En plena noche del miércoles 30 de agosto, poco después del anuncio de la victoria electoral del presidente en ejercicio, Ali Bongo Ondimba (en el cargo desde 2009 y, por tanto, en su tercer mandato, descendiente de la familia que gobierna el país desde hace más de medio siglo), fue depuesto y detenido por un grupo de miembros de las fuerzas armadas.