La resistencia contra la minería a gran escala mantiene a Perú y a la Argentina de pie y movilizados por todos sus territorios. En paralelo, ambos países se preparan para enfrentar un febrero clave en esta batalla: uno con una marcha nacional por el agua, y el otro con cortes de rutas provinciales para impedir […]
La resistencia contra la minería a gran escala mantiene a Perú y a la Argentina de pie y movilizados por todos sus territorios. En paralelo, ambos países se preparan para enfrentar un febrero clave en esta batalla: uno con una marcha nacional por el agua, y el otro con cortes de rutas provinciales para impedir el abastecimiento de insumos a los proyectos mineros.
Lejos de ser una problemática local, las movilizaciones contra la megaminería se replican en múltiples puntos latinoamericanos, conformando un mapa todavía bastante inconexo de marchas, cortes de ruta y asambleas. Para la Argentina y para Perú, febrero será un mes determinante en esta batalla contra las explotaciones mineras.
Mientras en el país incaico se preparan para iniciar una «Gran marcha por el agua», que movilizará a pie a manifestantes de casi todo el territorio nacional para reunirse en diez días en Lima, en la Argentina continúan los cortes de ruta en La Rioja por el proyecto para explorar el cerro Famatina y ahora se suman una «convocatoria nacional» para extender los bloqueos de rutas que ya se están realizando en Catamarca, a fin de interrumpir el paso a los vehículos que transportan insumos para la minera Bajo la Alumbrera.
La tensión por los conflictos mineros se aceleró en estos últimos meses en América Latina, al igual que la brecha que se está generando entre las fuerzas políticas y las posturas de los pobladores locales. Los movimientos sociales han avanzado mucho sobre esta temática en los últimos años, pero todavía resta que entablen contactos más directos a nivel regional, para potenciar las protestas y dotar a la problemática de su verdadera dimensión latinoamericana.
La resistencia contra la megaminería además demanda una severa sagacidad política por parte de las organizaciones sociales, para evitar que las manifestaciones populares contra las autorizaciones gubernamentales a los proyectos mineros se transformen en una herramienta más de desestabilización de los medios de comunicación concentrados o sean aprovechadas por una efímera retórica oportunista de los sectores de la derecha nacional.
Gran marcha por el agua en Perú
De sur a norte, en múltiples puntos de Perú se activó este miércoles una manifestación masiva, que irá movilizándose a pie hasta Lima, donde los organizadores estiman arribar el 9 de febrero. Una vez en la ciudad capital, se avanzará en una marcha conjunta, para finalmente dejar inaugurado un Foro de Justicia Hídrica, que monitoreará otros conflictos que también afecten reservas acuíferas y, a su vez, se encargará de elevar proyectos de leyes para afinar la legislación peruana sobre este punto.
Las organizaciones que impulsan esta «Gran marcha por el agua» sostienen que los tóxicos que emplea la minería a cielo abierto en el proceso de lavado de la piedra para extraer el mineral son «el principal foco» de contaminación del agua en el Perú.
Aunque las corrientes de movilizaciones de todo el país desembocarán finalmente en Lima, el epicentro de la protesta se dará en la ciudad norteña de Cajamarca, donde desde hace semanas se extiende un conflicto por el rechazo de la población al proyecto minero Conga, de la estadounidense Newmont.
Donde los conflictos se cruzan
El choque político en Cajamarca entre los pobladores y el gobierno peruano tiene algunas particularidades bastante similares con el conflicto que también se desarrolla en la provincia argentina de La Rioja, donde los vecinos mantienen un corte de ruta y asamblea permanente en rechazo a un proyecto minero que -al igual que en Cajamarca- también prevé la extracción de oro.
Las similitudes no quedan ahí: En Famatina, La Rioja, las autoridades locales se han puesto del lado de los vecinos, contraponiéndose al gobierno provincial que propicia la explotación del cerro; mientras que, idénticamente, en Cajamarca el presidente regional, Gregorio Santos, también se manifestó en contra del denominado Proyecto Conga y mantiene un fuerte cruce con los estamentos políticos superiores.
