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La persistencia testaruda del llamado conflicto interno colombiano, ha hecho eclosionar la dimensión territorial; arcaica realidad histórica del hecho colonial que los historiadores Fank Safford y Marco Palacios, pusieron en imprenta en el 2002 con su libro de sugestivo título: Colombia. País fragmentado. Sociedad Dividida. Tozuda realidad, presentada hoy por el poder mediático dominante, como un monstruo policéfalo de varios poderes fácticos enfrentados, pleno de complejidades y entrelazamiento de contradicciones casi irresolubles.
En un artículo denso, documentado y muy bien escrito, es decir según el método marxista, excelentemente “abstraído y expuesto”, el profesor exiliado en la universidad de Estocolmo, Carlos Vidales, heredero de la sensibilidad humana de su padre el poeta Luis Vidales, entre sus varias y diversas obras escritas en el destierro, logró estudiar analizar y darle una interpretación política (como debe ser) a la explosión social ocurrida en el virreinato de la Nueva Granada en 1781, ampliamente conocida y estudiada en la historia de Colombia como la rebelión de los comuneros del Socorro.
Había pensado no escribir sobre esta problemática específica, dada mi vinculación profesional (y por tanto muy emocional-existencial) como trabajador médico especializado durante más de 30 años en todos los niveles del cada vez más complejo sistema de salud de Colombia, desde lo local hasta el nivel superior o ministerial, pasando por el nivel intermedio, en donde modestamente contribuí a conformar y a consolidar
El pensamiento crítico marxista, pareciera haberse quedado pasmado ante las dificultades, complejidades y contradicciones inextricables difíciles de desentrañar conceptualmente, presentes la tan dinámica y cambiante realidad actual, obnubilado por el relato (o los relatos) que el Imperialismo Global impuso después de la destrucción burocrática de la URSS y el ascenso del hegemón estadounidense sobre sus dos consocios centrales de la troika de dominación y explotación de la periferia, Europa y Japón.
Alberto Pinzón Sánchez, antropólogo colombiano exiliado desde hace más de dos décadas en Alemania, escribió para la Revista RAYA esta semblanza sobre la senadora Piedad Córdoba, quien murió el pasado sábado en Medellín. Es un recuento de la vida personal de «la negra» y sus luchas políticas más fervientes. “Escribir sobre Piedad Córdoba es estrujar la herida sangrante de los últimos 68 años del llamado conflicto social y armado de Colombia”, relata.