentra Macri de apertura total al capital extranjero, fracasan porque el capital extranjero invierte donde ve negocios y si no los ve porque no hay un desarrollo del país y el mercado interno se hundiría, entonces no va a venir.
Hay una situación negra que va a llevar a convulsiones políticas y sociales inevitables. No se puede seguir despidiendo trabajadores y no tener consecuencias, por más que se compre a todos los dirigentes sindicales posibles, siempre surgirán nuevos dirigentes de base que responderán a la protesta social. En consecuencia, hay que esperar un empeoramiento de la situación. Todavía esto está más o menos enmascarado porque no hay una oposición real, han conseguido comprar una buena parte de los diputados, dirigentes y gobernadores kirchneristas, pero no se pueden comprar votos en el Parlamento y, al mismo tiempo, pisotear todos los derechos de la gente que han elegido a esos representantes. Va a haber una ruptura entre representantes y representados y éstos van a buscar otros representantes.
La perspectiva para el gobierno es de gran inestabilidad y para el país también. Hay que ver en qué medida los afectados, trabajadores, jubilados, que ahora resulta que 110.000 más van a pagar el impuesto a las ganancias, reaccionan y unen sus fuerzas de lucha.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.