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Perú

La construcción de la unidad popular y el proceso constituyente

Fuentes: Rebelión

Los procesos políticos se pueden entender y explicar desde una mirada histórica de corto plazo que puede abarcar entre 10, 30, a 100 años atrás; una mirada de mediano plazo que abarca procesos de hace 500 o 1,000 años; y, una mirada histórica de largo plazo que abarca procesos de más de 5,000 años.

En América, o Abya Yala, y en el Perú en particular, se está viviendo una situación política de carácter global que se caracteriza por que, en el corto plazo, hace 30 años, con la derrota del movimiento popular, se ha resuelto una situación política favorable a la reacción y fuerzas opresivas, en un momento que significaba el punto más alto de la lucha popular, que a su vez era el resultado del proceso de resistencia, rebeldía y lucha contra un sistema impuesto desde hace 500 años con la invasión de América por una civilización que hace más de 5,000 años, con la aparición de la apropiación privada de la riqueza social, había iniciado una lógica de despojo, saqueo, sojuzgación, dominación y explotación…, solamente justificada y sustentada en el ejercicio de una inhumana violencia, cuyo sostén era y es hasta ahora, el poderío militar y el manejo de la opinión pública, dando lugar al nacimiento del estado como instrumento de opresión. Situación que es la misma desde la utilización de una piedra como punta de lanza, hasta la ojiva nuclear actual, con una aberrante historia de guerras, despojos y dominación significando la existencia de imperios, basados en la fuerza bruta, como la característica fundamental de la civilización occidental hegemónica ahora a nivel mundial y que ha provocado la situación actual del mundo y de la humanidad, y que cada vez más lo vamos reconociendo como una crisis civilizatoria.

Dentro de esta perspectiva, podemos ver los procesos políticos y las situaciones coyunturales desde una mirada histórica que permitirá la determinación de los diferentes campos políticos en lucha permanente, que los podemos identificar como la lucha entre los opresores y los oprimidos, los despojadores y los despojados, entre los explotadores y los explotados. Así, podemos observar el proceso de construcción de la unidad popular; haciendo una mirada de la situación actual podemos encontrar, dentro de las fuerzas populares, las siguientes tendencias o expresiones políticas:

Primero, en el límite divisorio del campo popular con el campo opresor y aun confundiéndose con este, o sirviendo a sus intereses en el seno del movimiento popular, encontramos a un sector que se caracteriza por ufanarse de su activa y eficaz participación en la lucha contra la subversión, lo cual significa que, en el periodo de la guerra interna, levantando banderas de la revolución, en realidad eran y son parte de la estrategia contrasubversiva contra la lucha popular; este sector se encuentra ahora comprometido con el manejo del aparato estatal y por lo tanto enlodado y empantanado en la corrupción y denigración ética y moral, lo cual no le permite tener una mirada estratégica y prefiere centrarse en  asuntos locales (con la respectiva participación en el botín del asalto al erario nacional), boicoteando además, la construcción de espacios de carácter nacional, continental y global.

Luego podemos encontrar un sector cuyo objetivo principal es la participación en los procesos electorales, enfrascándose en la construcción de una estructura político legal que le permita acceder a espacios de elección popular, pero no con la intención real de impulsar un proceso de transformación social, a pesar de declararlo en su panfletaria, sino con la real intención de acceder en forma personal a dichos espacios; por lo que esta tarea solo atinan a hacerla teniendo los dispositivos legales pertinentes como plan de construcción de estructura política, y se plantean como primera y determinante tarea la recolección de las firmas necesarias o la afiliación compulsiva de personas a sus filas, sembrando el oportunismo y el clientelismo; así tenemos a varias organizaciones políticas sin ahora reconocimiento legal, compitiendo entre ellas para lograr su referente electoral propio, reproduciendo los métodos de trabajo propios de la corrupta y falaz derecha política; compartiendo además la misma pérdida del sentido histórico de la lucha política con el sector primeramente señalado, además de que les son compartidas, confundiéndose los límites entre estos dos primeros sectores.

Ahora veremos organizaciones sociales y populares asumiendo diversas luchas reivindicativas y políticas, a veces mencionadas como la izquierda social, dentro de las cuales resaltan por su número y significancia, aquellas relacionadas con los mal denominados conflictos socio ambientales, que en realidad son de carácter económico y de interés nacional además engarzados en la economía mundial, por relacionarse a la actividad extractiva de los recursos naturales, siendo estos elementos base de la actividad económica a nivel mundial; a la fecha todavía no debidamente articulados y además sin una clara dirección política por lo que se quedan en asuntos de carácter parcial, sin llegar a cuestionar el orden económico y político históricamente impuesto.

Resultando importantes también, encontramos sectores identificados con la cultura ancestral, levantando los valores de los pueblos originarios y luchando por construir una propuesta política que signifique una alternativa al orden actual, que por su propia naturaleza resultan en miradas anticoloniales, descolonizadoras e integradoras a nivel continental y mundial.

Finalmente, tenemos que considerar que se viene desenvolviendo lo que se ha venido a llamar el nuevo constitucionalismo latinoamericano, en relación a aquel primer constitucionalismo generado por las luchas de independencia de las colonias españolas; nuevo constitucionalismo que va marcando las pautas para consolidarse como lo más avanzado de una propuesta de sociedad humana que haga posible la superación de esta civilización occidental, esta vez a nivel global.

Para hacer realidad la posibilidad de consolidación de un proceso constituyente en el Perú, que venga a significar un aporte determinante en el nuevo constitucionalismo latinoamericano dando el salto hacia una propuesta a la humanidad en su conjunto, es necesario identificar las fuerzas que puedan afrontar y puedan desenvolver esta histórica tarea, pues ahora estamos en un momento histórico que puede resolver favorablemente a los intereses populares y de la humanidad esta definición de largo plazo histórico, poniendo fin a un ciclo de más de 5,000 años, recuperarando y manteniendo la propiedad colectiva sobre la riqueza social, y estableciendo un régimen político de auténtica participación y protagonismo popular, que signifique la preeminencia de los valores humanos.

Las organizaciones políticas actuales, inscritas y no inscritas, no pueden cumplir este rol, pues este momento de definiciones históricas exigen la creatividad, consecuencia, coherencia y honestidad, además de la valentía para afrontar una lucha política de esta magnitud; la historia está exigiendo nuevas estructuras políticas, un programa claro y el desenvolvimiento de luchas políticas eficaces que resulten ser el motor  de arranque que despliegue el potencial de los pueblos por conseguir aquel otro mundo posible.

La construcción de la unidad popular en el Perú, dentro de este proceso constituyente debe objetivarse en la lucha por un nuevo modelo económico, que, en contraposición al modelo privatizador, se centre en la nacionalización de los recursos naturales, y que frente al corrupto estado de democracia representativa se centre en el estado plurinacional de democracia participativa y directa, generando mecanismos y estructuras que hagan posible la participación de los ciudadanos en el proceso de toma de decisiones políticas y de gobierno.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.