
Joe Biden parece estar apurado en barrer toda la basura debajo de la alfombra para la gran fiesta del 20 de enero, cuando se formalice el cambio de corona y siervos, palafreneros y lacayos de toda clase, que ya están ejercitando sus lenguas, se alineen para tener la oportunidad de lamer las botas o lo que sea del nuevo rey del mundo.