
La deshumanización contra la población palestina ha calado hondo en espacios de poder europeos, donde no hay grandes denuncias y sí indiferencia y complicidad en la justificación de las masacres contra civiles.
La deshumanización contra la población palestina ha calado hondo en espacios de poder europeos, donde no hay grandes denuncias y sí indiferencia y complicidad en la justificación de las masacres contra civiles.
Este es el último capítulo del genocidio. Es el último y sangriento empujón para expulsar a los palestinos de Gaza. Sin comida, sin medicinas, sin refugio, sin agua limpia, sin electricidad. Israel está transformando a toda velocidad Gaza en un dantesco crisol de miseria humana, en donde los palestinos son asesinados por cientos y, pronto, de nuevo, por millares y decenas de miles, o serán obligados a partir para nunca volver.
“Hay días que no puedo permitirme comer”, comenta Muhammad, residente en la ciudad de Gaza, donde regresó con su mujer y su hijo después de la tregua del 19 de enero, tras más de un año desplazados.
Doctoras, trabajadoras humanitarias o periodistas de la Franja de Gaza describen los retos que enfrentaron en 15 meses de guerra: lidiar con jornadas extenuantes de trabajo y la supervivencia de sus familias, la falta de agua y saneamiento, la proliferación de enfermedades o la amenaza constante de la muerte.
Hollywood, respaldado por los Estados Unidos, siempre ha tratado de crear la imagen del «superhéroe» invencible a través de personajes como Superman, Batman y el Capitán América, figuras destinadas a encarnar el poder absoluto, proteger al mundo y salvar a los inocentes.
Permitir la participación de Israel en este contexto de devastación extrema y asesinatos masivos en Gaza es normalizar la presencia de un Estado investigado por genocidio.