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Perú

El fugitivo

Fuentes: Rebelión

En la película de Andrew David, protagonizada por Richard Kimble, «El fugitivo» era inocente, sólo que no pudo probarlo ante los jueces, y fue sentenciado. Alan García no es inocente y los jueces bien podrían probar su culpabilidad en muy diversos delitos. Por eso, ha optado por convertirse en un fugitivo, proclamando una inocencia en […]

En la película de Andrew David, protagonizada por Richard Kimble, «El fugitivo» era inocente, sólo que no pudo probarlo ante los jueces, y fue sentenciado. Alan García no es inocente y los jueces bien podrían probar su culpabilidad en muy diversos delitos. Por eso, ha optado por convertirse en un fugitivo, proclamando una inocencia en la que ni él mismo cree, y que sus aliados celebran por cómplices conveniencias subalternas y electorales.

¡Con qué alegría recibió «la prensa grande» la decisión adoptada por Hugo Velásquez Zavaleta, el Titular del 5to Juzgado Constitucional de Lima, quien resolvió el pasado 31 de marzo declarar nulos los Informes elaborados por la Mega Comisión Tejada y referidos al ex Mandatario, y salvaguardar sus latrocinios!

¡Qué Satisfacción mostró Juan José Garrido, el Director de Perú 21 cuando dijo que ese fallo «estaba cantado»! ¡Y qué contento estuvo Aldo M. cuando abordó el tema el martes 1!

Al compás de la misma música El Komercio puso sus columnas al servicio de los parlamentarios apristas y les concedió espacio ilimitado para que se explayen justificando al Juez .

¡No cabían en su pellejo, por cierto! Su júbilo, eran comparable al de Mercedes Cabanillas. O tal vez al del propio García, aunque éste último «ya sabía» -lo sabe todo, sin duda- que iba a ser amparado por los jueces con quienes anduvo coludido.

Por lo pronto, éste ha pasado a la ofensiva, y ahora ataca al Presidente Humala asegurando que «cobraba cupos por vuelos de narcos en la selva». ¿Qué pruebas aporta? Ninguna. Lo hace apenas para que Fernando Rospigliosi, el asesor de la embajada yanqui, pueda decir: ya ven, todos son iguales. Poner a los dos al mismo nivel, viene a ser una suerte de sueño recurrente para los áulicos de Alfonso Ugarte, que no saben ya más qué hacer.

Y es que gracias a esa campaña y a la cacareada decisión judicial, finalmente, consiguieron lo que tan obsesivamente buscaban: que quedara plenamente consagrada la impunidad de García y que sus críticos tuvieran que archivar el estudio de una Comisión que tuvo el valor de amenazar la tranquilidad casi imperial del ex mandatario. Como lo dijeron en primera plana: «¡Al tacho informe contra García…! ¡No podía ser de otra manera!

En esa misma línea de celebraciones impúdicas, Cecilia Valenzuela le «regaló» una hora de TV al señor García haciendo gala de una deferencia nauseabunda y un servilismo abyecto. Ya mostró esas habilidades antes, por cierto, cuando entrevistó a Keiko. Pero ahora adicionó a sus lisonjas, un matiz de coquetería digno de otro escenario. Mereció graduarse de Waripolera de García.

Para la mafia, una decisión como la dada a conocer por el Poder Judicial, resultaba vital; porque le abría paso hacia lo que constituye el objetivo más ansiado: asegurar que en el «Ballotage» del 2016, compitieran Keiko Fujimori y Alan García. ¡Dos idénticas gotas de mugre!

La resolución judicial les facilita las cosas y los deja en óptimas condiciones. No necesitan más. Ahora, apenas si tienen que luchar para que nadie les mueva esa sentencia. Si alguien lo intentara, habrán de calificarlo de «chavista», «radical», «extremista», «agitador» o «terrorista». Y, si fuera necesario, lanzarlo a las fauces de los leones, para que muera despedazado. ¡Y ya!

Y es que ellos se guían por un precepto inmutable, el que pusieron en boga desde un inicio: a García, no lo toca nadie. Gobernó, por voluntad divina; y consultó sus decisiones con el Creador. ¡Hasta los Narco indultos se dictaron por indicación del Espíritu Santo que cobró forma humana reencarnándose en Miguel Facundo Chinguel. ¡Hasta el Vaticano podría asegurarlo!

