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La fortaleza de un Caribe unido

Fuentes: Rebelión

La fragilidad de los Estados naciones del Mar Caribe está en que su relativo aislamiento geográfico les hace más vulnerables a los embates de la naturaleza que en los países anclados en tierra firme que los pueden enfrentar con desplazamientos internos. También son políticamente débiles ante las ambiciones de la superpotencia estadounidense cuya voracidad hegemónica […]

La fragilidad de los Estados naciones del Mar Caribe está en que su relativo aislamiento geográfico les hace más vulnerables a los embates de la naturaleza que en los países anclados en tierra firme que los pueden enfrentar con desplazamientos internos.

También son políticamente débiles ante las ambiciones de la superpotencia estadounidense cuya voracidad hegemónica en el continente les aconseja mantener las ligaduras históricas con sus antiguas metrópolis europeas para, de alguna manera, disuadir a Washington de la misma forma que lo hace Canadá, pese a ser esta última una inmensa nación.

La unidad y la integración que se forja en la región caribeña se basan en los principios y propósitos consagrados por el Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas, apoyados por el compromiso común de respeto irrestricto a la integridad territorial y la no injerencia en los asuntos internos de cada Estado nación. Los líderes de los 15 países que forman parte de la Comunidad del Caribe (CARICOM) encabezados por el presidente de esa organización y primer ministro de Granada, doctor Keith Mitchell, y el Jefe de Estado cubano, General Raúl Castro, copresidieron a inicios de diciembre del recién concluido año 2017 la Sexta Cumbre CARICOM-Cuba, que tuvo lugar el 8 de diciembre en Saint Mary’s, Antigua y Barbuda, coincidiendo con el 45º aniversario de las relaciones diplomáticas entre los Estados independientes del CARICOM y la República de Cuba. Estaban también en la cita los primeros ministros de Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Guyana, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Trinidad y Tobago, y el presidente de Haití.

En sus previas Cumbres de La Habana 2002, Bridgetown 2005, Santiago de Cuba 2008, Puerto España 2011 y La Habana de 2014, los participantes habían podido constatar el aporte significativo que para el fortalecimiento de las relaciones entre sus naciones les ha significado la integración colectiva con la mayor de las Antillas.

Profundamente conmovidos por las pérdidas de vidas humanas y el gran daño económico provocado por el reciente azote de los huracanes Irma y María en la región, y preocupados en grado sumo por el efecto negativo en sus procesos de desarrollo de estos desastres naturales, los líderes caribeños debatieron sobre la necesidad de aunar esfuerzos para mejorar la productividad, la infraestructura, la conectividad aérea y marítima de sus países; así como fortalecer la capacidad de reducción del riesgo de desastres y de enfrentar los fenómenos climáticos extremos cada vez más frecuentes y ruinosos para los pequeños Estados insulares en vías de desarrollo.

Orgullosos de su identidad caribeña compartida y del sólido y elevado nivel alcanzado en las relaciones políticas bilaterales que les han permitido hacer avanzar sus agendas de desarrollo nacional sobre la base de solidaridad y cooperación regional que les permite enfrentar sus vulnerabilidades comunes, especialmente en las esferas económica y medioambiental, los altos dirigentes caribeños debatieron acerca de la mejor manera de trabajar unidos por el desarrollo sostenible de sus países enrumbados a la construcción de sociedades más inclusivas y justas.

A partir de un tratado firmado en esta VI Cumbre de Antigua y Barbuda, los países miembros de CARICOM y Cuba aumentarán sus nexos en el turismo. El ministro de Turismo de Cuba, Manuel Marrero, firmó en esa ocasión un memorando de entendimiento con los países miembros de la CARICOM para fomentar el turismo multidestino partiendo del convencimiento de que de tal forma se al Caribe hace mucho más atractivo como destino porque los turistas pueden en un solo viaje visitar varias naciones.

Los líderes políticos de la región se manifestaron persuadidos de que para lograr tal objetivo en función del crecimiento económico regional será necesario solucionar los problemas de conectividad entre las islas caribeñas que obstaculizan este empeño.

Está previsto incrementar el uso de cruceros en el Caribe, que es ya la región con la más intensa explotación de esos medios de transporte en todo el mundo. Se señalaron los inconvenientes de esa modalidad de turismo, como el hecho de que pese a que en muchas de las islas entran varios cruceros cada día, lo hacen por unas pocas horas y no dejan grandes beneficios. Al respecto, se intercambiaron ideas llamadas encontrar mecanismos que promuevan la extensión de los períodos de pernoctación en hoteles para ampliar su tiempo de apreciación de los atractivos de las islas.

La VI Cumbre de CARICOM sirvió también para desvirtuar la malintencionada teoría de que el gran interés de los turistas de todo el mundo por Cuba significa una amenaza para las demás islas, siendo lo cierto que tal circunstancia constituye una ventaja porque amplía las oportunidades del turismo para todo el Caribe.

Blog del autor: http://manuelyepe.wordpress.com/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.