
Categoría: África

Ludo De Witte investiga un «crimen fundacional» que decapitó una democracia joven y una monarquía antigua.

Hoy Burkina Faso, que se encuentra entre los cinco países más pobres del mundo y casi 11 de sus 20 millones de habitantes viven bajo el umbral de pobreza, se halla envuelta en una marea de manifestaciones populares dado el fracaso de las políticas de seguridad llevadas por el presidente Roch Kaboré, reelegido el año pasado para otro periodo de cinco años.

A pesar de las intervenciones del enviado especial de Estados Unidos al Cuerno de África, Jeffrey Feltman, de manera concreta nada se ha logrado para detener el conflicto que desde hace poco más de un año no solo ocupa a Etiopía, sino que amenaza con incendiar buena parte de la región, (Ver: Etiopía, un largo año de desolación.). Feltman, declaró a su llegada a Washington desde Addis Abeba que “Si bien hay un progreso incipiente hacia una resolución diplomática del conflicto, se corre el riesgo de ser superado por la escalada militar que involucra a ambos lados”.

Después de un golpe de Estado en octubre que se encontró con una fuerte resistencia popular, el ejército de Sudán ha llegado a un acuerdo con los políticos civiles que deja intacto su poder. Pero los comités de resistencia que han liderado la lucha por la democracia no aceptan esta traición.
Estas explotaciones violan numerosas leyes internacionales. Hasta la misma ONU ha manifestado en numerosas resoluciones calificando estas actividades como ilegales y clandestinas realizadas con el aval de la comunidad internacional, impunemente, permitiendo a Marruecos enriquecerse a costa de los saharauis; que están en el paro, cobrando salarios indignos, en el exilio o sobreviviendo en los campamentos de refugiados de Tinduf.

La violencia extremista hace tambalearse al gobierno de Burkina Faso, a la vez que una espiral de ataques se desencadena en Uganda. Al mismo tiempo, los y las sudanesas siguen defendiendo sus conquistas democráticas en la calle, sin desfallecer, y en Nigeria las pruebas dan la razón a la sociedad civil que había denunciado que el ejército disolvió sus manifestaciones con fuego real.