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La segmentación de mercados, desabastecimiento de productos esenciales e inflación impactan en casi todos los grupos sociales de Cuba, especialmente en aquellos con escaso o nulo margen para satisfacer esenciales necesidades de consumo y mejoramiento de la calidad de vida.
La infección de arbustos espinosos y un suelo estéril desaconsejaban apostar por el terreno, pero el agricultor cubano José Antonio Sosa desoyó reparos y dio vida a la próspera finca La Villa, en la periferia de La Habana.
El emprendedor cubano Gabriel Pérez rescató y mejoró técnicas para elaborar harinas artesanales que satisfacen el consumo familiar y abren oportunidades de mercado, además de contribuir con la nutrición de personas celíacas, diabéticas e hipertensas.
Del paisaje yermo de hace una década queda apenas el recuerdo en la finca del productor cubano Juan Miguel Fleitas, quien atribuye la transformación al trabajo constante y la aplicación de técnicas de manejo sostenible y conservación de suelos.
Cuba readecuó sus planes para lograr que en 2030 al menos 37 % de la electricidad provenga de energías limpias, prometedor pero arriesgado desafío para una nación altamente consumidora de combustibles fósiles y con persistentes problemas financieros.
El control de la inflación que agujerea los bolsillos de las familias y concretar estrategias para reducir márgenes de desigualdades, incluidos aquellos en el acceso a alimentos y medicinas, son urgencias planteadas en Cuba para este año.
Ferviente apoyo, críticas y hasta indiferencia suscita en Cuba el próximo debate público sobre el Código de las Familias, una de las más esperadas y polémicas leyes que desarrollará derechos humanos amparados por la Constitución.
Con 85 por ciento de la población inmunizada contra la covid a partir de vacunas nacionales, la estrategia más urgente para el gobierno de Miguel Díaz-Canel pasó a ser ahora el controlar la inflación que golpea a la población cubana.
La cubana Mercedes Calvo abre con satisfacción el grifo para varias tareas domésticas, pero también se preocupa cuando las lluvias, pese a sus innegables beneficios, ponen en riesgo a su vivienda de quedar anegada.
Durante las últimas semanas, 62 barrios capitalinos identificados con los problemas sociales más complejos, comenzaron a recibir el respaldo de ministerios e instituciones gubernamentales para solucionar algunas necesidades básicas.