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El presidente Andrés Manuel López Obrador reaccionó ante la conformación de la coalición Va por México integrada por el PRI, el PRD y el PAN.
El autor de este artículo plantea que Biden no ha sido capaz de pensar un proyecto nacional diverso que englobe una pluralidad de de identidades, razón por la cual sus respuestas en el debate, como las de muchos otros tantos políticos estadounidenses blancos y de clases adineradas, generaron más dudas que certezas.
De entre la multiplicidad y la diversidad de problemáticas que los analistas, tanto de izquierda como de derecha, sostienen de manera permanente en sus agendas de discusión para ofrecer todo tipo de diagnósticos sobre las condiciones imperantes en la vida pública nacional, en tiempos de la 4T, sin duda, aquellos que tienen que ver con las confrontaciones entre el presidente de México y ciertos grupos empresariales en el ramo de la radiodifusión y la prensa escrita son algunos de los que más presencia mediática y mayor impacto político tienen en el día a día, lo mismo al interior del proyecto de gobierno de López Obrador que entre aquellas personas (físicas y morales) que desempeñan sus labores cotidianas en esos ámbitos específicos del uso de la palabra.
Para lograr normalizar el rechazo de la visita de López Obrador a Trump, el conservadurismo y su comentocracia se han valido de revivir el recuerdo de la accidentada relación entre Peña Nieto y Donald Trump, sacando ventajas de varios pasajes vividos en esos momentos en los que el entonces presidente mexicano quedó, ante México, América y Estados Unidos, como una figura incapaz de hacerse respetar por su contraparte anglosajona.
El miedo generalizado a que el Covid-19 se expanda por territorio estadounidense ya comienza a mostrar sus primeros signos en las masas: exigiendo medidas más duras y actitudes más autoritarias e intransigentes para contener a la epidemia (haciendo lucir a Trump como un «demócrata de consensos y mano blanda ante los problemas»).