Poco a poco se va descorriendo la cortina, y la ciudadanía comienza ver el verdadero rostro del régimen. Martin Vizcarra se perfila de manera más nítida como el continuador de los grandes esquemas de gestión, de la administración depuesta de Pedro Pablo Kuczynski No es que el gobierno actual sea mejor, ni peor que el […]
Poco a poco se va descorriendo la cortina, y la ciudadanía comienza ver el verdadero rostro del régimen. Martin Vizcarra se perfila de manera más nítida como el continuador de los grandes esquemas de gestión, de la administración depuesta de Pedro Pablo Kuczynski
No es que el gobierno actual sea mejor, ni peor que el anterior. Ambos tienen en común una línea de trabajo muy concreta: buscan ajustar el rumbo dictado por el Fondo Monetario Internacional para cumplir las recetas Neo Liberales, hoy en boga. Tienen distintas modalidades operativas, diferentes estilos; pero es cada vez más claro que una misma esencia.
A Vizcarra, lo que le interesa es estabilizar su gestión y «dejar obra» como capital político para «más adelante». Necesita, entonces, «hacer caja», y ve sólo los bolsillos populares para obtener recursos, dado que tiene miedo al keikismo -que hoy lo apoya- -y está vedado de tocar los ingentes ingresos de la clase dominante.
Las cifras son categóricas. El «ajuste» dispuesto, y referido al precio de los combustibles, el incremento del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) y otros; sumado a la recaudación fiscal, le permitirán al Estado obtener una cifra muy alejada de sus requerimientos formales: alrededor de 4 mil millones de soles. Pero el gobierno afronta un déficit de 27mil millones, que no tiene voluntad de encarar. Por lo menos no, adoptando las medidas que debiera aplicar para realmente salir adelante.
Hay que recordar que sólo en el 2017, se registró una evasión tributara situada en los 17 mil millones de soles, además de 440 millones que no se cobran a empresas acostumbradas a burlarse del país, como la Telefónica de España y la empresa chilena de aviación -LAN- . A esta cifra, hay que añadir los 35 mil millones que los ricos no paga nunca; lo que haría un total de 53 mil millones, que, de cobrarse, permitirían al Estado no sólo afrontar crisis, sino también contar con recursos solventes para atender requerimientos básicos de la población.
Como es fácil constar, el fardo lo paga el pueblo. Recientemente creció el desempleo y se perdieron más de 200 mil puestos de trabajo. El número de pobres, se incrementó en 470 mil personas; como no ocurría en las últimas décadas. Por si esto fuera poco, hoy el 42% de los niños, afronta problemas de desnutrición, a más que las poblaciones más deprimidas registran calamidades de todo orden..
Por lo demás, el incremento de la violencia, la inseguridad ciudadana, el crecimiento de la ola delictiva, así como la multiplicación de los feminicidios que se constata en el país; no responde a una maldición divina, sino sólo a la agudización de la crisis en todos los órdenes de la vida peruana
Eso se explica también por el accionar de la Mafia y por el clima de impunidad que rodea sus prácticas. Las sistemáticas denuncias ciudadanas contra el Congreso de la República -y en particular contra la práctica de la irrita «mayoría parlamentaria» fujimorista- así como el virtual blindaje otorgado por el Keikismo en beneficio de la propia Keiko Fujimori y su socio Alan García; han terminado por hastiar a importantes segmentos ciudadanos, lo que ha permitido que crezca la protesta social.
Los «privilegios» parlamentarios han llegado a hartar a la ciudadanía, como consecuencia de las denuncias referidas a cobros indebidos, adquisición de televisores, instalación de frio bares y la compra de otros equipos de tecnología sofistica. La calle ha hablado, y seguirá haciéndolo en voz alta, y de manera creciente.
El hecho que la «mayoría parlamentaria» proteja a las Cooperativas de Crédito comprometidas en Lavado de Activos y en otros negocios vinculados al Narcotráfico, no ha sido sino la gota que ha rebalsado el vaso en la materia, y ha terminado por desacreditar al Congreso de la República, donde la «mayoría parlamentaria» artificialmente construida, ha hecho de las suyas.
Esta «mayoría» por lo demás, luce muy desacreditada, Muchos de sus integrantes afrontan denuncias del más variado signo: Falsificación de documentos, ligazón con el Narco Tráfico, Lavado de Activos, tráfico de influencias, y otras lindezas
Pero el pueblo no está, ni contento, ni pasivo. Por el contrario, en el escenario se perfila el rostro de un país convulso, que no cambia su rictus aunque busquen «amansarlo» con temas deportivos.
Los recientes Paros Generales en Cusco, Madre de Dios, Arequipa, Juliaca, Puno, Tacna, y los que ocurrirán en los próximos días en Chiclayo y en Huancayo; no son sino expresión del rechazo popular a la política oficial; y se perfilan como el más franco repudia a la Mafia apro-fujimorista.
Por lo demás, nuevamente se han registrado grandes movilizaciones en nuestra capital y y en diversas ciudades del interior. Las Marchas del pasado 3l de mayo demandando el cierre del Poder Legislativo, y luego la del 1 de junio ante la trágica muerte de Evyi Agreda; no son sino la punta del Iceberg, que anuncia el avance soterrado de un descontento social que habrá de estallar en cualquier momento.
El martes 5 habrá otra jornada de lucha; pero ésta, no será la última. La voluntad de quienes la auspician, es mantener en alto la demanda popular marcando a fuego los intereses de la Clase Dominante.
Distintos segmentos de la población asoman involucrados en las movilizaciones que han tenido lugar en los últimos días: estudiantes, profesores, mujeres, pescadores, cooperativistas agrarios y poblaciones rurales. En todas partes ha asomado un mismo deseo: acabar con este «modelo» que sólo engendra miseria y desolación.
Ante la aguda crisis que corroe las bases mismas de la sociedad, lo que urge, es unir al pueblo, organizarlo, elevar su conciencia política y acompañar sus luchas alentando su fortaleza y su voluntad. Esto se ha venido repitiendo, y aún no ha calado de modo suficiente en el escenario nacional. Los intereses electorales que asoman nuevamente, no debieran acaparar el interés de las vanguardias del pueblo. Con miras más altas, debieran divisar el horizonte, y ver las luces que anuncian una nueva aurora.
Gustavo Espinoza M. Colectivo de dirección de Nuestra Bandera.
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