Con desparpajo olímpico Juan José Garrido y Aldo M. -los voceros de Perú 21- sustentaron la idea que el Juez obró, en esta causa, con idéntico criterio con que encaró el caso del Congresista Javier Diez Canseco. ¡Mentira!

El Congresista Diez Canseco fue denunciado y condenado sin prueba alguna precisamente por todos los que hoy apañan a García. Y si el Juez tomó la decisión de amparar su queja, ella fue asumida a posteriori de los hechos, es decir, cuando el aguerrido parlamentario arbitrariamente sancionado, ya había sido suspendido y afectado en sus derechos.

En este caso, la situación es inversa: el juez decide antes que ocurra nada. Cuando los informes de la Mega Comisión ni siquiera han sido puestos en debate por la Mesa Directiva de la Cámara, y no están -por lo tanto- en discusión. García no ha sido protegido ante ninguna sanción, porque ninguna ha existido contra él. El Juez Velásquez ha obrado adelantándose a la discusión parlamentaria con el único propósito de «blindar» a García, a fin de neutralizar cualquier posibilidad de sanción posterior.

El caso hubiera sido comparable -por lo menos en lo formal- si el Pleno resolviera aplicar una sanción a García y éste acudiera en busca de amparo a los tribunales de justicia arguyendo que fue víctima de un indebido proceso. Esto último, por cierto, tendría que probarlo, del mismo modo que lo probó -en su caso- Javier Diez Canseco.

Pero nunca estuvo en los planes del Congreso aprobar una sanción contra García. El dictamen de la Comisión Tejada tampoco la propuso. A lo más que podría haberse andado en el tema, era a acusar a García ante el Fuero Penal para que éste lo investigue y sancione de acuerdo a ley. Pero aún eso, habría ocurrido sólo después de un acuerdo del Pleno; y luego que el dictamen de una Comisión de Acusaciones Constitucionales, así lo disponga.

Hubiese sido -y debiera ser en el futuro- el Poder Judicial el que aplique la ley. Y eso ocurre en cualquier país del mundo y en todos los casos penales. Solo se salvan del trámite los que eluden la justicia, se escabullen de un juicio, los fugitivos, quienes huyen para no dar la cara ante un Tribunal. García, por ejemplo.

Comparar el caso Diez Canseco con el tema de hoy, implica un doble propósito: embellecer la imagen de García presentándolo como víctima del mismo atropello que sufrió Diez Canseco; y limpiar al Juez Velásquez, mostrándolo como un Magistrado probo e imparcial.

Ambos propósitos, por deleznables, están condenados al fracaso. Nada puede embellecer la imagen de García que rezuma sangre, mugre y lodo por los poros. Y nada tampoco podrá limpiar al Juez que deshonró a la Magistratura con una afrenta de esta magnitud.

Pareciera que el Honorable quiso demostrar aquello que socarronamente los mismos abogados han convertido en un chiste: Hasta Dios pierde un Juicio -dicen- porque no tiene abogados en el cielo. Todos están en el infierno.

Es claro que la decisión del Juez Velásquez no es, ni podría ser, definitiva, ni inamovible. El expediente deberá ser revisado por la Primera Sala Plena de Lima, y luego, subirá a la Corte. Incluso, en su momento, llegará hasta el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo. Además, tendrá que enfrentar el argumento referido a la independencia de Poderes y en torno a la cual el APRA acuñó una frase memorable: El Parlamento es el Primer Poder del Estado. Y es que nadie puede librarse del peso de la ley sólo porque es García. Finalmente, hablará el pueblo, Y la justicia, será hecha.

Gracias a García, el APRA ha dejado de ser un Partido Político y se ha convertido en una lamentable Corporación Mafiosa. Realidad que ningún aprista en su sano juicio podría admitir. Eso explica el cartel que apareció colgado del Monumento a Haya en el Cercado de Lima: «¡Alan, es culpable!».

Los que hay -los apristas en su sano juicio- debieran recordar que por hechos infinitamente menos graves, la Internacional Socialista retiró de sus filas a Partidos, Movimientos o líderes que afrentaron la imagen de ese colectivo en el que personalidades probas como Olaf Palme, Mahatma Ghandi o incluso Willy Brandt, ofrendaron sus vidas sin recibir nada a cambio.

Llegará el momento en el que los peruanos hagamos justicia y pongamos en el lugar que le corresponde al fugitivo y a los suyos; y que hasta la Internacional Socialista decida librarse del deshonor que implica apañar truhanerías de la magnitud que se le incriminan al señor García.

(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.