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Perú

Un indeseable nos visita

Fuentes: Rebelión

Casi sorpresiva, y más bien brevísima, fue la visita que hiciera nuestro país el ciudadano venezolano Julio Borges formalmente Presidente de la Asamblea Nacional, el Parlamento de su país. Este publicitado golpista, cuyos movimientos fueron reportados por la «Prensa Grande» y la TV Basura con gran interés, fue recibido solemnemente por la mayoría parlamentaria fujimorista […]

Casi sorpresiva, y más bien brevísima, fue la visita que hiciera nuestro país el ciudadano venezolano Julio Borges formalmente Presidente de la Asamblea Nacional, el Parlamento de su país.

Este publicitado golpista, cuyos movimientos fueron reportados por la «Prensa Grande» y la TV Basura con gran interés, fue recibido solemnemente por la mayoría parlamentaria fujimorista en el Congreso de la República.

Allí recibió el saludo de sus áulicos, los amigos de Alan Garcia -el compradito de Carlos Andrés Pérez- y la suma de representantes de la «mayoría» más bien transitoria que hoy ocupa los puestos en el Poder Legislativo.

Jorge del Castillo, en nombre de los Enemigos de Venezuela, aprovechó la ocasión para denigrar a la Patria de Bolívar, exaltando lo que denominó «los méritos democráticos» del visitante.

En verdad, este Julio Borges ni tiene ningún mérito democrático, salvo los pergaminos que pueda lucir por su condición de parlamentario electo en comicios limpios convocados y regulados por el gobierno al que hoy intenta derribar.

Más allá de ese título, Borges funge como protector de bienes raíces de las mas estacadas figuras de la «contra» venezolana, la misma que liderara el Golpe de abril de del 2002, encabezado por Pedro Carmona Estange, y del cual este inoportuno visitante fuera abierto partidario.

Desde aquellos días de abril en los que los grupos más reaccionarios de Venezuela forzaron la captura del Comandante Hugo Chávez Frías y pretendieron vanamente obligando a dimitir, Julio Borges dedicó su tiempo a enfrentar el proceso liberador bolivariano al que hoy combate con todas las armas pero con los mismos procedimientos del 2002.

Hoy, en efecto, convoca a todas las fuerzas reaccionarias a deponer al Presidente Nicolás Maduro Moros, valiéndose, para eso, de los cuantiosos recursos del Imperio; y de las conexiones que, en el escenario exterior, le brinda la derecha neo liberal en todos sus matices.

Julio Borges simboliza ese movimiento caótico que defeca en las plazas públicas, prende fuego a hospitales materno-infantiles, quema vehículos en las arterias caraqueñas, mata impunemente a policías que regulan el tránsito vehicular en las calles de las Ciudades venezolanas; y promete el infierno a sus compatriotas si no derriban al Gobierno legalmente elegido

Todos los días vemos, a través de la TV basura, los disturbios que ocurren en distintas ciudades del país llanero . Esa televisión, sin embargo nos oculta que los autores de los actos vandálicos -y de las muertes- que hoy asolan Venezuela no son los integrantes de la Guarda Nacional Bolivariana -prohibidos por Ley de portar armas de fuego- ni de las Fuerzas Armadas, que no puede actuar en conflictos internos; sino las bandas de asaltantes, delincuentes y mafiosos que usan incluso niños como escudos, a más de adiestrarlos para fabricar y lanzar bombas Molotov contra los pobladores.

Más allá, sin embargo, de los deméritos que pudiera mostrar este indeseable personaje de la politiquería latinoamericana al servicio del Imperio; debe destacarse la cursilería de los «homenajes» y «reconocimientos» que recibiera en nuestro país de manos de gentes de poca ley.

La Presidenta del Poder Legislativo, contertulia de las salitas del SIN en los años de la dictadura de Fujimori y mujer de confianza del «chinito de la yuca», le ha brindado su «democrático respaldo»; al tiempo que los han hecho personajes tan descalificados como Héctor Becerril, Ürsula Letona y Lourdes Alcorta.

Ellos -que vivieron a la sombra de la dictadura y que hoy protegen y amparan la corrupción más calificada- se desgañitan en elogios a los golpistas de Caracas porque saben que, finalmente, alientan los mismos objetivos: destruir un proceso progresista para entregar a los monopolios del Imperio las riquezas de nuestros países.

Así lo han hecho -y lo siguen haciendo- en el Perú y así pretenden lograrlo en la Patria de Bolívar haciendo escarnio de su mensaje liberador.

En ese mismo espíritu lo ha recibido también en Palacio de Gobierno , el Presidente Kuczyinski. Después de todo, ambos están unidos por un miso cordón umbilical el «modelo» Neo Liberal, que los ata al Capital Financiero y a los grandes consorcios multinacionales, que son los primeros beneficiarios con esas políticas.

PPK, sin embargo, ha tenido que subrayar, más allá de sus propias intenciones, que «no puede inmiscuirse en asuntos internos de Venezuela».

Lo está haciendo sin embargo, cuando ataca cada día al gobierno sudamericano que más ayuda ha proporcionado al Perú en las últimas décadas. Bien podría agradecerle, en nombre de todos los peruanos, al Presidente Nicolás Maduro, las casas donadas, los puentes entregados y las toneladas de alimentos que se ha negado a recibir por pura soberbia.

Lo más ridículo, sin embargo, se produjo la noche de ayer cuando el Alcalde Pueblo Libre, frente a la Casa de Libertador y su Busto, le hizo un «reconocimiento» formal en nombre de la Comuna. Para llevar a cabo, entre cuatro paredes la ceremonia del caso, debió impedir el tránsito vehicular y el paso peatonal, enrejando la Plaza Bolívar. ¡Vergüenza debió darle!

El Perú no está para perder el tiempo recibiendo a golpistas. Muchos problemas agobian hoy a los peruanos y muchas tareas tienen ante sus ojos nuestros gobernantes cada día.

Gustavo Espinoza M. Colectivo de dirección de Nuestra Bandera

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.