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Panamá

Sobre los buenos y los malos

Fuentes: Alainet

El regreso a Panamá del ex general Manuel Antonio Noriega ha desatado una campaña publicitaria cuyo fin es dejarlo sin posibilidad de rebatir los cargos que se le formulan. En los más de 20 años que ha estado en prisión en Estados Unidos y Francia no ha sido juzgado por hechos ocurridos en su país, […]

El regreso a Panamá del ex general Manuel Antonio Noriega ha desatado una campaña publicitaria cuyo fin es dejarlo sin posibilidad de rebatir los cargos que se le formulan. En los más de 20 años que ha estado en prisión en Estados Unidos y Francia no ha sido juzgado por hechos ocurridos en su país, del que fue sacado por el ejército estadounidense cuando invadió esa nación la noche del 19 de diciembre de 1989.

Se ha querido presentar ese hecho como una acción destinada a liberar a los panameños de un régimen militar dictatorial y represivo, lo que no es verdad. Panamá fue invadido porque al terminar el año 1989 el Canal pasaba a la soberanía panameña y Estados Unidos perdía el control que había ejercido desde 1903.

No estamos diciendo ninguna novedad, pero el manejo mediático oculta los hechos reales en una nueva demostración del poder sobre los medios que han adquirido ciertos grupos económicos, mientras Estados Unidos se apresta a regresar a sus antiguos cuarteles.

Tampoco estamos asumiendo la defensa de Noriega, que ya está condenado antes de que empiece el que debe ser su último juicio. El objetivo de estas líneas es aportar antecedentes sobre hechos que están destinados a crear un nuevo cuadro de dominación sobre nuestros países.

Esta historia comienza cuando a la Guardia Nacional panameña, de la que formaba parte el capitán Omar Torrijos, le encomendaron controlar un alzamiento armado de jóvenes en Veraguas. Años después, siendo ya teniente coronel, Torrijos participó en 1968 en un golpe de Estado contra el presidente Arnulfo Arias.

Luego, cambios en la estructura militar le dieron en 1969 la jefatura de la institución a Torrijos. Comienza entonces un cambio político. Los estadunidenses entregaron la base militar de Río Hato que habían ocupado durante 30 años, la que se convirtió en Centro de Instrucción Militar.

Torrijos convocó a una Asamblea Constituyente que redactó una constitución que le dio a él poderes en todos los ámbitos y lo declaró líder máximo de la revolución.

Junto con esta nueva realidad política a lo interno, se inició el reclamo por la devolución a Panamá de la plena soberanía sobre la zona del Canal, en la que Washington tenía importantes bases militares que le permitían controlar cielo aire mar y tierra más allá del continente americano.

En el plano interno, se le dio participación a la ciudadanía en los debates de la Asamblea de Corregimientos (municipios) y de los consejos provinciales de las Juntas comunales.Se crearon escuelas, hubo redistribución de tierras agrícolas, nuevos empleos, obras públicas y se aplicó una política económica que implicó la creación del centro bancario internacional.

Pero el punto inclaudicable fue el reclamo para recuperar la plena soberanía sobre la Zona del canal, por lo que Torrijos fue objeto de un fallido golpe de Estado cuando se encontraba de visita en México. Su regreso frustró el golpe y los tratados canaleros se firmaron en septiembre de 1977.

El 31 de julio de 1981, en un aparente accidente de aviación, muere Torrijos. Las dudas sobre el accidente han generado libros y se han señalado posibles causas para eliminarlo, todas ligadas al Canal. Y así llegamos a la etapa de Noriega.

Cuando éste fue enjuiciado en Estados Unidos, su abogado dijo: «El General Noriega tiene en su poder documentos que demuestran los atentados sufridos por él y Torrijos, todo orquestado por agencias del gobierno de Estados Unidos», pero el tribunal no los aceptó como evidencia porque violaría las normas sobre información clasificada.

Invasión anunciada

Los tratados Torrijos-Carter establecían que Estados Unidos debía entregar la zona del Canal a la soberanía de Panamá el primer día del año 2000.Se esperaba más de algún problema de parte de los estadounidenses y las autoridades panameñas así lo señalaban. Un año y medio antes de que se produjera la invasión, las tensiones iban en aumento y llegué a Panamá, donde decenas de periodistas esperaban ser recibidos por el general Noriega.

Al día siguiente de mi llegada recibí un llamado telefónico de uno de sus ayudantes, informándome que la entrevista estaba concedida y sería en la sede de las Fuerzas de Defensa de panameñas.

Fue una larga e interesante conversación, en la que Noriega definió el papel de los militares señalando que no podían estar aislados dentro de sus cuarteles sino que debían «convertirse en parte de los más débiles para ayudarlos a evolucionar socialmente».

Cuando le pregunté ¿quién manda en Panamá? respondió «Somos un país pequeño y no podemos darnos el lujo de estar divorciados de la gestión del presidente».Talvez esto aclare las confusiones que señalan a Noriega como «presidente» de su país convertido en dictador.En su gestión así como en la de Torrijos, siempre hubo un presidente electo.

Analizó los problemas que generaba la desestabilización de la que era objeto Panamá por parte de Estados Unidos y sobre la forma en que eso incidía en la economía de su país y la capacidad de acción de las Fuerzas de Defensa respecto a los tratados canaleros.

Pensaba que «en la medida en que vean que no podemos cumplir, saldrá una ley invalidando a Panamá y diciendo que no tiene capacidad para operar el Canal».

Su mirada estaba puesta en el año 1989, en que se elegiría un nuevo presidente y cambiaba el Director del Canal, que era un norteamericano, y comentó:

«En 1989 será el nuevo presidente de la república el que nombre a un panameño. Panamá entra como patrono de su propia planilla en la solución de fuerzas laborales, administración de tierras, en la contabilidad de sus entradas. Eso da la gran perspectiva para el gobierno del 89 y hace que la lucha política se enriquezca a la manera del calor latinoamericano».

Al preguntarle si veía una salida positiva, respondió que el problema estaba en la interferencia foránea «que hace que esto tenga una curva zigzagueante hasta que llegue el nuevo presidente de la república. La oposición está en la búsqueda de un poder perdido en 1904 por su incapacidad y errores».

La invasión estadounidense impidió que Panamá recuperara entonces el control sobre el Canal y que eligiera un presidente que no fuera del gusto de Washington, porque el mismo día en que ésta se produjo Guillermo Endara juró como presidente de Panamá en una de las bases de Estados Unidos.

Recordar los hechos siempre es útil, sobre todo ahora que el presidente panameño tiene tan buenas relaciones con el país del norte.

Como prueba de ello, su ministro de Seguridad informó hace unos días que Panamá, con Colombia y Estados Unidos, instalará una academia militar de estudios y entrenamiento en patrullaje de fronteras, lo que le daría liderazgo en materia de seguridad regional.

Pero lo real es que las posibilidades de reelección de Martinelli han disminuido, el regreso de Noriega podría favorecerlo, así como a Francia la favorece el convenio para evitar la doble tributación que ambos países firmaron una vez que el militar llegó a Panamá.

Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Salvador Allende.

Fuente: http://alainet.org/active/51636