Luis Brizuela

Artículos

Las nuevas normas con las cuales Cuba aspira a diversificar y potenciar sus actores económicos abren oportunidades para negocios relacionados con el desarrollo sostenible, las soluciones tecnológicas e innovación y con positivo impacto ambiental.

Desde que Joe Biden llegó a la presidencia de Estados Unidos, el 20 de enero, figuras políticas y organizaciones civiles renovaron las exhortaciones para que la Casa Blanca retome la política de acercamiento y diálogo con Cuba, abandonada hace cuatro años.

Con la construcción de trasvases, plantas potabilizadoras y desalinizadoras, e inversiones para modernizar la infraestructura hidráulica, Cuba busca manejar los impactos de sequías e inundaciones que se intensifican con el cambio climático.

Cuba pudiera convertirse en uno de los primeros países de América Latina y el Caribe en inmunizar este año contra la covid a toda su población, a partir de vacunas creadas por su industria biofarmacéutica.

La administración de Trump ha maximizado la presión contra la endeble economía de Cuba. Por su parte, el candidato demócrata Joe Biden afirma que, de resultar electo, cambiará la política hacia Cuba.

Un grupo de organizaciones sociales trabajan parara el reconocimiento legal de la lengua de señas cubana (LSC), a fin de garantizar una mayor inclusión social de las personas con sordera, así como amparar sus derechos humanos y los de la comunidad de oyentes en general.

El nuevo Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional en Cuba busca alcanzar la autosuficiencia en un país importador del 80 por ciento de sus alimentos, y donde los elevados precios, escasa oferta y hábitos de consumo dificultan dietas más saludables.

Urgida por un incremento de la producción de alimentos, aumentar las exportaciones y estimular fuentes de empleo, Cuba acaba de establecer una nueva Política para Impulsar el Desarrollo Territorial, que aspira a incentivar el crecimiento económico mediante el aprovechamiento de los recursos locales.

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