Artículos
Con la difícil misión de lograr compromisos concretos de parte de los países para frenar el calentamiento global, comenzó en Glasgow, Escocia, la COP26, cumbre climática que se extenderá durante dos semanas en la que participarán jefes de Estado, empresarios, organizaciones e instituciones, además de activistas.
En el gobierno argentino hay mucha confusión. Entre las cuestiones que están por encima de esa situación una se destaca nítidamente: revertir el resultado de las PASO, que es el tema transversal que atraviesa a todas las demás decisiones y políticas.
Esta última semana, un Informe puso en blanco sobre negro la realidad que el planeta tierra, la única casa que tenemos, está padeciendo. Lo produjo un organismo de las Naciones Unidas, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Esla síntesis de 14 mil artículos científicos que resumen lo que está pasando y el futuro que nos espera, si se insiste en las locuras destinadas a lograr mayores y más rápidas ganancias a costa de la vida en la tierra.
La elección de los representantes por medio del voto universal, secreto y obligatorio cada dos años constituye, en la actual democracia, el momento culminante de este sistema en la Argentina y junto a la exclusividad que tienen los partidos políticos para presentar dichos candidatos, constituye la esencia de este criticado sistema, sin que se haya podido construir una alternativa que mejore la participación de la población.
Una introducción a la magnitud de lo que está pasando con esta Covid lo da el hecho que cerca de dos millones de argentinos dejaron de pertenecer a la clase media, lo que afirma un Informe del Banco Mundial que se ha hecho público. Según el mismo, en el 2019 estábamos por debajo de Uruguay, Chile y Panamá y a fines del 2020 también hemos sido superados por Costa Rica e igualados por Brasil.
Ante los inicios de la campaña electoral, el gobierno argentino no tiene margen para cometer muchos errores. Resolver la cuestión de las vacunas; activar el mercado; poner plata en el bolsillo de la gente; evitar que se le escape el dólar o la inflación; mostrarse ante los acreedores como un buen administrador, son difíciles tareas.
Para el gobierno argentino, sin formalidades pero con fuerza, ya ha comenzado la campaña electoral.
Es sabido que las elecciones, aún las no presidenciales, constituyen, en el actual sistema, la sangre que lo alimenta. Cuando unos comicios se aproximan, una extraña emoción recorre los cuerpos de los políticos. Pero pocas veces, como en estas circunstancias, tienen que controlar esos sentimientos.
Un grupo de investigadores al servicio del Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo, semanas atrás, que la situación social en el mundo podría hacerse compleja y bravía unos meses después de que esta pandemia pasara y las actuales restricciones hubieran terminado.
No quedan dudas que, vista la globalidad de la sociedad argentina, el cristinismo es la fuerza política más poderosa. Eso lo prueban su poder estatal cada día más importante; la reconocida fuerza electoral y de convocatoria de una dirección política unificada en Cristina y -ahora- también su hijo Máximo.