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Mesoamérica

Conquistas de mujeres difícil de concretar

Fuentes: IPS

La mujer mesoamericana, tras duras batallas, logró avanzar en el respeto de sus derechos en el decenio 2001-2010, pero aún cuesta materializar esas conquistas en la vida cotidiana, coinciden académicas. «Hay logros varios, sobre todo, en lo formal y legal en favor de los derechos de las mujeres», aseguró a IPS Adelay Carías, investigadora de […]

La mujer mesoamericana, tras duras batallas, logró avanzar en el respeto de sus derechos en el decenio 2001-2010, pero aún cuesta materializar esas conquistas en la vida cotidiana, coinciden académicas.

«Hay logros varios, sobre todo, en lo formal y legal en favor de los derechos de las mujeres», aseguró a IPS Adelay Carías, investigadora de la no gubernamental hondureña Feministas en Resistencia.

«Ahora todos los países poseen leyes contra la violencia doméstica y tienen institutos nacionales de la mujer. Además, hay fiscalías de la mujer y el movimiento feminista se ha posicionado ante los estados con una importante capacidad de incidencia y diálogo», agregó en referencia a la región mesoamericana.

La zona comprende los nueve estados del sudeste mexicano más Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, con una población de unos 70 millones de personas, en gran parte mujeres y niños pobres.

A pesar de los progresos, la activista cree que estos logros aún no son tangibles para ellas. «Los cambios reales y sustanciales en la vida de las mujeres todavía son grandes desafíos», dijo.

Carías citó que en lo económico, la violencia y otros aspectos se siguen coartando los derechos femeninos, una situación que ha adquirido un tinte particular en Honduras derivado del golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya en junio de 2009.

«Las mujeres teníamos derecho a utilizar la pastilla anticonceptiva de emergencia desde hace 20 años pero al día siguiente del golpe la prohibieron. Hemos sido víctimas de represión y nuestro Instituto Nacional de la Mujer fue debilitado», se quejó.

Walda Barrios, directora del programa de género de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en Guatemala, dijo a IPS que, sin duda, en este decenio se ha caminado en la lucha por los derechos de la mujer mesoamericana.

«En países como Costa Rica, México, Guatemala y El Salvador hay legislación específica que condena la violencia de las mujeres de manera particular con el concepto de feminicidio», ejemplificó.

También observa adelantos en otros campos. «En el caso guatemalteco hemos visto que se han abierto espacios académicos e institucionales como la creación del Instituto Universitario de la Mujer de la universidad de San Carlos», mencionó.

Esta nueva institución comenzó a funcionar en 2005 y entre sus funciones está potenciar la participación de las mujeres en la conducción del desarrollo de Guatemala y plantear soluciones para eliminar la opresión, exclusión y discriminación de que son víctimas.

Barrios también reconoció que se fortaleció la Secretaría Presidencial de la Mujer, creada en 2000 con el fin de coordinar las políticas públicas para promover el desarrollo femenino.

Pero no todo han sido conquistas femeninas en la última década. La marginación de la mujer en la arena política continúa, consideró la activista. Y los datos lo confirman.

Según la Unión Interparlamentaria Mundial, en la región mesoamericana Costa Rica es el que cuenta con más representación parlamentaria femenina, con 39 por ciento del total de legisladores, seguida por México con 26 por ciento, hasta llegar a Belice que no tiene ninguna diputada.

«También hubo retrocesos como en el caso del aumento de la violencia contra las mujeres», indicó Barrios. Aunque, paradójicamente, ha aumentado el número de instituciones que velan por sus derechos y de leyes que castigan estos crímenes.

En 2009, organizaciones de mujeres denunciaron más de dos mil feminicidios ocurridos en los países de América Central y México. En Guatemala, el más hostil del área para las mujeres, más de 5.000 mujeres fueron asesinadas entre 2000 y 2011 sin que nadie pueda frenar las ominosas cifras.

«Es el machismo, el patriarcado, el pensar que nuestro lugar es ser madres, esposas y guardianes de la casa y producir conocimiento es cosa de hombres. Aunque ha ido cambiando, es la ideología dominante», señaló Barrios.

Mayra Alvarado de la no gubernamental Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas, UNAMG comparte los mismos criterios que Barrios, pero quiso poner énfasis en sus preocupaciones.

«Hay cambios favorables para las mujeres en sí, pero después de diez años el tema de la violencia se ha incrementado de manera desbordante, mientras que en materia política hay dificultades para que las mujeres puedan acceder a puestos públicos», dijo a IPS.

«Las condiciones de desigualdad social como la pobreza en que sobreviven la mayoría de las mujeres, el analfabetismo, menos oportunidades para la educación, etcétera, conducen a la violencia», explicó.

En el mundo femenino también hay grupos que sufren la marginación de forma particular, a menudo, más cruel: las mujeres indígenas, aunque en este campo también se han superado obstáculos.

«Muchas mujeres crecieron ya en conciencia de ser personas valiosas que pueden aportar y eso es una batalla ganada, porque ha sido un pueblo siempre relegado», dijo a IPS la mexicana Margarita Mayoral del no gubernamental Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas.

«Se creía incluso que no eran personas, sino animales», remarcó.

«Por supuesto que falta mucho», reconoció, pero «hay que reconocer la conciencia de muchos indígenas mujeres y hombres que han recuperado su dignidad».

Fuera del decenio, en México, donde conviven 62 pueblos autóctonos, consideró que fue clave el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), «porque se visibilizaron los pueblos indígenas quienes dijeron estamos presentes y queremos que nos tomen en cuenta como sociedad».

El 1 de enero de 1994, miles de indígenas del sureño estado mexicano de Chiapas organizados en el EZLN declararon la guerra al gobierno e informaron que avanzarían hacia la capital para instaurar el socialismo, algo que tras 15 días de combates finalmente no sucedió, pero que sí llamó la atención de estos pueblos.

Pero la lucha continúa. «Las y los indígenas tienen que ser los sujetos activos de su propio desarrollo en la medida que van creando conciencia de su ser, de personas valiosas y que pueden aportar a toda la sociedad y a todo el mundo», concluyó.

Fuente: http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=98591