Mario Valdés Navia

Artículos

El angustioso día a día del cubano de a pie no solo está determinado por la crisis pandémica, la inflación galopante y los apagones imprevistos, sino también por las dificultades para la recepción de las generosas remesas enviadas por sus familiares del exterior, una de las fuentes principales de ingresos de los hogares desde hace tres décadas.

Según Marx, todas las leyes económicas se podrían sintetizar en una sola: la del ahorro del tiempo. La mayoría de las categorías económicas —productividad, intensidad, acumulación, eficiencia, etc.—, tienen que ver con la disminución del tiempo.

El pasado 16 de abril fue inaugurado el VIII Congreso del PCC con trecientos delegados —cifra disminuida por la amenaza de la Covid-19— en representación de poco más de 700.000 militantes.

Aunque algunos consideran al Comunismo de guerra (CG, 1918-1921) como la política concebida por los bolcheviques para instaurar el socialismo en la Rusia soviética, y a la Nueva política económica (NEP, 1921-1927) un paso atrás respecto a aquella, las evidencias históricas indican lo contrario.

Ante las insatisfacciones y dificultades constatadas a un mes de su aplicación, el presidente Díaz-Canel convocó a «reordenar la Tarea Ordenamiento» (TO).

Pocos meses faltan para conmemorar el décimo aniversario del dramático ultimátum lanzado por Raúl ante la Asamblea Nacional en diciembre del 2010:

Los dioses inmortales se entretenían en cualquier cosa con tal de matar el tiempo: hazañas, fiestas, caprichos, amores, desventuras. En la vida de los mortales −individuos o pueblos− es muy importante distinguir lo urgente y lo fundamental.

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