Además, en ambos conflictos, los pobladores denuncian a una figura política de importancia por invertir su posición contra la minería después de ganar las elecciones. En el caso argentino, los riojanos aseguran que el actual gobernador Luis Beder Herrera apoyó siempre a las organizaciones que luchan contra la megaminería, hasta que una vez en el poder dio un giro de 180 grados y abrió las puertas provinciales para que las firmas multinacionales comiencen con las exploraciones. En Perú, los movimientos sociales sostienen que el actual presidente Ollanta Humala durante su campaña había prometido que respetaría los deseos de los cajamarquinos con respecto a la minería, mientras que su postura actual es radicalmente opuesta, como se comprobó recientemente cuando por cadena nacional afirmó: «El proyecto Conga es importante para Perú porque le va permitir realizar la gran transformación y la inclusión social que ofrecimos al pueblo peruano».
Plan de lucha
La pelea que muchas comunidades latinas están llevando adelante desde hace tiempo es, esencialmente, contra la explotación brutal que realizan las grandes firmas mineras internacionales, que dejan una ínfima porción de sus ingresos en los países de donde sacan los minerales y ni siquiera procesan lo extraído, sino que se lo llevan en bruto para trabajarlo luego en otros territorios. Minerales que, por cierto, en su gran mayoría no son utilizados por naciones como la Argentina, Perú, Chile o Bolivia, sino que desembocan en las reservas federales (como la de Estados Unidos) -en el caso del oro-, o que terminan abasteciendo el mercado de joyas que se mueve principalmente en Europa y Asia.
Además del corte y resistencia del pueblo de La Rioja, en estas últimas semanas también se despertó en Belén, Catamarca, un corte selectivo de la ruta para impedir que se abastezca de insumos a la mina La Alumbrera.
Ahora, la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) difundió un plan de lucha para todo febrero, que incluye más bloqueos y movilizaciones programadas en buena parte del territorio argentino.
De acuerdo a la información de las organizaciones sociales, actualmente se están realizando cortes «selectivos» en el Paraje Alpamicuna a la altura de Belén en la Ruta Nacional 40; en Amaicha del Valle y Fuerte Quemado (Tucumán); en el camino comunero a Potrero y en el camino a Minas Capillitas, ambas localidades ubicadas en Andalgalá (Catamarca), así como también Tinogasta (Catamarca); y en Alto Carrizal, Famatina (La Rioja).
Las organizaciones sociales adelantaron además una serie de actividades en diferentes puntos de la Argentina:
Buenos Aires: Este miércoles 1 de febrero a las 19 se realizará una manifestación en la puerta de la casa de Catamarca, en la calle Córdoba al 2000.
Buenos Aires: El jueves 2 de febrero se realizará en la Plaza de Mayo una actividad en apoyo a La Rioja y Catamarca, a partir de las 20.
Buenos Aires: El 25 de febrero, organizaciones sociales de todo el país -como la Domingo Menna, Movimiento la Dignidad, el MULCS, Tucaj Katari- prevén realizar una jornada informativa y en apoyo a los movimientos provinciales contra las minerías.
Bariloche (Rio Negro): Bajo la consigna «no a la mina, sí a la vida», vecinos se reunirán en el Centro Cívico a partir de las 19 este miércoles 1 de febrero.
Esquel (Chubut): El sábado 4 a las 18, organizaciones sociales convocan a la Plaza San Martín en rechazo a la megaminería.
Famatina y Chilecito (La Rioja): Corte selectivo de la ruta y «radio abierta» en la plaza principal, desde las 10, retransmitiendo lo que sucede en Belén, Catamarca, y recolectando alimentos para luego enviar a Catamarca.
Catamarca: Bloque en las rutas a los camiones que conducen insumos a Bajo la Alumbrera y radio abierta conectando a los otros puntos del corte.
Blog del autor: http://relatosdetierra.
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